miércoles, 29 de agosto de 2012





MEGACAUSA

Suspendieron audiencias hasta el 11 de septiembre

El TOF remitió un oficio a los forenses de la Corte Suprema con la historia clínica para que informen del tiempo de recuperación.
 
Suspendieron audiencias hasta el 11 de septiembre
PLANTEOS. Las querellas solicitaron un perito de parte para examinar los estudios practicados al represor que está internado en el sanatorio Alberdi.

 
Publicado el 29/08/2012 - El Tribunal Oral Federal enviará a peritos de la Suprema Corte los informes médicos para evaluar el estado de salud del represor Musa Azar Curi, quien permanece internado en el sanatorio Alberdi. 
A la espera de que los forenses envíen el diagnóstico, los jueces que integran el Tribunal Oral Federal resolvieron pasar a un cuarto intermedio hasta el 11 de septiembre, el debate público por el juicio de la “Megacausa”, en la que se investigan 44 casos de secuestros, torturas, delitos sexuales y desapariciones antes y durante la última dictadura militar. 
De acuerdo con el diagnóstico elaborado por médicos del sanatorio Alberdi, el ex jefe de los grupos de tareas, “deberá guardar reposo absoluto, psíquico y físico, durante 30 días”, según se leyó durante la jornada. 
Ante esta situación, las querellas solicitaron la designación de un perito de partes y evaluar la posibilidad que el imputado pueda seguir las audiencias a través de una videoconferencia desde el lugar en el que se encuentra internado. En tanto, desde parte de la defensa, adelantaron que no aceptarán que continúe el juicio sin Musa Azar Curi, una alternativa a tener en cuenta para continuar el juicio, ya que el mismo no puede suspenderse más de diez días hábiles. 
Tras recibir los planteos, los integrantes del Tribunal señalaron que “se harán todos los esfuerzos posibles para garantizar la continuidad y conclusión del juicio”. 
En diálogo con EL LIBERAL, Graciela Fernández Vecino, dijo que el 11 de septiembre el tribunal evaluará la información y verán cuándo fijar la reanudación del juicio. 
-¿Es intención terminar el juicio con todos los acusados? 
-Es la idea, pero necesariamente tenemos que esperar a ver qué nos dicen los peritos médicos sobre esta situación. 
-Parte de la defensa adelantó que se opondrán a que continúe el proceso sin Azar Curi. 
-Pero está dentro de las facultades del tribunal el apartamiento. Si Musa Azar sigue con un estado de convalecencia que no le permite asistir al juicio, la ley prevé el apartamiento
 
Fuente: El Liberal
 
 
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Nueva audiencia en el juicio a los responsables por la denominada Masacre de Trelew

"Somos muy pocos los familiares que vivimos, nos sentimos sobrevivientes"

Declararon los hermanos de Ulla y Toschi y la cuñada de Pujadas. En sus testimonios relataron la persecución que sufrieron los familiares de las víctimas de Trelew desde los días posteriores al fusilamiento hasta entrada la dictadura.

 

Familiares de tres de las víctimas de la Masacre de Trelew declararon ayer sobre la persecución que sufrieron por sus vínculos con los 16 presos políticos fusilados en la Base Almirante Zar. “Somos muy pocos los familiares que vivimos. Nos sentimos sobrevivientes”, dijo Julio Cesar Ulla, hermano Jorge Alejandro Ulla, asesinado en la madrugada del 22 de agosto de 1972. Desde las 10 de la mañana, también atestiguaron el hermano de Humberto Toschi y la cuñada de Mariano Pujadas. 
Los testigos dieron cuenta de las represalias de la dictadura de Agustín Lanusse luego de la fuga de los presos del penal de Rawson, situación que continuó con la Triple A y con la última dictadura cívico-militar. “Que fuéramos familiares de los detenidos en ese momento ya nos hacía tener una participación política”, explicó Ulla. Durante su testimonio relató la última imagen que tiene de su hermano Jorge en la celda de la Base Almirante Zar, imagen que pudo reconstruir a partir del relato que le hicieron los sobrevivientes, quienes le contaron que escucharon el grito de su hermano que decía “tirá, asesino hijo de puta”.
“Repasé muchas veces esa escena, traté de imaginarla cómo habría recibido ese tiro a quemarropa. Él ya tenía un tiro en el muslo y estoy seguro que intentó pararse para morir de pie, porque él era así, y seguro que tenía una sonrisa”, contó con dolor. 
El testigo reconstruyó el momento en que le sacaron fotos al cuerpo de su hermano, que hace unas semanas entregaron a la justicia, y repasó la represión en el entierro y la persecución que sufrió en carne propia luego de la masacre. 
Su primera detención fue en el homenaje que se hizo en Córdoba al cumplirse un mes de los fusilamientos: “Me llevaron al D2, donde pasé varios días. Un día me forzaron a ir a mi casa para allanarla, no encontraron nada pero al ver el moisés de mi hijo me dijeron que me despidiera porque no lo iba a ver más. Cuando al otro día me llamaron por mi nombre pensé que ya estaba, pero me entregaron el dinero, el cinto y me liberaron”, detalló. La segunda vez también fue durante un homenaje por Trelew. Esta vez lo llevaron al campo, lo golpearon y le gritaron que empezara a correr. “Salí corriendo y cuando llegué a un campo donde había unos repollos enormes me di vuelta y el celular ya se estaba yendo”, agregó. Ya en 1976, en Santa Fe, nuevamente lo fueron a detener. “Les dije que trabajaba en la cárcel de mujeres. No había celulares así que se fueron y me dijeron que no saliera de la casa hasta que ellos volvieran. No regresaron pero fue la noche más larga de mi vida”, recordó. 
Al finalizar su testimonio, Ulla quiso hablarle al tribunal. “Les deseo que tengan un justo y contundente veredicto para cerrar estos delitos y decir Nunca Más”, manifestó y agregó: “Mi presencia aquí es el legado de mi padre, él me dijo que si esto llegaba a la justicia tenía que estar presente y acá estoy con mis cuatro hijos.”  
Otra de los testimonios fue el de Eduardo Alberto Toschi, hermano de Humberto Toschi, dirigente del PRT-ERP asesinado en Trelew. El testigo indicó que su familia sufrió más de 19 allanamientos desde la fuga hasta que decidieron exiliarse. 
Minutos antes se presentó Ana María Bigi, ex cuñada de Mariano Pujadas, quien relató la represión que sufrió la familia del dirigente de Montoneros, al recordar el secuestro, torturas y asesinato en 1975 de los padres y hermanos de Pujadas, entre ellos Jorge, su ex pareja. “Hubo muchos allanamientos a la granja que tenía la familia en Córdoba pero el 13 de agosto de 1975 se llevaron a la familia y los mataron. Los torturaron a todos y les arrojaron granadas a los cuerpos para despedazarlos. Todos tenían tiros de gracia menos mi suegra, a quien habían matado en la casa. Al día siguiente fui a la granja y estaban los cuatro cajones”, señaló. El hecho fue reivindicado por el Comando Libertadores de América, la versión cordobesa de la Triple A. “Firmaron con las siglas una imagen de Mariano y también tiraron en el inodoro un busto de él”, rememoró. Ella y los hermanos de Pujadas que se habían salvado partieron luego al exilio. “Pujadas era como una mala palabra. A mi mamá y a mi papá los echaron de su trabajo por tener nietos con ese apellido”, finalizó.

Fuente: Tiempo Argentino

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“Pujadas estaba cosido como un matambre y tenía 16 tiros”
El relato de Ana Bigi, cuñada del montonero.
Versión. Bigi se emocionó hasta las lágrimas al revivir detalles de dolor.
El cadáver de Mariano Pujadas tenía un rostro en paz, sereno. Así lo describió su cuñada Ana María Bigi, que declaró ayer en Rawson. “Pero tenía 16 tiros, estaba desnudo y lo habían cosido como un matambre, como si hubiese habido una autopsia”, agregó ante el silencio del recinto. Habían abierto el cajón para verificar el cuerpo. El dato coincide con los dichos de Miguel Marileo, el funebrero de Trelew que encajonó los cuerpos en la Base Zar.
A Pujadas lo velaron en la granja familiar de Córdoba. “El entierro fue impresionante porque la ruta desbordaba de gente hasta llegar al cementerio y el campo estaba frente al Liceo Militar”, recordó. Bigi fue pareja de José, hermano de Mariano. Por teléfono, Vaca Narvaja padre fue quien avisó de los fusilamientos. “José atendió, se sentó y quedó pálido, fue toda una situación muy rara y confusa. Dijo que algo había pasado y que habían matado a Mariano”. Una semana antes la radio les había avisado del intento de fuga.
En agosto del ´75 estaba separada de José pero la bronca militar igual la alcanzó. “Seguro que hubo más de 10 allanamientos en mi casa pero por una suerte particular no estuve en ninguno. Molestaban todo el tiempo”. La noche del 13 de agosto del ´75 un grupo militar entró a la granja Pujadas. Se los llevaron de madrugada: eran Josefa y José María, los padres; sus hijos José, María José y Víctor; la esposa de José y la beba de ambos, María Eugenia. “Nos matan”, se dijeron los más jóvenes apenas los subieron al auto. Víctor, de 11 años, y María Eugenia, de tres meses, se salvaron. La esposa de José quedó hemipléjica y murió en 1985.
Fue otra masacre que quedó en la historia. A Josefa le rompieron la cabeza de un culatazo, la ahorcaron y la subieron muerta al coche. José María padre murió último y vio cómo vejaban a su familia. Los torturaron y arrojaron sus cuerpos en el pozo de un viejo aljibe, con tiros de gracia. Tiraron granadas pero sus cuerpos quedaron reconocibles. Un busto de Mariano fue a parar al inodoro y un cuadro con su rostro quedó pintarrajeado por un tal Comando Libertadores de América. Los velaron en la granja.
“Quise ir enseguida pero mi papá me convenció de que era muy peligroso. Seguro que los mataron, me decía. Llamé varias veces por teléfono y me atendían voces desconocidas. Eso me dio miedo”, relató la testigo.

Disfraces
Antes de estos episodios los tres sobrevivientes de Trelew visitaron la granja disfrazados de turistas y contaron lo sucedido el 22 de agosto. “Su relato es el conocido: varios murieron desangrados y no los atendieron enseguida, que los hicieron salir de las celdas, formar y mirar al piso. Ahí empezaron a tirar”. Según la versión de Berger, “creyó que era otro simulacro de fusilamiento con municiones de fogueo pero cuando vio caer a Mariano se dio cuenta de que eran balas de verdad”.
Bigi escapó a Italia y le costó dejar de vivir sin terror. “A los Pujadas les perdí el rastro porque así habíamos quedado, no traté de comunicarme con ellos. Tenía hasta temor de hablar por teléfono por si alguien escuchaba”. Nadie de la familia de Mariano se quedó en el país.
“Vine muchas veces a Trelew, la última 15 días antes de la fuga. Nos abrieron el comedor del penal y fue muy emotivo. Seguro que todo lo que sucedió después tuvo conexión con la Masacre –admitió ante el tribunal-. Hubo muchas consecuencias para todos y Pujadas era una mala palabra”.#

Fuente: La Jornada
 
 
 
 


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Ulloa dijo que en Salta “no
hubo lucha contra la subversión”

A pesar de que durante su gobernación de facto hubo cinco desapariciones en la provincia, el capitán de navío Roberto Augusto Ulloa insistió ayer en su versión de que en Salta no hubo represión a la “subversión”. “Afortunadamente en Salta no hubo episodios de lucha contra la subversión, tal es así que yo nunca tuve custodia”, se jactó ante el Tribunal Oral en lo Federal Criminal que lo convocó para que declarara en relación al secuestro y desaparición del arquitecto Ramón Gerardo “Chicho” Gallardo, cometido el 5 de agosto de 1976.
Ulloa fue citado porque la esposa de Gallardo, Doly Mabel Perini de Gallardo, “Coca”, sostiene que en 1977, por recomendación del capellán de la Marina, Emilio Teodoro Graselli, lo entrevistó para pedirle que la ayudara a encontrar algún dato del destino de su marido. Ulloa dijo no recordar a “Coca”, ni la reunión, ni a Gallardo, ni a ninguna otra persona que haya sido secuestrada, desaparecida, detenida o torturada durante la dictadura cívico-militar. “El problema de los desaparecidos apareció públicamente después de terminado el gobierno militar”, se despachó Ulloa, quien también le concedió la calidad de “presidente” al dictador Jorge Rafael Videla.
Por la reunión con “Coca” también fueron consultados el ex diputado nacional Jorge Oscar Folloni, que fue secretario de Gobierno de Ulloa, y el ex secretario general de la Gobernación, Sergio Alvarado. Ninguno pudo recordarla, aunque Folloni sí recordó la reunión.
“No dudo que me haya entrevistado porque yo recibía a todo el mundo. Si la señora me hubiera entrevistado la hubiera derivado al ministro de Gobierno, que era Davids”, dijo Ulloa. Alvarado, de quien “Coca” sostiene que la saludó (porque se conocían desde antes) cuando estaba reunida con Ulloa, también descargó posibilidades sobre René Davids, ya fallecido.
Ulloa añadió que en Salta el gobierno y el Ejército tenían actividades “totalmente diferentes”. Y la Policía “era absolutamente independiente (del Ejército), con una salvedad: que el jefe de Policía era un oficial del Ejército en actividad”. Reconoció que “operativamente la Policía podía ser puesta a las órdenes del Ejército”, pero insistió en que eso “no ocurrió” durante su gestión porque “no hubo ningún episodio en que la Policía tuviera que intervenir en la lucha contra la subversión”. Luego, ante preguntas del querellante Matías Duarte, precisó: “En los años que yo estuve, de abril del 77 hasta 1982 (en realidad estuvo hasta el 22 de febrero de 1983) creo que no hubo problemas de lucha contra la subversión en Salta donde hubiera tenido que intervenir la Policía”.   
La abogada Tania Kiriaco le preguntó cómo explicaba entonces que durante su gestión hayan desaparecido Aldo Melitón Bustos (el 2 de febrero de 1978, en Tartagal), Pedro Bonifacio Vélez (27/05/1977, en Salta Capital), Juan José Elías Figueroa (21/10/1977, en Capital), Orlando Ronald Molina (10/021978, en Rosario de la Frontera) y Juan Carlos Parada (17/03/1978, en Salta Capital), pero el Tribunal le permitió no responder.
Folloni contradijo a su otrora superior: dijo que cuando “una señora” se reunió con él para contarle del secuestro de su esposo y de la sospecha de que hubieran intervenidos fuerzas de seguridad, le pidió datos a la Guarnición Ejército Salta porque “estaba claro en ese momento que ese tipo de acciones enmarcadas en lo que se denominaba la lucha contra la subversión estaba a cargo del Ejército” y “la fuerza policial y las fuerzas de seguridad dependían del Ejército”. Dijo que la Policía dependía del gobierno provincial solo administrativamente.
Los dichos de Ulloa parecen coincidentes con las respuestas que “Coca” Perini contó, ayer mismo, que le dio en la reunión de 1977: “Ah, dice Ulloa, yo no tengo conocimiento de que haya casos acá. Yo estoy recién llegado”.
Recordó que por indicación de Ulloa, Folloni la recibió y le prometió averiguar algo de su marido. Luego la llamó para decirle que no tenía nada. “Yo no tengo duda de que Folloni sabía lo que pasó con ‘Chicho’, y Ulloa También”, aseguró ayer.
En 1991 Ulloa fue electo gobernador constitucional en Salta.

Extremadamente limpios
“Bajaron cuatro personas del auto. Armados. Todos tenían pantalón gris y saco azul. Dijeron: ‘Bajate, carajo.’ Mi marido, que era muy alto, se desplegó en el Fitito  bajó con las manos en alto”, recordó “Coca” Perini de Gallardo sobre el anochecer del 5 de agosto de 1976, cuando secuestraron a Ramón Gallardo en el barrio Tres Cerritos.
Dijo que le llamó la atención que los cuatro hombres tenían el pelo “muy cortito”, y, a pesar de la abundante tierra que hay en agosto en Salta, el auto, un Peugeot mostaza o ladrillo, “estaba muy limpito. Sus zapatos también, como si recién hubieran salido”.
A “Chicho” lo tiraron en el piso del auto y se lo llevaron. Nunca más lo vió. Pero sí tuvo noticias de él. Esa misma noche recorrió la Central de Policía, la Federal y el comando del Ejército, denunciando y pidiendo que cerraran los caminos para evitar la fuga de los secuestradores.
En la Jefatura se encontró con Guil. No lo conocía todavía y le narró el secuestro: “Todos esos autos que están ahí van a salir a buscarlo a su marido”, la tranquilizó el comisario. Pero ninguno de los automóviles se movió. “Coca” volvió a su casa, pero regresó al Ejército a ver al mayor Juan Carlos Grande, viejo amigo de su familia y que por entonces era uno de los jefes policiales. Juntos fueron a la Jefatura, la hicieron esperar alrededor de una hora y le tomaron la denuncia por escrito.
Tiempo después se dio cuenta de “todo era un bluff”, todo “una táctica”. El propio Grande se lo hizo saber: “Pasó el tiempo y yo no lo dejaba vivir a este hombre. Me iba y me iba a la Policía, hasta que un día me dice: ‘Mirá Coquita, estás muy desmejorada, tenés que comer, (porque) a la única que salvo de tu casa es a vos, porque ni siquiera tu marido me interesa”.
Posteriormente “Coca” vio el Peugeot en el que andaban los secuestradores al costado de la Central de Policía, siguió a su conductor y vio que lo entraban en una casa de Villa Las Rosas. Después supo que era del comisario Enrique Trovatto (ya fallecido). “Yo de ahí no podía dejar, después del almuerzo, de ir con distintos autos y pasar. Y veía una ventana, tenía una cortina cruzada. Y decía: ‘Ahí estará Chicho, ahí estará Chicho’.
Más tarde, por el relato de una empleada de una amiga, supo que un policía tenía a su cuidado a un detenido en una casa particular. Le mostraron fotos y la mujer aseguró que era Gallardo, pero luego no la vieron más.  
Por la desaparición de Gallardo están imputados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Gentil y Joaquín Guil. Gallardo fue funcionario del gobierno de Miguel Ragone, y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), en el que era compañero de María del Carmen “Chicha” Alonso, sobrina de Ragone, asesinada en la Masacre de Palomitas. 

Lona y el basurero

“Coca” Gallardo recordó ayer las denuncias que pesan contra el ex juez federal Ricardo Lona, por su participación en crímenes de lesa humanidad.
“Cuando yo llegaba a ‘Ricky’ Lona él agarraba el recurso, me miraba así (de costado) y en mi cara tiraba el recurso en el canasto de papeles”, contó. Dijo que esto le pasó “dos o tres veces”, las veces que presentó recursos de hábeas corpus por su marido desaparecido.
Lona ya está siendo investigado por estos hechos pero el entramado de relaciones personales que existen en el Poder Judicial Federal de Salta, y su conocimiento de los vericuetos del proceso penal, vienen alargando el trámite.

Elena Corvalan, Directora de Radio Nacional en Salta
 
 
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Kairuz dijo que no cumplía funciones en Libertador General San martín

Acusado de llevar a Aredez negó actuación en el hecho

Declaró ante el juez y quedó en libertad. Está acusado de conducir la camioneta de Ledesma en que trasladaron 
a el ex intendente desaparecido.

El represor Juan de la Cruz Kairuz, policía acusado de haber conducido la camioneta de la empresa Ledesma en la que trasladaron a Luis Aredez, el ex intendente de Libertador San Martín desaparecido, negó ayer haber participado en el traslado de la víctima al argumentar que en esa época se despeñaba como agente en San Salvador de Jujuy y no en Libertador San Martín, donde está ubicado el Ingenio. Sin embargo, la foja policial que consta como prueba en la causa lo desmiente. 
Kairuz quedó en libertad tras prestar declaración indagatoria en el Juzgado Federal II de Jujuy y se espera que en los próximos diez días el juez que sigue la causa, Fernando Poviña, defina si dicta su prisión preventiva. Adriana Aredez, hija de la víctima, había acusado a Kairuz de ser el chofer de la camioneta de Ingenio Ledesma en la que se llevaron a su padre desde su domicilio el 24 de marzo de 1976 a una sede policial de Ledesma, posteriormente al Penal de barrio Gorriti en Jujuy y luego al Penal Modelo de La Plata. La hija de Aredez señaló que Kairuz está acusado por ella y sus hermanos, por hostigamiento, allanamientos ilegales, saqueos, comandar operativos realizados en el domicilio de Libertador con armas de fuego, además de robar escrituras de propiedades de la familia y de haber extorsionado a su madre. El médico y ex intendente del pueblo Libertador San Martín fue puesto en libertad el 7 de octubre de 1976, regresó a Libertador, pero el 13 de mayo de 1977, cuando retornaba a su casa luego de haber trabajado hasta el mediodía en el Hospital de Fraile Pintado, su coche fue interceptado por un automóvil con tres ocupantes, y nunca más se supo de él. 
Tras las acusaciones de la familia y el llamado a indagatoria del juez, el represor se presentó ayer a las diez de la mañana junto con su abogado Dardo Verchant, negó todas las acusaciones y presentó un certificado que asegura que en esa época estaba asignado a cumplir funciones en San Salvador. Sin embargo, la foja de servicio policial lo desmiente, ya que allí se muestra que se desempeñaba en la seccional 24 de Libertador San Martín. Incluso, en ese tiempo Kairuz se desempeñaba como empleado del Club Ledesma. Luego Kairuz también sería el director técnico de los equipos de fútbol Talleres de Jujuy, Mitre de Santiago del Estero y Juventud Antoniana de Salta. Por el momento, el represor seguirá libre, mientras sigue pendiente el pedido de detención del fiscal Pablo Pelazzo. En las primeras horas de ayer también fue indagado el ex militar, Mariano Braga, quien durante la declaración de Adriana Aredez hace dos audiencias, la insultó por lo que el Tribunal le revocó la prisión domiciliaria y lo trasladó a la Unidad Federal 8 de esta provincia. 
Fuentes judiciales dijeron que Braga, quien es reconocido por los testigos en el juicio como el secuestrador de Julio Rolando Álvarez García, fue indagado en torno al expediente "Galean, Paulino y otros". En esta causa también está imputado el ex militar José Eduardo Bulgheroni, quien se encuentra detenido en Jujuy.

Fuente: Tiempo Argentino
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Fontana

Reconocimiento de Estela de Carlotto a la familia Amarilla Molfino

La Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto junto al Intendente de Fontana, Antonio Rodas, rindieron homenaje a Guillermo Amarilla, Marcela Molfino, en la Plaza Central José Palma.



En el acto se dio lectura de la declaración N° 13/12 del concejo Municipal que declara Visitante Ilustre a la Sra. Enriqueta Estela Barnes de Corlotto, además se descubrió una placa en Homenaje a la familia Amarilla Molfino, participaron en el mismo por el Gobierno de la Provincia, el Sub secretario de Protección de la Secretaría de Derechos Humanos, Miguel Ángel Ávila, el Sub secretario de la Juventud, Emilio Goya, además del Intendente Antonio Rodas, estuvieron también el Presidente del Concejo Municipal, Osvaldo Avalos, concejales, la Secretaria de Gobierno, Cecilia Fernández Almendra e integrantes del Ejecutivo Municipal

Muchas gracias por su tiempo 
Estas fueron las palabras con qué Mauricio Amarilla, hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino, que desaparecieron el 17 de Octubre de 1.979, en plena dictadura militar, saludó a Estela de Carlotto, a la que alabó su empeño y trabajo para conseguir la identidad de muchos hijos y nietos desaparecidos durante el régimen militar de 1.976 a 1.983, contando con la adversidad y amenazas del gobierno militar y de los otros Gobiernos democráticos que se hicieron indiferentes ante los reclamos de las Madres de Plaza de Mayo.

No vamos a descansar hasta encontrar al último nieto.
Emilio Goya, Sub secretario de la Juventud del Gobierno de la Provincia del Chaco, e integrante de la Asociación H.I.J.O.S, manifestó que no vamos a descansar hasta que el último nieto recobre su identidad, para eso tenemos un Gobierno Nacional y un Gobierno Provincial que nos dan todos los instrumentos, para trabajar en este anhelo.

Es un día muy triste para mí
La Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, recordó que un 25 de Agosto de 1.978 desaparecía su hija también en pleno régimen de represión en la República Argentina, pero manifestó que quería estar presente en Fontana para recordar a Guillermo y Marcela que fueron compañeros de militancia de mi hija. 

La palabra abuela es usted

El Intendente Municipal Antonio Rodas, se dirigió a Estela de Carlotto, manifestando que la palabra abuela es usted porque con su trabajo, empeño, dedicación, llevando sabiduría, inteligencia, sacando coraje de donde no tenia, pudo llevar adelante esta hermosa tarea de recuperar la identidad de tantos hermanos nuestros sacrificados durante esa época nefasta de la Argentina, “agradezco que se haya llegado a Fontana para homenajear a Guillermo y Marcela, sepa que este día estos momentos, van a quedar muy, muy adentro de nuestra historia” concluyó Rodas. .

La historia de Mauricio es muy particular, el junto a Joaquín e Ignacio sus hermanos estuvieron desaparecidos hasta que fueron devueltos junto a 2 primos más hijos de Rubén Amarilla que fue secuestrado también con Guillermo y Marcela residentes de la localidad de Padua Provincia de Buenos Aires, a un Familiar que residía en Resistencia Chaco, en 1.982 su tío Juan Carlos Amarilla deja todo lo que tenía en el departamento de Merlo Provincia de Buenos Aires y residen en Resistencia con el objeto de que sus sobrinos pueda vivir en un mismo domicilio, en 1.984 Juan Carlos su esposa, hijos y sobrinos, se trasladan a las 12 Viviendas de Fontana hasta la actualidad, en 2.009, la familia Amarilla Molfino, recibe la sorprendente noticia de que contaban con un miembro más en la familia Martín, quien es el nieto 98 recuperado, gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo. 


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Mariana Arruti reveló detalles del trabajo de investigación que realizó para su documental Trelew. La fuga que fue masacre

Trelew: una testigo cuestionó que los acusados por la masacre sigan libres

La documentalista reprodujo el relato que uno de los médicos que llegó poco después del fusilamiento le confió pero que se negó a decir ante las cámaras. Dio cuenta de la persecución que sufrió el periodista que cubrió la toma del aeropuerto.

Cuando ya habían terminado las preguntas del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, la cineasta Mariana Arruti pidió nuevamente la palabra e hizo un llamado a los jueces: "Me duele como ciudadana que los acusados estén en libertad. Nuestras cárceles están llenas de presos sin condena, ¿cuántos de esos presos tienen en sus espaldas la acusación de 16 homicidios?", se preguntó.
Arruti declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue en Chubut por la denominada Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1972. Fue citada por la querella como directora del documental Trelew. La fuga que fue masacre, que reconstruyó la fuga del penal de Rawson y el fusilamiento de 16 presos políticos en los calabozos de la Base Almirante Zar.
La mayoría de los imputados, entre ellos Luis Emilio Sosa, Rubén Paccagnini, Emilio del Real y Enrique Bautista -quienes tal como señaló la testigo están todos en libertad- siguieron desde el Consejo de la Magistratura la declaración de Arruti, que comenzó cerca de las 16. El único acusado que permanece en Chubut, detenido, es Carlos Marandino.
Durante su testimonio, la cineasta repasó el proceso para la creación del documental, las entrevistas a familiares de las víctimas y las dificultades para acceder a fuentes de la Armada que habían participado de los hechos.
Recordó su encuentro con uno de los médicos que llegó a la Base minutos después de la masacre, quien se negó a ser grabado para la película. "Queríamos entrevistar a personas que habían estado durante el hecho y contactamos al médico Talavera. Me contó que no estaba en el lugar durante el hecho pero que accedió inmediatamente y había encontrado mucha sangre. Después dijo algo que no olvidaré nunca, que (Carlos Alberto) Astudillo estaba girando como la aguja de un reloj tirado entre las celdas. Se estaba muriendo en el piso", recordó Arruti, quien lamentó no haber podido grabar a Talavera como aporte a la justicia: "Accedió a hablar pero si se quedaba con la cinta. No acepté y ahora me arrepiento porque podría haber sido útil para el juicio, pero en ese momento no imaginábamos que iba a llegar este momento."
En su intento por conseguir fuentes oficiales de la Armada, la cineasta se reunió con el entonces jefe de la fuerza, Jorge Godoy, a quien describió con traje de gala, "muy tenso y apurado para irse". "Nos dijo que no tenían contacto con los responsables ni existía documentación sobre la masacre. Me repitió varias veces que Trelew era un tema sensible para la Marina. Después en 2006 supimos que seguía siendo sensible porque nuestro equipo de rodaje había sido observado por la inteligencia de la Marina", sostuvo, en referencia a la causa por espionaje ilegal en la que está procesado el ex jefe de la Armada.
Ante la pregunta de una de las querella sobre material que no incluyó en la película y que podría ser útil para la causa, la directora puso a disposición del TOF la entrevista completa al fallecido periodista Daniel Carreras, el único cronista televisivo que cubrió la toma del Aeropuerto de Trelew para el Canal 3 y que entrevistó a los líderes guerrilleros. Arruti recordó que en 1976, cuando Carreras ya vivía en el Conurbano Bonaerense, el periodista fue secuestrado por un grupo de tareas que lo llevó a Campo de Mayo, donde fue ferozmente torturado. Lo acusaban de haber participado en la fuga, ya que había conservado en su casa varias fotos de los militantes que habían realizado la toma del aeropuerto.
Fuente: tiempo Argentino
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DECLARO LA CINEASTA MARIANA ARRUTI EN LA CAUSA POR LOS ASESINATOS DE 1972

El contexto de los fusilamientos de Trelew

Por Ailín Bullentini
De los cuatro años de producción de su documental Trelew, la antropóloga y cineasta Mariana Arruti recordó ayer, entre otras cosas, el momento en el que no aceptó las condiciones que uno de los médicos de la Base Almirante Zar, que asistió a las víctimas de la Masacre de Trelew, le impuso para dejarse entrevistar. “El doctor Talavera me dijo que aceptaba que lo filmara, pero que el tape se lo iba a quedar él. Hoy me arrepiento. Nunca pensé que iba a estar en un juicio para poder contar lo que me habría dicho”, dijo Arruti frente al Tribunal Oral Criminal Federal de Comodoro Rivadavia durante su testimonio en el marco del juicio por los fusilamientos del 22 de agosto de 1972. Talavera falleció y se llevó consigo su versión de las muertes.
El repaso de la realización de una de las dos producciones audiovisuales que existen sobre la masacre –la otra es Ni olvido ni perdón, del desaparecido Raymundo Gleyzer– aportó a la “contextualización” de los asesinatos “en el marco de las violaciones a los derechos humanos”, evaluaron las partes acusatorias en el juicio. La persecución a las familias de dos de las víctimas –los Sabelli y los Capello– y a Daniel Carreras, el periodista que cubrió para la televisión local la entrega en el viejo aeropuerto de Trelew de los presos políticos que se habían fugado del penal de Rawson, fueron algunos de los puntos más fuertes de su declaración.
Arruti comenzó a responder preguntas de las querellas y defensas frente al Tribunal Oral de Comodoro Rivadavia pasadas las 16 de ayer. Los acusados –los marinos retirados Luis Sosa, Emilio del Real, Roberto Pacagnini y Jorge Bautista– la oyeron desde Buenos Aires. El cabo Carlos Marandino participó de cuerpo presente. La cineasta mencionó los puntos sobresalientes de la producción del documental que realizó sobre la masacre, que se proyectó en el marco del juicio a principios de mes. “En muchos tramos de su declaración, Arruti logró entablar una conexión directa entre la Masacre de Trelew y las violaciones a los derechos humanos que sucedieron desde 1976 en el país, lo cual refuerza mucho la caracterización de los crímenes de 1972 como delitos de lesa humanidad”, analizó el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos Germán Kexel.
Kexel se refirió a lo que mencionó la cineasta respecto del periodista de Canal 3 de Rawson Daniel Carreras, la tía de María Angélica Sabelli y la madre de Eduardo Capello, quienes en el marco de la realización del documental aseguraron haber sido víctimas de persecución política durante la última dictadura. También a las dificultades que Arruti dijo que tuvo al encontrar imágenes de la toma del aeropuerto, el 15 de agosto de 1972. “Era material que no se encontraba en los canales y después me enteré de que las fuerzas de seguridad en el ’76 comenzaron a retirar cintas que podrían haber sido utilizadas para identificar personas”, consideró.
“Carreras me contó las consecuencias en un montón de aspectos que tuvo para hacer esa entrevista en el aeropuerto”, mencionó Arruti en relación con el periodista que había hablado con los referentes de los 19 presos políticos fugados del penal de Rawson en el viejo aeropuerto de Trelew. “Me contó que de la toma se llevó una púa que le regaló (una de las víctimas, Mariano) Pujadas y una foto de los militantes; que después de eso se fue a vivir al conurbano bonaerense y que allí le allanaron la casa, lo detuvieron y desaparecieron durante diez días en Campo de Mayo, donde fue ferozmente torturado.” El material de esa charla quedó afuera del documental, pero Arruti lo cedió al tribunal para que sea incorporado en la causa ya que, si bien el periodista declaró en la etapa de instrucción, falleció antes del juicio. El tribunal analizará la incorporación de otra prueba sumada por la querella de los familiares: el audio de una entrevista que ofrecieron los tres sobrevivientes a los fusilamientos, María Antonia Berger, Ricardo Haidar y Alberto Camps. “Es una prueba importante por lo simbólico, porque se recupera su voz”, analizó Kexel.
Las charlas con Soledad Capello y Chela Sabelli, en tanto, “impactaron mucho” a la antropóloga. Luego de mudarse en varias oportunidades por sufrir “amenazas”, los padres de Eduardo Capello sufrieron la desaparición de su otro hijo, Jorge, quien “había ido a reconocer el cuerpo de su hermano a Trelew y aparecía en varias notas periodísticas de la época”. “Jorge fue secuestrado con su mujer, Nené, y su hijo de 14 años. Los vieron por última vez en El Vesubio”, apuntó la cineasta. Chela fue quien “reconoció el cuerpo de su sobrina en la morgue, antes de que le hicieran la autopsia”, a dos meses de haber sido asesinada, y cuyo resultado arrojó que “el tiro mortal fue dado a 10 centímetros de la nuca”. Su familia entera se exilió en Italia tras la masacre. Los documentos descubiertos en el archivo de la Armada hace poco más de un mes contienen el informe de esa autopsia, en tanto que el dato del tiro de gracia en la nuca lo mencionó durante su declaración Miguel Marileo, el empleado de la funeraria que contrató la Armada para trasladar los cuerpos.
Fuente: Pagina 12
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EL TESTIMONIO DE MANUEL GONçALVES GRANADA EN EL JUICIO POR EL CRIMEN DE SAN NICOLAS

“Supe que mi mamá me había salvado la vida”

El único sobreviviente de la llamada Masacre de la calle Juan B. Justo, cuando fue asesinada su familia en 1976, contó cómo recuperó su identidad y destacó la importancia del juicio: “Sólo en días como hoy le encuentro sentido a haber sobrevivido”, dijo.

Manuel Gonçalves ayer, en San Nicolás, llegando a la audiencia.

Por Sonia Tessa
Desde San Nicolás
Manuel Gonçalves Granada se pregunta todos los días por qué le tocó sobrevivir. Tenía cinco meses el 19 de noviembre de 1976, cuando las fuerzas conjuntas de la Policía Bonaerense, la Federal y el Ejército atacaron la casa de Juan B. Justo 676 en San Nicolás, acribillaron a su mamá, Ana María del Carmen Granada; al matrimonio de Omar Alfredo Amestoy y Ana María Fettolini, y asfixiaron con gases lacrimógenos a Fernando Amestoy, de tres años, y a María Eugenia, de cinco. Manuel fue protegido por su mamá con colchones, adentro de un placard, y por eso se salvó. El juez de menores de San Nicolás, Juan Carlos Marchetti, lo dio en adopción de manera irregular, sin buscar a su familia. “Ahí perdí mi identidad”, contó ayer. Durante 19 años fue Claudio Novoa, y en 1995 empezó a averiguar quién era. “Cuando me encontré con esta historia, supe que no sólo mis padres no me habían abandonado sino que mi mamá me había salvado la vida”, expresó frente al Tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario, que juzga a los militares Manuel Fernando Saint Amant y Antonio Bossie, así como al ex jefe de la Policía Federal Jorge Muñoz, por esa masacre. “Más allá de que la Justicia llega tarde y no repara todo, es necesaria”, dijo. “Para algunos de los que están acá, esto es un trabajo, a otros los incomoda estar acá. Lo cierto es que para mí es la historia de mi vida”, argumentó sobre el valor del juicio en marcha. “Sólo en días como hoy le encuentro sentido a haber sobrevivido”, se sinceró.
La audiencia se realizó en el Concejo Deliberante de San Nicolás, adonde se trasladó el Tribunal. Afuera estaba repleto de militantes de derechos humanos y nietos recuperados, que fueron a acompañar a uno de los suyos.
Manuel rescató que, pese a haber hecho “montones de cosas” para que estos procesos llegaran, nunca los tomó de “manera personal”. “Yo quiero que este país sea otro y no puedo tolerar que los tipos que vinieron a esa casa, la destruyeron y asesinaron a todos, estén libres”, dijo con la voz apretada por la emoción. “Todos los días”, contó, se pregunta por qué sobrevivió sólo él. “Siempre estoy en falta, y seguramente no estoy haciendo todo, pero hago lo que puedo. Al resto sólo le pido que haga lo que corresponde”, fue su frase final, con la voz quebrada. Todo el público lloraba y los aplausos fueron interminables. La presidenta del Tribunal, Beatriz Caballero de Baravani, le agradeció el testimonio.
El relato de Manuel comenzó desde el principio de su recobrada identidad. Su papá era Gastón Roberto José Gonçalves y su mamá, Ana María del Carmen Granada. Eran militantes en Escobar, perseguidos desde antes del último golpe militar. Gastón desapareció el mismo 24 de marzo de 1976. Cuando Manuel supo quiénes eran sus padres, en 1995, en la Argentina estaban vigentes las leyes de impunidad. “Difícilmente alguien se pueda poner en el lugar de una persona que perdió su identidad. A mí me cuesta hoy todavía”, explicó ayer. Apareció la necesidad de saber. “Nunca los iba a conocer, la construcción de quiénes fueron ellos la hice a través de terceros”, rememoró. El primer destino fue Escobar, donde militaban Gastón y Ana. “Eran alfabetizadores de adultos. A través del testimonio de mucha gente, fui conociéndolos. Gente que aprendió a escribir con mi papá y mi mamá, y me lo agradecía a mí porque a ellos no se lo podían decir.”
Por entonces, el intendente de Escobar era el comisario Luis Patti, condenado a prisión perpetua el 14 de abril del año pasado por la desaparición del papá de Manuel, entre otros delitos de lesa humanidad. Ese padre le legó un hermano, Gastón, el bajista de los Pericos, que tras el testimonio de Manuel no paraba de secarse las lágrimas en la vereda del Concejo.
Cuando fue a San Nicolás, Manuel empezó por el cementerio, ya que el cuerpo de su madre estaba en el osario. Después visitó el lugar de la masacre. Sólo tenía un recorte de diario, con la foto de una ventana. Un día se animó a tocar el timbre en la casa lindera al 676. Lo atendió una señora “bastante mayor”, por la ventana, sin abrir la puerta. “Sí, es la casa que está acá a la izquierda. Cuando vos golpeaste la puerta, estaba hablando de eso, porque nosotros nunca nos olvidamos de lo que pasó acá. Hace 24 años de eso”, le dijo la mujer. No pensaba decirle quién era porque “no podía casi hablar”. La mujer le dijo: “Siempre lo recuerdo porque de acá sacaron a un bebé que estaba vivo y nunca supimos qué pasó con él”. Cuando Manuel le dijo que él era ese bebé, la vecina cerró la ventana. El pensó que era el momento de irse, pero la mujer abrió la puerta, lo abrazó y lo invitó a comer. En un rato, los vecinos de toda la cuadra estaban a su alrededor, contando lo que había ocurrido. “Me costó mucho procesar esa información, era lo que yo había vivido, pero con otros ojos. Después me di cuenta de que yo lo tenía registrado de alguna manera”, rememoró.
En sus constantes idas a San Nicolás, Manuel ingresó en la casa donde fue la masacre. “Los dueños me permitieron entrar. Para mí significaba mucho estar ahí porque en esa casa había estado con mi mamá.” Y siguió: “El dueño de casa me fue relatando que estaba todo roto, los muebles agujereados a balazos. Me contó que se habían llevado todo lo que había en la casa. Me dijo que habían encontrado la casa destruida, que tuvieron que hacerla de nuevo”.
Fuente: Pagina 12


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La Agencia de Noticias DH, es autonoma y es editada en la Capital Federal desde diciembre 2007







ENTREVISTA A ALICIA MORALES DE GALAMBA, TESTIGO EN EL JUICIO POR LA REPRESION ILEGAL EN MENDOZA

“Ellos estaban matando la solidaridad”

Juan José Galamba era el esposo de Alicia Morales. Poco antes del Mundial ’78 la dictadura secuestró a diez personas que lo habían cobijado. Morales cuenta cómo los cercaron y “nos rompieron la vida”.
“Los datos que tenemos son muy escasos”, dice Alicia Morales.
Por Alejandra Dandan
“Como hacer, hice todo lo que pude para que estas cosas se esclarezcan, lo que sí puedo decir es que pensé que en realidad nunca se los iba a juzgar. La impunidad que yo sentí y viví durante muchos años hacía pensar que nunca iba a llegar el momento de la justicia, pero ha llegado.” Alicia Morales es la esposa de Juan José Galamba, militante cercano a la dirección de Montoneros que logró escapar de su captura en 1976, pero fue secuestrado en 1978, una semana antes del Mundial, en medio de lo que ahora aparece como una masacre: en una semana, el grupo especial de fuerzas de seguridad GE78, creadas para el Mundial, secuestró e hizo desaparecer a diez personas que lo habían cobijado. Las víctimas no tenían militancia orgánica en ninguna de las organizaciones políticas, pero eran parte de una red solidaria que se convirtió en blanco de la dictadura. Los querellantes están convencidos de que con eso, los represores buscaron mostrar un castigo ejemplar para esas estructuras. “Para mí no sucedió como suele decirse que cayeron diez por uno –dice Alicia–, ni cayeron porque buscaban a Juan José, lo que buscaron fue matar cualquier tipo de solidaridad, los restos de cualquier persona mínimamente solidaria, fue una forma de ejemplificar, como para que a nadie más se le ocurra alzar la voz.”
Este es uno de los ejes del juicio oral que se desarrolla en Mendoza. El caso Galamba es el hilo conductor de uno de los grupos más importantes de víctimas. En la causa declararon ya familiares de algunos de ellos y Elba Morales, una de las referentes del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). Una de las características del juicio es la poca cantidad de sobrevivientes. De las 27 víctimas “caso” del debate, sólo sobrevivieron cuatro, entre ellas un niño. En ese contexto, Alicia también explica por qué los organismos de derechos humanos están convocando a los vecinos a la puerta de los Tribunales. “Pedimos que se acerquen a cualquiera de las organizaciones –dice–: los datos que tenemos son muy escasos y la reconstrucción de lo que sucedió depende también de lo que pueda aparecer a partir de la participación de la gente.”
–¿Quién era Juan José?
–Nosotros vivíamos en Mendoza, estudiábamos en la UTN y en la Universidad de Cuyo. Yo fui detenida el 12 de junio de 1976 a la noche, junto con mis hijos. Mi marido no estaba. Estuve con mis hijos casi 40 horas; a ellos se los entregaron a mis padres y yo estuve luego cinco meses en el tristemente celebre D2. Me hicieron consejo de guerra con 24 años, que los cumplí en Devoto. Nosotros militábamos en el centro de estudiantes. Juan José era un tipo realmente que amaba la vida y a sus hijos (en ese momento tenían 1 y 2 años). Y bueno, nos rompieron la vida. De José, lo que supe, lo supe después, a partir de la Conadep. Logré encontrar alguna gente que algo sabía, porque antes nadie se sentía seguro para poder decir nada. A partir de ahí, lo único que supe es que esos dos años que pasó (desde el momento del secuestro de Alicia hasta que lo capturaron, en mayo de 1978) fueron una permanente persecución, una inseguridad absoluta. Fue detenido la semana antes del Mundial. Tengo como fecha de la desaparición forzada el 26 de mayo del ’78, pero en realidad la fecha exacta no la sabemos. O por lo menos yo no la sé. Yo estaba detenida. Tampoco sé si no fue visto después en ningún centro de detención ni en ningún lado. Sé que de la casa donde estaba lo sacan en muy mal estado.
–Ustedes vivían con Jorge Vargas, de Montoneros. ¿Por qué cree que buscaron a Juan José durante tanto tiempo?
–En realidad, para 1976 con nosotros vivía Jorge Vargas, pero desde hacía una semana. También estaba su esposa y dos niñas. Cuando me secuestraron a mí, también se los llevaron a ella y a sus hijos. Vamos al D2. Jorge Vargas a esa altura ya estaba detenido... y no sé si muerto. Cuando dos años más tarde se llevaron a Juan José, hay que tener en cuenta dos cosas: el contexto del Mundial, con la creación del Grupo Especial y en ese contexto él era el “cabo suelto”, aquella pieza que les había quedado suelta después de los secuestros del ’76. En el contexto del Mundial, tenían que ir por todo lo que podía convertirse en la posibilidad de algo, de algún tipo de rearmado en el sentido de reconstrucción.
–La “gran caída” del ’78 es un eje del juicio: diez de las 27 víctimas cayeron en una semana mientras buscaban a Juan José.
–Lo que sucedió en ese momento yo lo supe recién al salir de Devoto. Pero lo que quedó muy claro en el primer juicio que se hizo acá fue cómo se armó el GE78. Los propios imputados dijeron que la orden era evitar que algo sucediera en el Mundial, por lo tanto debían buscar cualquier punta suelta y eso es lo que hicieron. Yo a la gente que fue asesinada en esos días no la conocía. Pero parece que buscaron todas puntas posibles: los asesinaron la semana previa al Mundial. Los detuvieron y los hacen desaparecer.
–Cuando uno mira la lista, lee: “empleada”, lo refugió en 1976; “compañero de la universidad: su padre le dio trabajo en una cantera de San Juan”, en ese caso desaparecieron el hijo y el padre. Parece aquello de “a los amigos, los amigos de los amigos...”.
–En realidad, estaban castigando y matando la solidaridad. A la primera mujer (de la lista de caídos) yo la conocí muy poco, pero sé que no tenía ninguna militancia. Y con el resto, sucedía lo mismo. Sé poco, pero sé que con algunos Juan José trabajó por ejemplo haciendo ladrillos. Dada la formación del GE78, fue una forma de ejemplificar tomando a cada uno como para que a nadie más se le ocurriera alzar la voz. Estoy convencida de que fue un intento de castigo a la solidaridad. Alguien me mostró una vez un documento que decía que los expedientes de Juan José y de estas diez personas habían sido retirados del departamento de los prontuarios unos días antes de la desaparición. Y luego fueron reintegrados.
–¿Quiere decir que los perseguían a todos?
–Todos teníamos expedientes. Cuando me interrogaron me llamó la atención la cantidad de información que manejaban. Su sistema de inteligencia había funcionado sin que nosotros supiéramos que teníamos vigilancia aun de antes del ’76. Yo, por lo menos, de Juan José no sé nada. Del resto sé que los fueron a cazar a sus casas y los hicieron desaparecer. De mi marido, sé por familiares que lo vieron algunos minutos en la calle; que en esos dos años hizo dos o tres intentos de ver a los niños, pero son datos muy escasos y la mayoría de la gente que lo vio ya está fallecida. Cuando se hizo el juicio en San Rafael, la gente se sumó a testimoniar porque podía aportar datos, les pedimos que lo hicieran y fue importante. Son cosas que ahora vuelven a darte esperanza. Estamos intentando que suceda lo mismo.

El juicio en Mendoza

El TOF de Mendoza amplió la acusación a los diez imputados del nuevo juicio oral por el delito de homicidio, a pedido de fiscales y querellas. No hizo lugar en cambio a las detenciones inmediatas. “Nos dieron lugar a la ampliación y eso es muy importante, pero no creemos que los acusados deban seguir el libertad”, dijo el abogado por la querella Pablo Salinas. “Fallos recientes de la Corte nos dan la razón: deben ser detenidos.” Recurrirán a Casación, una vía que acaba de ser aceptada.
Fuente: Pagina 12, lunes

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A un año de su fuga

La historia de cuando Otilio Romano casi fue "devuelto" de manera secreta al país

Antes de ser destituido por el Consejo de la Magistratura, el ex camarista era traído por la PDI para ser dejado en el túnel Cristo Redentor. Cuando la operación estuvo por concretarse, alguien pidió que todo volviera atrás.
 
La historia de cuando Otilio Romano casi fue  Ampliar foto
Foto:Gentileza: La Tercera (Chile)
Por: Jorge Hirschbrand | En Twitter @Jorge_Hirsch jorgeh@elsol.com.ar
Corrían los últimos días de noviembre o los primeros de diciembre. Nadie recuerda exactamente cuándo fue, pero sí que ocurrió entre esos días de 2011. Otilio Romano llevaba poco más de cinco meses prófugo en Chile y el Consejo de la Magistratura se aprestaba a comenzar el juicio político que finalmente lo destituiría el 15 de diciembre.
Hasta ese momento, Romano había burlado el sistema. Logró escapar del país el 24 de agosto en un vuelo a Santiago, aprovechando que todavía tenía fueros. Lo hizo acompañado por su amigo personal, el también ex juez federal Luis Leiva, y se cree que la idea de viajar juntos fue para poder sacar mayor cantidad de dinero del país.
Apenas llegó, el ex camarista fue hasta el Ministerio del Interior de Chile y pidió ser considerado un refugiado político. Dijo que lo perseguían porque había fallado en contra del Gobierno argentino en la denominada "Ley de Medios" y que le habían inventado unas causas penales para echarlo del Poder Judicial de la Nación y llevarlo a la cárcel.
Romano sólo distorsionó los hechos y mintió al Gobierno Chileno. De hecho, la Corte Suprema, cuando dio vuelta su fallo vinculado con la Ley de Servicios Audiovisuales lo hizo con una virulencia conceptual extrema, y desacreditó por completo como magistrados a Romano, al resto de la Cámara Federal de Mendoza, a la juez de primera instancia Olga Pura Arrabal y al legislador nacional Enrique Thomas por haber sido el autor del amparo que luego intentaría bloquear la norma. En diferentes conceptos, el máximo tribunal aseveró que ninguno de estos personajes estaban a la altura de los roles que cumplían.
En cuanto a su situación penal, la historia pasaba por otro lado. Cuando las relatos vinculados con los casos de secuestros, torturas, desapariciones y homicidios durante la última dictadura militar comenzaron a trascender, el nombre de Romano y de su colega Luis Miret se convirtieron en un figurita repetida.
Hubo prueba de sobra para entender que ambos estaban al tanto de lo que ocurría y que le daban cierta "legalidad" a esos actos. Por eso, Romano fue imputado y procesado por 106 hechos considerados delitos de lesa humanidad. La figura en su contra es la de "participación primaria", cuya escala penal sólo contempla la prisión perpetua.
Entre los últimos días de noviembre y los primeros de diciembre, y sin que el gobierno de Sebastián Piñera se expidiera sobre si aprobaba o no el beneficio para Romano (el 17 de mayo de 2012 el pedido fue rechazado), integrantes de fuerzas de seguridad argentinas se comunicaron extraoficialmente con sus contactos chilenos. La idea era armar un operativo, detener a Romano y traerlo a Mendoza.
Hubo una comunicación telefónica entre un gendarme y un funcionario muy importante de la provincia a altas horas de la noche. El mensaje fue corto: "Nos están trayendo a Romano al túnel. Ya arreglamos con la gente de la PDI (Policía de Investigaciones de Chile) y lo van a dejar de este lado".
Del otro lado del teléfono, pensaron rápido y respondieron: "¡No! Que se lo lleven de nuevo. Acá tiene libertad ambulatoria y lo único que va a hacer es complicar las cosas".
Para esa época, el juez federal Walter Bento había emitido un pedido de captura internacional en contra de Romano, pero sólo se haría efectivo una vez que el camarista fuera destituido. De lo contrario, no tendría vigencia.
Un año después de su fuga, Romano sigue en Chile; gastando sus ahorros para mantener un nivel de vida costoso, recibiendo cada tanto la visita de familiares y esperando que la Corte chilena apruebe o no su extradición. Si lo hace, sabe que una vez de regreso en Argentina tendrá una sola opción: la cárcel
 
 



lunes, 27 de agosto de 2012





El Gobierno de Salta sostiene que los manifestantes del ingenio El Tabacal estaban armados

En medio de la disputa entre el ingenio y el Sindicato de Trabajadores del Azúcar, los manifestantes se trenzaron con la policía que intentó hacer cumplir la orden judicial


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Salta.- Tras los incidentes producidos en la provincia de Salta, por un conflicto entre el ingenio El Tabacal S.A. y el Sindicato de Trabajadores del Azúcar, el Gobernador de la Provincia Juan Manuel Urtubey aseguró que se confirmó que entre los manifestanteshabían grupos armados.

Según la prensa local, los obreros que habían sido notificados por parte del Poder Judicial de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial a cargo del Dr. Ruiz debían permitir la circulación vehicular de personas y bienes transportados por los caminos internos y/o alternativos, hicieron caso omiso e intentaron en todo momento obstaculizar el libre tránsito. 

Después de las 14.25, eran unas 450 las personas que intentaron evitar el cumplimiento de la medida judicial frente a la presencia policial. 

Las detenciones citadas corresponden a dos jóvenes de 19 y 21 años de edad, y fue concretada a la altura del Lote María Luisa, distante a 300 metros del acceso a Tabacal. Según trascendió oficialmente, estas personas tendrían además de la pistola calibre 22, (02) proyectiles y (06) envoltorios de sustancia vegetal disecada, “ Marihuana” como así y (01) arma blanca (Machete). Los detenidos fueron trasladadas quedando a disposición del magistrado de turno. 

Posteriormente se hizo presente un grupo de manifestantes quienes continuaron arrojando hacia el personal policial elementos contundentes, (piedras, palos, bomba molotov). 

Los uniformados lesionados, tras ser examinados, recibieron como diagnostico “herida contusa surco masojenico izquierdo. Reposo por 7 días”, “quemadura de tipo A y B en región del glúteo derecho de 7 cm. de diámetro aproximadamente con reposo por 10 días”, para otro “lesión por quemadura en cuello lado derecho reposo por 5 días” y la femenina “Hematoma en parpado y pómulo derecho, se requiere control por oftalmología. Reposo por 5 días”. 

A partir de las 17, la situación se normalizó en el camino alternativo, tornándose nuevamente violenta alrededor de las 18 cuando los manifestantes volvieron a chocar con los uniformados.



























































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