jueves, 10 de diciembre de 2009

Quinta Jornada del Juicio por Meliton Bustos

En esta jornada, todos los testigos fueron personas civiles, que se habían relacionado con el Escribano Aldo Melitón Bustos.
por Elia Fernández Alonso
De estos testimonios se desprende que Bustos sufrió múltiples allanamientos en su domicilio de Tartagal y amenazas de muerte.

Juan de la Cruz Cabot, quien fue director del colegio secundario comercial Aguada de Tartagal, relató dos episodios. En primer lugar tomó conocimiento de las amenazas anónimas que recibía Bustos, por que el mismo, había recibido una nota anonima
, que llegó al colegio a su nombre, en donde este se desempeñaba como docente. Esta nota debía ser entregada al escribano. Evidentemente la intención, al margen de amedrentar a Bustos, era también hacerla pública, a modo de aleccionamiento al resto de la población. El segundo episodio que pudo vivenciar Cabot, fue cuando debió notificar a Bustos de la cesantía que obraba en su contra, con respecto a la función como profesor en el colegio antes mencionado. Este era un decreto firmado por el gobernador de facto Ulloa y su secretario Folloni, donde se dejaba constancia que la cesantía era producto de encontrase en “la forma de pensar y obrar de Busto” nociva para el contacto con jóvenes en formación.

En relación a la amenaza anónima, que recibió Juan de La Cruz Cabot, este dejó en claro que Bustos le confió que el ya había recibido una similar y que la había comparado con cartas que tenía en su poder procedentes del Regimiento de Infantería de Monte 28, y como resultado de este análisis, había descubierto la similitud en la escritura. Luego Bustos fue a poner la denuncia de lo sucedido en el Regimiento 28 y, que Ríos Ereñú (ese momento Jefe del mismo), le tomó la denuncia y se comprometía a investigar.

El testimonio de Marcelo O’Connor, amigo intimo de Bustos, no estuvo exento de gran emotividad…contó como se conocieron desde los 13 años un colegio secundario de Santa Fé, que su radicación en Salta, estuvo determinada por esa relación de amistad.

Los dos compartieron la misma afinidad en sus vocaciones profesionales y luego también compartieron parte de sus inclinaciones ideológicas. Dijo que Aldo Melitón empezó siendo radical para inclinarse al final por el socialismo.

A fines de 1976, comienzos de 1977, O’Connor, que estaba preparando su regreso a Santa Fé, en donde pensaba pasar un tiempo, hasta que se calmara el clima político …se sorprendió, al encontrar en las calles de Salta a Aldo Melión Bustos, puesto que creía que el estaba en Bolivia, como consecuencia de las amenazas que había recibido.
En este último encuentro, que tuvo con su amigo Bustos, este le contó que se había entrevistado con Joaquin Guil. El jefe de policía Guil, le había garantizado de que nada le pasaria a él y su familia. Por esta razón, Bustos decidió regresar a Tartagal donde vivía con su hijo Raúl y su compañera Eva Carrizo.

Con mucho dolor, Marcelo O’Connor recuerda, que le dijo a su amigo “mirá, que hay gente que está protegida por un arma del Ejercito y cayó por otra”…. a el le pareció poco prudente el regreso de Bustos a Tartagal.

Los vehículos usados por los hijos de Ríos Ereñu y la similitud con el usado en el secuestro de Bustos

Roberto Avellaneda Alfonsín, fue preceptor del cuarto año del colegio secundario San Francisco, mas precisamente del turno mañana, al cual concurrían tanto, el hijo de Ríos Ereñu, como el hijo de Bustos (Raúl). Este testigo confirmó los dichos de Raúl Bustos “que los hijos de Ereñu manejaban tres vehículos: un Dogge amarillo oscuro; un Opel anaranjado; y un Torino verde claro, todos ellos si patente”.

También relato como se vivía y se percibía la vida en esos años en Tartagal. Tanto en el ámbito familiar, como entre los vecinos del pueblo, allí se comentaba que “las amenazas que había recibido Bustos, se habían cumplido”, por lo que se vivía en forma intranquila y cuidando de no hacer algo, que provocara el enojo de los militares, que veían enemigos en todos lados.

Dos Versiones

Todos los testigos coincidieron, que el secuestro y desaparición del Escribano Aldo Melitón Bustos, fue un hecho que impactó en la sociedad tartagalense, trascendiendo sus fronteras. O’Connor, se enteró del secuestro de su amigo por el diario “El Litoral” de Santa Fé.

Roberto Avellaneda Alfonsín después de su primera declaración en el caso, recibió una nota anónima que decía que a Bustos lo habían matado en el departamento San Martín. Que lo habían tenido la noche del secuestro en Gendarmería Nacional y que lo golpeaban cada hora, hasta que a las 7 del la mañana lo llevaron al Río Bermejo, uno de los que participó en todo esto fue el Coronel Arias. Cuando regresó a Gendarmería Arias ya no traía a Bustos. En Gendarmería lo apresaron, pero luego, gente del ejército lo liberó por la fuerza.

La otra versión, no muy distinta, dice el testigo O’Connor, que Román Salím le contó algunos oficiales ebrios del RIM 28, contaban en tertulias, que a Bustos lo mataron en el monte, obligándolo a cavar su propia tumba y que lo enterraron semivivo.

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