En alucion a la noche del apagón en Ledesma
Emiliano Nicolay
Y el sabio-obrero, les dijo, casi muerto, en un último suspiro de su proletaria alma : no . Lo torturaron durante años y lo mismo dijo: no, y luego durante décadas y centurias y milenios y siempre la misma respuesta : no . Los verdugos-insanos, dueños de la realidad se cansaron y decidieron cortar abruptamente con tal situación. Hasta que desistieron, lo intentaron de varias y diferentes maneras. Primero quisieron arrancarle el alma, pero no lo lograron. Luego trataron de ahogar su sentimiento por la igualdad social, en sus propias lágrimas y tampoco pudieron. Quisieron también, comprimir su pensamiento violentamente y con ayuda de varios demonios, pero no lograron nada, sino todo lo contrario, su pensamiento brilló ínsito en las masas para siempre, y con un infinito efecto de bola de nieve. Debatieron entre los más antiguos si podía ser un enviado de la libertad o la palabra exacta de los derechos humanos, o a lo mejor el hijo de la justicia y la voluntad general de los pueblos, eternas y perfectas por siempre . Algunos aseveraron sin embargo que era un simple obrero materialista de infinita humanidad dialéctica , no sabían que pensar, estaban desconcertados. Los verdugos empezaron a sentir miedo, y tenían miedo de sentir miedo. Sí, no había forma de hacerlo confesar y habiendo agotado todos los medios para matarlo,¿ que harían?, ¿liberarlo? absolutamente nunca, pues movilizaría las masas y organizaría los poemas del pueblo, ¿ lo encerrarían para siempre? No, porque las masas reclamarían su libertad y organizadas son imposibles de detener, había sencillamente que desaparecerlo, nada más, desaparecerlo, para que los pueblos no sepan de su resistencia y así no lo tomen como ejemplo. Este obrero en rebeldía eterna no tenía razón de ser, tenía que –no ser, lo habían decidido, y estaba escrito. Cadenas heladas de grandes eslabones sujetaban sus manos, pies y cuello, camino al hades. El obrero sabio así reducido físicamente, y en total estado introspectivo, atravesó océanos de niebla, durante años, camino a su eterno final, pero principio de su existencia. El marchaba como quién conoce el camino y esto ponía nerviosos a los verdugos que lo trasladaban. En más de una ocasión, aunque con los ojos vendados, el obrero mismo a través de señas les indico el camino correcto. La niebla los perturbaba y hacía que se confundan y discutan entre sí por cual o tal camino tomar. Llegaron al fin al oscuro habitáculo de la soledad, donde yace el primer átomo de la vida muerto, custodiado bajo llaves de lava , por la injusticia. Lo encerraron silenciosamente. Los verdugos estaban temerosos por el camino de vuelta, y la injusticia sintió un frío poco común. El obrero de pié y mirándolos fijamente empezó a recordar un poema, un poema obrero, era sobre un operario, un humilde operario, con el cual estaba dispuesto a reflexionar durante algunos siglos. Justo a punto de comenzar su reflexión- meditación, sin principio ni final y al lado de la injusticia para siempre, uno de los verdugos le dijo:- usted obrero en rebeldía ha de morir, pues tarde o temprano siempre nuestra maestra divina la mayor de todas las injusticias, los devora y nadie sobrevive a su poder, si tan sólo nos dijese su nombre, y el sindicato al que pertenece , salvaría su vida, de lo contrario…. y esto créamelo, sus gritos se escucharían hasta en la superficie de los cielos-. Una lágrima de oro líquido aunque tibio y suave, descendió lentamente por la cara del obrero y se iluminó el tiempo.-BUENO- les dijo el obrero- sabio- empobrecido- les voy a decir quién soy- y prosiguió entero en el umbral de la vida- hasta pronunciar las siguientes palabras:
ESTOY ENCERRADO HACE TIEMPO
POR CANTAR ENTRE LOS POBRES,
LA CANCIÓN DE UNA PROTESTA,
COLMADA DE REBELIÓN,
EL ENCIERRO DESOLADO NO ME QUIEBRA
TAMPOCO ME CORTA EL VIENTO
DE LA CENSURA VIOLENTA,
SOLO CANTO MI CANCIÓN,
HASTA MORIR,
¡ESE SOY YO, Y
ESE ES MI NOMBRE¡
Y MI SINDICATO:
LA HUMANIDAD¡.
Se dio media vuelta y de una manera totalmente resuelta se internó a las profundidades de la humanidad para oponerse a la injusticia, y esta , totalmente atormentada y convulsionada insultaba sus palabras, y estaba enfurecida, y retorcida como una serpiente. Los verdugos militares se perdieron en los océanos de niebla y tuvieron que rezar sin parar durante un lustro en nombre del sabio obrero para volver a encontrar el camino, pero igualmente sucumbieron ante la luz de la libertad que los encegueció y fue ella la única artífice total de hacerles perder para siempre, en el laberinto inhumano, de su propia inmoralidad. EL OBRERO SE MULTIPLICÓ Y SE METABOLIZÓ EN LOS MOVIMIENTOS DE MASAS QUE DE PIE Y HONROSAMENTE, HOY TODAVÍA, SE BATEN A DUELO DIARIAMENTE CON LA INJUSTICIA, DENUNCIÁNDOLA EN CADA PARTÍCULA, EN TODO ÍNFIMO INTERSTICIO, EN TODO LUGAR Y EN TODOS LOS TIEMPOS. Para que el corazón puro, Y EL PENSAMIENTO CERTERO DEL OBRERO SABIO se haga luz en la semana de la memoria decimos con el puño apretado- compañeros- DETENIDOS DESAPARECIDOS de JUJUY ¡ PRESENTES ¡ ¡AHORA Y SIEMPRE! - EL OBRERO SABIO Y LOS LOS VERDUGOS DE BLAQUIERÉ. - Emiliano Nicolay.
Era él quien erigía asas
Donde antes solo había suelo.
Como un pájaro sin alas
Él subía con las casas
Que le brotaban de la mano.
Pero todo desconocía
De su gran misión:
No sabía, por ejemplo
Que la casa de un hombre es un templo
Un templo sin religión
Como tampoco sabía
Que la casa que él hacía
Siendo su libertad
Era su esclavitud.
De hecho, ¿cómo podía
Un operario en construcción
Comprender por qué un ladrillo
Valía más que un pan?
Ladrillos él apilaba
Con pala, cemento y escuadra
Mientras al pan él lo comía...
¡Fuera a comer ladrillo!
Y así el operario iba
Con sudor y con cemento
Erigiendo una casa aquí
Adelante un departamento
Más allá una iglesia, al frente
Un cuartel y una prisión:
Prisión que sufriría
No fuese, eventualmente
Un operario en construcción.
Pero él desonocía
Ese hecho extraordinario:
Que el operario hace la cosa
Y la cosa hace al operario
De manera que, cierto día
A la mesa, al cortar el pan
El operario fue tomansdo
De una súbita emoción
Al constatar asombrado
Que todo en aquella mesa
- Botella, plato, cuchillo -
Era él quien los hacía
Él, humilde operario,
Un operario en construcción.
Miro en torno: cazuela
Banco, catre, caldera
Vidrio, pared, ventana
¡Casa, ciudad, nación!
Todo, todo lo que existía
Era él quien lo hacía
Él, un humilde operario
Un operario que sabía
Ejercer la profesión.
¡Ah, hombres de pensamiento
No sabrán nunca cuanto
Aquél humilde operario
Supo en aquél momento!
En aquella casa vacía
Que él mismo levantara
Un mundo nuevo nacía
Del cual siquiera sospechaba
El operario emocionado
Miró su propia mano
Su ruda mano de operario
De operario en construcción
Y mirándola bien
Tuvo un segundo la impresión
De que no había en el mundo
Cosa que fuese mas bella.
Fue dentro de la comprensión
De ese instante solitario
Que, así como su construcción
Creció también el operario
Creció en alto y profundo
En largo y en el corazón
Y como todo lo que crece
Él no creció en vano.
Pues además de lo que sabía
- Ejercer la profesión -
El operario adquirió
Una nueva dimensión:
La dimensión de la poesía.
Y un hecho nuevo se vio
Que a todos asombraba:
Lo que el operario decía
Otro operario escuchaba.
Y fue así que el operario
Del edificio en construcción
Que siempre decía sí
Comenzó a decir no.
Y aprendió a notar cosas
A las que no prestaba atención:
Notó que su marmita
Era el plato del patrón
Que su cerveza negra
Era el whisky del patrón
Que su overol
Era el traje del patrón
Que la casucha donde vivía
Era la mansión del patrón
Que sus dos pies andantes
Eran las ruedas del patrón
Que la dureza de su día
Era la noche del patrón
Que su inmensa fatiga
Era amiga del patrón.
Y el operario dijo: ¡No!
Y el operario se hizo fuerte
En su resolución.
Como era de esperarse
Las bocas de la delación
Comenzaron a decir cosas
A los oídos del patrón.
Pero el patrón no quería
Ninguna preocupación.
- "Convénzanlo" de lo contrario -
Dijo él sobre el operario
Y al decir esto sonreía.
Al día siguiente, el operario
Al salir de la construcción
Se vio de súbito cercado
De los hombres de la delación
Y sufrió, por destinado
Su primera agresión.
Tuvo su rostro herido
Tuvo su brazo quebrado
Pero cuando fue preguntado
El operario dijo: ¡No!
En vano sufriera el operario
Su primera agresión
Muchas otras le siguieron
Muchas otras seguirán.
Sin embargo, por imprescindible
Al edificio en construcción
Su trabajo proseguía
Y todo su sufrimiento
Se mezclaba al cemento
De la construcción que crecía.
Sintiendo que la violencia
No doblegaría al operario
Un día trato el patrón
Doblegarlo de otro modo.
De suerte que fue llevado
A lo alto de la construcción
Y en un momento del tiempo
Le mostró toda la región
Y apuntándola al operario
Le hizo esta declaración:
- Te daré todo ese poder
Y su satisfacción
Porque a mi me fue entregado
Y lo doy a quien quiero.
Te doy tiempo de placer
Te doy tiempo de mujer.
Por lo tanto, todo lo que ves
Será tuyo si me adorares
Y, aún más, si abandonares
Lo que te hace decir no.
Dijo, y quedó el operario
Que miraba y reflexionaba
Pero lo que veía el operario
El patrón nunca vería.
El operario veía casas
Y dentro de las estructuras
Veía cosas, objetos
Productos, manufacturas.
Veía todo lo que hacía
El lucro de su patrón
Y en cada cosa que veía
Misteriosamente estaba
La marca de su mano.
Y el operario dijo: ¡No!
- ¡Locura! ? gritó el patrón
¿No ves lo que yo te doy?
- ¡Mentira! ? dijo el operario
No puedes darme lo que es mío.
Y un gran silencio se hizo
Dentro de su corazón
Un silencio de martirios
Un silencio de prisión
Un silencio poblado
De pedidos de perdón
Un silencio apavorado
Como el miedo en soledad
Un silencio de torturas
Y gritos de maldición
Un silencio de fracturas
Arrastrándose en el suelo.
Y el operario oyó la voz
De todos sus hermanos
Sus hermanos que murieron
Por otros que vivirán.
Una esperanza sincera
Creció en su corazón
Y dentro de la tarde mansa
Se agigantó la razón
De un hombre pobre y olvidado
Razón sin embargo que hiciera
En operario construido
El operario en construcción.
Vinicius de Morães
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