12.02.2014 | Derechos Humanos
Vecinos que tienen memoria
Recuperaron la historia del ex Centro Clandestino de Detención Mansión Seré. Hoy organizan charlas y aportan datos en los juicios de lesa humanidad.
Por:
Daniel Enzetti
Es el único organismo de Derechos Humanos del país integrado por vecinos, creado hace trece años, cuando la Argentina se incendiaba. En esa época, fines de 2000, recordar el pasado reciente sembrado con miles de crímenes de la dictadura cívico-militar no era política de Estado. Y tampoco era habitual que la gente de un barrio, jaqueada por el desgobierno delarruista, dejara por un minuto de pensar en cómo llegaba a fin de mes y se juntara para repudiar a los genocidas, pedir justicia y convocar a las nuevas generaciones, buscando que el recuerdo del horror fuera permanente y sirviera para crecer.
El lugar que eligieron para juntarse fue el predio que ocupó la ex Mansión Seré, un imponente edificio de dos plantas ubicado en Castelar, partido de Morón, usado como Centro Clandestino de Detención entre 1976 y 1978, y que por órdenes de Jorge Videla fuera dinamitado cuando cuatro detenidos-desaparecidos lograron escapar, descolgándose con sábanas desde las ventanas superiores.
La Asociación Seré por la Memoria y la Vida no tuvo muchos problemas en elegir el nombre. Conformado por amas de casa, profesionales, trabajadores, estudiantes y algunos militantes, los que arrancaron en el grupo pudieron ser testigos directos de cómo la Mansión, a metros de sus domicilios, había servido como lugar de encierro y tortura. Y a la hora de llamarse de alguna manera, no estaba mal hacer referencia a la Casa de la Memoria, un chalet levantado en el predio del CCD y elegido como sede de la Dirección de Derechos Humanos del municipio moronense por iniciativa del ex intendente Martín Sabbatella.
Una de las primeras iniciativas de la asociación, más allá de actividades culturales, convocatorias artísticas, charlas y encuentros, fue recuperar para el patrimonio nacional los restos de la mansión, que después de los explosivos puestos por Videla, y en ruinas, aguantó estoica hasta 1985, cuando el ex jefe comunal del radicalismo, Norberto García Silva, decidió derrumbarla por completo.
Las paredes del lugar, también llamado "Atila" en la jerga represiva que la Fuerza Aérea desplegaba en la zona, todavía conservaban marcas hechas por los secuestrados y pruebas de su cautiverio, e incluso fue uno de los puntos visitados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en busca de datos utilizados en el Juicio a las Juntas. Hoy, un equipo integrado por más de treinta arqueólogos, antropólogos, arquitectos y ambientalistas dependientes de la comuna del oeste bonaerense desarrolla aquella idea, que permitió crear un espacio de visita que incluye las construcciones subterráneas donde permanecieron secuestradas aproximadamente 300 personas.
"Lo importante es que acá convivimos gente común, sin militancia partidaria, con otra que viene peleando desde hace varias décadas por la memoria", dicen los vecinos. "Nos unen las ganas de contar lo que pasó, y trasmitírselo a los pibes." Nora Cortiñas también es vecina de Castelar y miembro de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo. En plena dictadura, tratando de ver si su hijo Gustavo estaba cautivo en Seré, acostumbraba pasearse por el predio haciéndose la distraída y simulando querer comprar la propiedad. "Váyase, señora, acá no hay nadie, es una casa de familia", le contestaban. Otro de los objetivos de la asociación es aportar datos y colaborar con las investigaciones de las causas judiciales abiertas a los represores. Su trabajo fue clave, por ejemplo, en el proceso que juzgó y condenó a efectivos responsables de secuestros y desapariciones en la Subzona 16, que abarcaba distintos CCD además de Seré, como la Regional de Inteligencia de Buenos Aires de Morón (RIBA), la enfermería del Hospital de Haedo y la Comisaría 1ª de Castelar.
Varios fundadores ya no están. José Luis D'Andrea Mohr, destituido como capitán del Ejército por Videla cuando repudió el golpe de Estado e investigó cientos de desapariciones de colimbas que después volcó en los libros El Escuadrón Perdido y Memoria Debida. O Jaime Steimberg, otro de los que aportó mucha información sobre soldados secuestrados y torturados, a partir de la desaparición de su hijo Pablo. Tampoco Delicia Córdoba de Mopardo, una de las fundadoras de Madres, y a quien la dictadura le arrancó cuatro familiares directos.
Con los aportes de María Teresa Antón, Raúl Sabbatella, Rosa Resnicoff, Sara Steimberg y Pepa de Noia, entre muchos otros vecinos, la entidad comenzará a reunirse en los próximos días para programar el año. Y organizar, junto con la Casa de la Memoria, una de las actividades más importantes que realiza desde hace más de una década: charlas en escuelas secundarias sobre distintas temáticas de Derechos Humanos, y visitas guiadas para que los pibes conozcan qué pasó en aquellos años en un barrio tomado por el terror.
Fuente: Tiempo Argentino
La agencia de noticias de DH se edita desde 2007. Marcho con tu rostro y llevo en mi memoria tu proyecto politico
No hay comentarios:
Publicar un comentario