martes, 9 de agosto de 2011


El juicio por Ragone, en las últimas

diligencias antes de los alegatos

Ayer se incorporaron las declaraciones de los testigos fallecidos, y la del ex juez Roberto Castro, imposibilitado de declarar en persona. Hoy habrá audiencia para saber qué se hace con los testimonios de Felipe Calpanchay y Fausto López, pedidos por las querellas, y se informará también como sigue el cronograma de audiencias, ya con los alegatos de las partes, en la última parte del juicio oral y público por el secuestro y desaparición del ex gobernador Miguel Ragone, el homicidio de Santiago Arredes y las lesiones a Margarita Martínez de Leal.

Dado que están fallecidos, se incorporaron mediante lectura los testimonios de Enrique Pfister Frías, que fuera ministro de Gobierno de Ragone; de Mario Salvadores y de Carlos Caprini Castellanos.

Pfister Frías declaró en 2004, cuando se reabrió esta causa. Recordó que una semana antes de la intervención a su gobierno, concretada en noviembre de 1974, se reunió con Ragone y ante sus advertencias acerca de que debía irse de la provincia, el todavía gobernador le respondió: “Si estos hijos de puta me quieren matar, que me maten”. Que dijo que había disfrutado de sus hijos y sus nietos, que había alcanzado lo más importante que un hombre puede lograr, que es ser gobernador de la provincia.

Pfister Frías contó que el ex gobernador y el entonces jefe de la Policía, Miguel Raúl Gentil, tenían una relación “pésima”, que “había una animadversión de piel desde que se conocieron”. Recordó que a poco de asumir la gestión ragonista, Gentil fue a la Casa de Gobierno y les dijo que iban a tener en cuenta cómo se desempeñaban para “lo que pudiera corresponder”. Que posteriormente el militar exigió la renuncia de algunos funcionarios, cuando ya el ministro del Interior, Benito Llambí, hacía las mismas exigencias, las que finalmente motivaron el alejamiento del intendente de Salta, Gerardo Bavio, y la del propio Pfister Frías, entre otros.

El ex ministro de Gobierno, que tuvo que salir del país ante las constantes amenazas que recibía, recordó también que durante la gestión de Ragone se investigó a un grupo de policías acusados por apremios ilegales, entre ellos el ex jefe de Seguridad, Joaquín Guil, que está siendo juzgado ahora, y que luego fueron amnistiados y exigieron ser reincorporados a la fuerza. Dijo que en este fin eran acompañados por otros actores políticos que también presionaban para la reincorporación de estos policías.

Los testimonios de los ex jueces Mario Salvadores y Roberto Castro también se refirieron a la investigación por apremios ilegales contra 21 oficiales de la Policía de Salta, policías federales y militares.

Todos policías

Caprini Castellanos declaró en 2004 también. Contó que el día del secuestro, el 11 de marzo de 1976, estuvo en el lugar del homicidio de Arredes, la esquina de Del Milagro y Apolinario Saravia, que allí el carnicero conocido con el apodo de El Siciliano, que alquilaba el local a Arredes, le dijo: “Lo bajaron de un tiro, en un auto en el que iba el hermano”. Y que ante su respuesta de duda, El Siciliano insistió en que conocía a Roberto Arredes y que iba en el segundo automóvil utilizado para secuestrar a Ragone, que también alcanzó a ver al policía de apellido Sayens, que eran policías los ocupantes, porque los conocía debido a que iban a su negocio.

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