miércoles, 24 de febrero de 2016

Piden condena de 20 años de prisión para Levín y dos policías



Por Elena Corvalan
Las querellas pidieron que el empresario Marcos Jacobo Levín sea condenado a 20 años de prisión, como partícipe necesario de los delitos de privación ilegítima de la libertad calificada en concurso real con tormentos. Igual pena pidieron para los policías retirados Víctor Hugo Almirón y Víctor Hugo Bocos, en su caso como coautores de estos delitos, mientras que para el policía Enrique Cardozo solicitaron 18 años de prisión, atendiendo a su condición de subordinado en enero de 1977, cuando detuvieron y torturaron a Víctor Manuel Cobos.
Los abogados querellantes Susana Aramayo, David Leiva, Grisel Kolbl y Oscar Rodríguez se tomaron más de 5 horas para fundamentar su solicitud de condena para los cuatro hombres que llegaron acusados por la detención y las torturas que padeció Cobos luego de que fuera denunciado por Levín por una supuesta estafa que nunca fue probada.
“No encontramos atenuantes”, explicó ya sobre el final de los alegatos Grisel Kolbl, y enumeró las razones para pedir estas penas: se trata de “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado”; se utilizó el aparato organizado del poder estatal, sus policías, sus jueces; se valieron del gran poder empresarial. Y, del otro lado, “la indefensión de la víctima”, un simple trabajador enfrentado a estos poderes; el“doble carácter de la tortura” y el daño que sufrieron él y sus familiares. La abogada dijo que las penas tienen un “claro contenido reparatorio para Víctor Manuel Cobos”.
Kolbl sostuvo: “Se encuentra probado que Bocos dirigía las sesiones de tortura”, que “Cardozo aplicaba la picana”, que ambos instaban a los trabajadores para que se auto incriminaran bajo tortura. Y que “Levín proporcionó la lista de los trabajadores que debían ser torturados”, que “supervisaba la tortura”, “proporcionaba los medios de movilidad” y “obtuvo ganancias del disciplinamiento de sus trabajadores, que a partir de ahí se quedaron sin representación de la UTA (Unión Tranviarios Automotor)”. Levín, Almirón, Bocos y Cardozo, escucharon en silencio, detrás de sus abogados, separados del público por las columnas de la sala.


“La comisaría de Levín”
Luego de que Aramayo trasara un perfil de la víctima y de que Leiva hiciera un repaso por el contexto histórico en que devino la aplicación del terrorismo de Estado en la Argentina, Rodríguez sostuvo que la detención ilegal y las torturas de un número todavía indeterminado de trabajadores de La Veloz del Norte fue “un eslabón más” del plan sistemático de eliminación de personas ejecutado por la última dictadura. Afirmó que el rol del empresario fue“determinante” por el poder económico que tenía y el poder sobre los policías. “Levín ha tenido efectivo dominio de la acción”, a tal punto que “la Comisaría 4° era la comisaría de Levín”, enfatizó.
El querellante aseguró que el secuestro de Cobos y de los otros empleados (que todavía esperan una decisión de la Justicia para avanzar en el juicio) “está en un contexto de sistema de poder y tiranía” y “por eso es de lesa humanidad”; como una muestra de que estos hechos encuadran dentro de este tipo de delitos, recordó que “hace 40 años que ocurrió esto y todavía no tenemos sentencia”.
El abogado sostuvo que hubo una “empresa criminal conjunta”, por lo que los acusados son coautores. Sin embargo, como Levín no era funcionario estatal le aplicaron la figura de partícipe necesario.
Rodríguez hizo una apelación al Tribunal para que considere que no se puede aceptar que en el país haya detenciones como las llevadas a cabo por la Comisaría 4°, sin orden judicial, sin acta de detención, sin la asistencia del Estado para informar a sus familiares y darles la oportunidad de tener un abogado defensor.
Monstruo bicéfalo
El abogado David Leiva recordó ayer que el Estado terrorista tuvo un doble estándar. “Fue un monstruo de bicéfalo, un monstruo de dos cabezas”, uno Estado legal, a la vista de todos, que seguía con la administración, con los servicios a los contribuyentes, y otro ilegal, “que es el que sufrió Cobos” y los perseguidos por la dictadura.
Siguiendo con ese doble estándar, sostuvo que en la Comisaría 4° existía un orden legal, que el normal, habitual de una dependencia policial, “pero en determinado momento había un orden ilegal”, compuesto por Víctor Hubo Bocos, Víctor Hugo Almirón, Enrique Cardozo, el “Sapo” Toranzos, Flores y otros policías que participaban de actos de terrorismo. “Decimos que la Comisaría 4° formó parte del circuito represivo en Salta”, afirmó.

martes, 16 de febrero de 2016

Lesa humanidad: “Bocos y Levín eran chanchos amigos”



“(Víctor Hugo) Bocos entraba a la empresa (La Veloz del Norte) como dueño. Decía: ‘Hola che; che, Marcos’”. De esta manera describió el testigo Jorge Alberto Alonso la relación entre Marcos Jacobo Levín, el dueño de La Veloz  y el subcomisario señalado como activo represor: “Bocos iba a la empresa y pasaba a la oficina del dueño, (…) entre ellos eran chanchos amigos”, sostuvo.
Alonso, ya fallecido, fue chofer de La Veloz del Norte. En enero de 1977 quedó entre los empleados acusados por Levín de un fraude a su empresa. Fue detenido, llevado a la Comisaría Cuarta de esta ciudad y torturado con picana exigiéndole que confesara el delito que se le atribuía. Es todo lo que se puede decir de su estancia en la Comisaría porque en 2008, cuando declaró en la Justicia Federal, cerró toda descripción afirmando que vivió momentos que “no desea recordar”, según se asentó en el acta de su testimonio.
Sí dijo que en la Comisaría vio detenido a su compañero de trabajo Víctor Manuel Cobos, y que luego de la detención siguió trabajando en La Veloz, con lo cual entendió que su dueño “tan malo no fue”.
En su testimonio, leído ayer en la última audiencia de incorporación de pruebas en el juicio que ante el Tribunal Oral Federal de Salta se le sigue a Levín y a tres policías retirados por la detención ilegal y los tormentos sufridos por Cobos en 1977, Alonso también recordó que el jefe de la Cuarta era el comisario Víctor Hugo Almirón y que el segundo era el subcomisario amigo de Levín, tanto, que el empresario le había regalado una cupé Torino.
Esto fue todo lo que dijo de Bocos, porque enseguida aclaró que “no quiere recordarlo ni verlo nunca más”.

Por amigo de Cobos

También por lectura se corporizó el testimonio del chofer Miguel Ángel Rodríguez (fallecido), quien en 2011 aseguró que su detención en 1977, las torturas y el hostigamiento que padeció en su trabajo, se debieron a que era muy amigo de Cobos y a que simpatizaba con el gremio.
Entre los policías que lo detuvieron estaban Bocos, Enrique Cardozo (el tercero que está siendo juzgado en este proceso) y Figueroa. Lo subieron a un automóvil Ford celeste y le pusieron una capucha. Una vez en la Cuarta lo ataron de pies y manos con una lonja de cuero, lo arrojaron en una pieza oscura y prepararon el ambiente para la tortura: una radio encendida a todo volumen y el ruido de una motocicleta. “Me picanearon en los testículos, en la boca, en los lagrimales”, detalló.
Durante los 17 días que estuvo secuestrado en la Comisaría vio a Levín, y escuchó que preguntaba si ya había confesado. El décimo tercer día lo visitó el juez Jorge Trincavelli y le dijo que “confesara” el fraude. También Cardozo lo apremiaba: “Firmá y te damos la libertad”. Y contó que cuando por fin fue liberado y volvió al trabajo, Levín lo perseguía.
En enero de 1977 Levín denunció ante la Policía a 22 empleados de su empresa. Los acusó de cometer un fraude. Esa denuncia posibilitó a la Policía detener a una quincena de empleados de La Veloz del Norte que fueron torturados en el centro clandestino de detención que funcionaba en la Comisaría Cuarta, y obligados a firmar declaraciones incriminándose.
Este es el primer caso de un empresario acusado de cometer delitos de lesa humanidad que llega a juicio en el país. El debate continuará el 22 de este mes, con los alegatos.

Trabajo de tiempo completo

Entre la prueba documental , se incorporó un informe que da cuenta de la relación de dependencia que tenía el subcomisario Víctor Hugo Bocos con la empresa La Veloz del Norte, para la que cumplía funciones de inspector, según la propia firma lo reconoció en un informe a la Justicia Federal.
Bocos hacía convivir este empleo con el de policía de la provincia. Por entonces era subcomisario y subjefe de la Cuarta, que figura en la lista de centros clandestinos de detención de la CONADEP. En este juicio se han incorporado testigos que dan cuenta de que el policía contaba con apoyo logístico del empresario para realizar su supuesta tarea de inspector en La Veloz. La empresa colaboraba con vehículos para la Policía, y también con otras atenciones, como cajas de vino.
Sobre la participación de Bocos en actos de terrorismo estatal, además de los testigos incorporados en este proceso, ha sido señalado por Cristina Cobos (hermana de Víctor) como uno de los que comandaba al grupo de tareas que el 25 de septiembre de 1976 entró a su casa y mató a su hermano menor, Martín Cobos, que entonces tenía 18 años.
En noviembre de 2012 Cristina declaró en el juicio conocido como Megacausa Salta y recordó que volvió a ver a Bocos en democracia, en el Grand Bourg, donde se comentaba que era “apretador” al servicio del entonces gobernador, Juan Carlos Romero. Y dijo que ordenanzas de la Casa de Gobierno le contaron que solían compartir asados con el subcomisario y que cuando se emborrachaba “se jactaba de que hacía durante la dictadura. Y que también lloraba y una vez nombró al chiquito Cobos” entre sus víctimas.