miércoles, 6 de junio de 2012



Lesa humanidad: testigos acusaron

a las policías provincial y federal

Eduardo Fronda estuvo detenido y fue torturado en la Delegación Salta de la Policía Federal antes de que su cuerpo acribillado apareciera en la zona cercana a San Lorenzo. Las notas periodísticas de Luciano Jaime le habían ganado el odio del comisario Joaquín Guil, y también estuvo detenido días antes de ser secuestrado y asesinado. La Policía, con Guil y Miguel Raúl Gentil a la cabeza, fraguó un enfrentamiento en Rosario de Lerma para asesinar a Alfredo Matioli, Ricardo Tapia  y los hermanos Marcos y Liendro Estopiñán.
Estas son algunas de las revelaciones que dejó la cuarta jornada del juicio que se desarrolla en la sala de grandes juicios de la Ciudad Judicial y en la que el Tribunal Oral en lo Federal Criminal (integrado por los jueces Carlos Jiménez Montilla, Mario Marcelo Juárez Almaraz y Marta Liliana Snopek, y el cuarto juez Gabriel Casas) juzga a 20 hombres por delitos de lesa humanidad cometidos en perjuicio de 34 personas.
Siete testigos declararon ayer y, aún los reticentes, hicieron aportes para ir develando los actos de terror estatal cometidos en los años previos al golpe de Estado de 1976.
Carlos Holmquist, militante del peronismo revolucionario, detenido desde diciembre de 1974 (luego de la caída del gobierno de Ragone, con la intervención de José Alejandro Mosquera) afirmó que “el 3 o 4 de enero de 1975” Fronda estaba en la Delegación de la Federal, donde lo escuchó quejarse: “Me pegaron. Soy Fronda”, le dijo. Y añadió algo sobre un brazo quebrado.
Holmquist fue golpeado e interrogado por el jefe de la Federal, Federico Livy, y el ex oficial federal Juan Carlos Alzugaray. En una salida al baño, alcanzó a ver a Fronda: estaba “con su torso desnudo, esposado en un banco. Descalzo, pero con medias”.
Uno o dos días después se enteró por los diarios que Fronda había sido asesinado. Como publicó el periodista Luciano Jaime el 9 de enero, en El Intransigente, tenía un brazo quebrado.

“Guil nos perseguía a todos”
La periodista Sylvia Troyano comenzó su testimonio reclamando justicia para Luciano Jaime, “mi amigo, mi entrañable amigo”.
El periodista fue secuestrado y asesinado entre el 12 y el 14 de febrero de 1975. Troyano acusó por este hecho a Joaquín Guil. Recordó que el día antes de su desaparición Jaime recibió un llamado en el diario: “Se le borraron las facciones (alegres). Me dijo: ´Por favor, si yo mañana no vengo, mové cielo y tierra porque Joaquín Guil me va a matar’. Y al otro día no vino más”.
El 13 de febrero Troyano fue detenida y trasladada la Central, donde la interrogaron Gentil y Guil. “Era el que nos perseguía a todos”, aseguró. Recordó que en 1975 Guil encabezó unos cien allanamientos en su casa.
El periodista Rodolfo Plaza, jefe de redacción en El Intransigente, dijo que siempre pensaron que el asesinato había sido cometido por policías de la provincia, con la posible participación de federales.  Y recordó que Guil tenía “animosidad” contra Jaime desde que este fuera corresponsal del diario Norte en Orán.
Contó que cuando se publicó la información sobre el homicidio de Fronda, Livy exigió hablar con el director, Lucio Paz Posse. En su lugar fue Plaza: “Fue un momento muy duro. Livy se levantaba, gritaba, que éramos unos mentirosos, que teníamos unos hijos de tal por cual, que teníamos que echarlo, que nos iba a ir mal”. Quería saber quién les había dado la información y quién era el autor de la nota. Era fácil saber que era Jaime porque su foto, inclinado sobre el cadáver de Fronda, ilustraba la nota.
Unos diez días después Jaime fue detenido y llevado a la Central, donde fue interrogado. Allí vió a Guil. A la segunda noche fue llevado a la Federal, donde fue interrogado por Livy y fue luego liberado el tercer día.
Plaza recordó que pocos días después una llamada alteró a Jaime, que se preocupó también por la presencia de tres hombres en un rastrojero. Otro compañero, Salas, se ofreció a llevarlo a su casa, pero lo dejó en Alberdi y San Martín, porque el tránsito estaba demorado por las comparsas. Esa fue la última vez que se lo vió con vida.



El enfrentamiento fraguado

Tres ex policías que declararon ayer aportaron elementos para establecer que el presunto “enfrentamiento” de la Policía con cuatro guerrilleros en Rosario de Lerma fue en realidad fraguado para ocultar asesinatos a mansalva.
El policía Paulino Lara, de la Comisaría de Rosario de Lerma, reconoció que firmó el acta de  inspección ocular sin leerla y que ni siquiera conocía a las personas que se mencionan en ella. Esa acta fue realizada por el comisario Osvaldo Giraldes y firmada como testigos por Lara y Rosa Sandoval. En ella se da cuenta de un enfrentamiento armado en una casa del barrio Villa Mercedes y se detallan los cuerpos encontrados en ese lugar: de José Alfredo Mattioli, los hermanos Marcos y Liendro Estopiñán y Ricardo Tapia.
Lara, como los otros cuatro policías que declararon ayer (el otro fue Raúl Garnica, sobre el hallazgo del cuerpo de Fronda), se mostró sumamente desmemoriado y terminó con pedidos (del querellante David Leiva y el fiscal Ricardo Toranzos) para que se lo investigue por falso testimonio.
El otro dato llamativo es que se realizaron dos inspecciones buscando explosivos. La primera en la misma madrugada del “enfrentamiento”, a cargo del subcomisario Miguel Sánchez, que solo encontró poco material explosivo sin poder ofensivo. La segunda se hizo por la mañana, a cargo del subcomisario Gregorio Galo Rodríguez. Esta vez se encontró abundante cantidad de explosivos. Una pregunta de Leiva añadió otro dato: eran de fabricación militar. 

Por Elena Corvalan

 

Salta En el juicio por la megacausa de la UNSa

Aseguran que a Jaime lo mataron policias

 Afirman que lo eliminaron por informar lo sucedido con Eduardo Fronda. El juicio continuará el lunes y martes próximos.

RECINTO: VISTA DE LA SALA DONDE SE DESARROLLA EL JUICIO.
RECINTO: VISTA DE LA SALA DONDE SE DESARROLLA EL JUICIO.
 
El juicio por la megacausa de la UNSa convocó ayer a nuevos testigos en la Sala de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial, donde 19 imputados deberán responder ante el Tribunal Federal Oral en lo Criminal de Salta por los 37 casos de terrorismo de estado que les imputan. En esta ocasión los testimonios se centraron en el secuestro y asesinato del gremialista Eduardo Fronda y el periodista Armando Jaime y en la masacre de cuatro militantes de izquierda en Rosario de Lerma. Por estos hechos están acusados el exjefe de Policía Miguel Gentil, el exdirector de Seguridad de la fuerza Joaquín Guil y el exoficial de la Federal Juan Carlos Alzugaray.
Carlos Arturo Holmquist, exmiembro del Frente Revolucionario Peronista, aseguró haber visto a Fronda detenido en la delegación de la Policía Federal. “Lo vi a una distancia cuando me llevaban al baño; estaba con el torso desnudo y esposado de una mano”, aseguró el testigo. También cree que lo alojaron en la misma celda de Fronda la noche que lo sacaron de la cárcel para asesinarlo. “Yo estaba con los ojos vendados y sentí que alguien se quejaba a mi lado; solo alcancé a escuchar que me decía que lo habían golpeado mucho, que le habían quebrado el brazo”, relató.
En relación con el asesinato del periodista Jaime, ocurrido el 12 de febrero de 1975, declaró el exjefe de redacción del diario el Intransigente, Rodolfo Plaza, quien expresó que todo indica que la eliminación del periodista fue obra de miembros de las policías de la Provincia y de la Federal. Dijo que Jaime quedó en la mira del aparato represivo luego de haber publicado artículos que involucraban a esas fuerzas en el asesinato de Fronda, ocurrido en enero de ese año. “Días antes el jefe de la Federal (Federico Livy) me hizo llamar para expresarme su malestar por esas notas”, reveló. Silvia Troyano, quien se desempeñaba como periodista en esa época, manifestó que Jaime le confirmó que vio a Fronda en la Central de Policía y que días antes de su desaparición lo notó aterrorizado porque sabía que en cualquier momento lo iban a “chupar”. “Pedí al director del diario, Lucio Paz Posse, que hiciera algo y me respondió: ¿Qué querés que nos maten a todos?”, contó. Según Troyano, en el periódico había gente enquistada que respondía a las fuerzas de seguridad. “Néstor Quintana era uno de ellos”, sentenció.
Luego fue el turno de los policías que intervinieron tra la masacre de cuatro jóvenes, considerados extremistas, en Rosario de Lerma. El 20 de abril de 1975 Alfredo Mattioli, Liendro Marcial, Marcos Sergio Estopiñan y Ricardo Tapia estaban en una casa de Villa Mercedes cuando fueron rodeados por medio centenar de policías. Los cuatro fueron acribillados. Para el fiscal Ricardo Toranzos, quedó probado que Guil comandó el operativo y que todo fue planeado por Gentil. Como en los juicios anteriores por delitos de lesa humanidad, los testigos policías recurrieron a la teoría del “no me acuerdo”. El presidente Carlos Jiménez Montilla y el vocal Mario Juárez Almaraz intercedieron en varias ocasiones para que los testigos respondan con verdad a las preguntas de los querellantes y el fiscal, pero no hubo caso.
 Falso testimonio
Paulino Lara, un sargento de la Policía, se salvó de quedar detenido al haber evidenciado que faltó a la verdad durante su testimonio. El querellante David Leiva no pudo ocultar su malestar con la actitud del testigo, lo mismo que el fiscal Toranzos. Pese a que el Tribunal rechazó la detención, dispuso que se giren las actuaciones al fiscal en turno para que investigue a Lara por falso testimonio.
Fuente: El Tribuno

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