domingo, 29 de julio de 2012



En alucion  a la noche del apagón en Ledesma
Emiliano Nicolay


Y el sabio-obrero, les dijo, casi muerto, en un último suspiro de su proletaria alma : no . Lo torturaron durante años y lo mismo dijo: no,  y luego durante décadas y centurias y milenios y siempre la misma respuesta : no . Los verdugos-insanos, dueños de la realidad se cansaron y decidieron cortar abruptamente con tal situación. Hasta que desistieron, lo intentaron de varias y diferentes maneras. Primero quisieron arrancarle el alma, pero no lo lograron. Luego trataron de ahogar su sentimiento por la igualdad social, en sus propias lágrimas y tampoco pudieron. Quisieron también, comprimir su pensamiento violentamente y con ayuda de varios demonios, pero no lograron nada, sino todo lo contrario, su pensamiento brilló ínsito en las masas para siempre, y con un infinito efecto de bola de nieve. Debatieron entre  los más antiguos si podía ser un enviado de la libertad o la palabra exacta de los derechos humanos, o a lo mejor el hijo de la justicia y la voluntad general  de los pueblos, eternas  y perfectas por siempre . Algunos aseveraron sin embargo que era un simple obrero materialista de infinita humanidad  dialéctica ,  no sabían que pensar, estaban desconcertados. Los verdugos empezaron a sentir miedo, y tenían miedo de sentir miedo.  Sí, no había forma de hacerlo confesar y habiendo agotado todos los medios para matarlo,¿ que harían?, ¿liberarlo? absolutamente nunca, pues movilizaría las masas y organizaría los poemas del pueblo, ¿ lo encerrarían para siempre? No, porque las masas reclamarían su libertad y organizadas  son imposibles de detener, había  sencillamente que desaparecerlo, nada más, desaparecerlo, para que los pueblos no sepan de su resistencia y así no lo tomen como ejemplo. Este obrero en rebeldía eterna no tenía razón de ser, tenía que –no ser, lo habían decidido, y estaba escrito. Cadenas heladas de grandes eslabones sujetaban sus manos, pies  y cuello, camino al hades. El obrero sabio así reducido físicamente,  y en total estado introspectivo, atravesó  océanos de niebla, durante años, camino a su eterno final, pero principio de su existencia. El marchaba como quién conoce el camino y esto ponía nerviosos a los verdugos que lo trasladaban. En  más de una ocasión, aunque con los ojos vendados, el obrero mismo a través de señas les indico el camino correcto. La niebla los perturbaba y hacía que se confundan y discutan  entre sí por cual o tal camino  tomar. Llegaron al fin al oscuro habitáculo de la soledad, donde yace el primer átomo de la vida muerto,  custodiado bajo llaves de lava , por la injusticia. Lo encerraron silenciosamente. Los verdugos estaban temerosos por el camino de vuelta, y la injusticia sintió un frío poco común. El obrero de pié y mirándolos fijamente empezó a recordar un poema, un poema obrero, era sobre un operario, un humilde operario, con el cual estaba dispuesto a reflexionar  durante algunos siglos. Justo a punto de comenzar su reflexión- meditación, sin principio ni  final y al lado de la injusticia para siempre, uno de los verdugos le dijo:- usted obrero en rebeldía ha de morir, pues tarde o temprano siempre nuestra maestra divina la mayor de todas las injusticias, los devora y nadie sobrevive a su poder, si tan sólo nos dijese su nombre, y el sindicato al que pertenece , salvaría su vida, de lo contrario…. y esto créamelo, sus gritos se escucharían hasta en la superficie de los cielos-. Una lágrima de oro líquido aunque tibio y suave, descendió lentamente por la cara del obrero y se iluminó el tiempo.-BUENO- les dijo el obrero- sabio- empobrecido-  les voy a decir quién soy- y prosiguió entero en el umbral de la vida- hasta pronunciar las  siguientes palabras:      
ESTOY ENCERRADO HACE TIEMPO  
POR CANTAR ENTRE LOS POBRES,    
LA CANCIÓN DE UNA PROTESTA, 
COLMADA DE REBELIÓN, 
EL ENCIERRO DESOLADO NO ME QUIEBRA   
TAMPOCO ME CORTA EL VIENTO 
DE LA CENSURA VIOLENTA,   
SOLO CANTO MI CANCIÓN,        
HASTA MORIR, 
¡ESE SOY YO,  Y  
ESE ES MI NOMBRE¡  
Y MI SINDICATO:               
LA HUMANIDAD¡.            
Se dio media vuelta y de una manera totalmente resuelta se internó a las profundidades de la humanidad para oponerse a la injusticia, y  esta ,  totalmente atormentada y convulsionada  insultaba sus palabras,  y estaba enfurecida, y retorcida como una serpiente. Los verdugos militares se perdieron en los océanos de niebla y tuvieron que rezar sin parar durante un lustro en nombre del sabio obrero para volver a encontrar el camino, pero  igualmente sucumbieron ante  la luz de la  libertad que los encegueció y fue ella la única artífice total de hacerles perder para siempre, en el laberinto inhumano, de  su propia inmoralidad. EL OBRERO SE MULTIPLICÓ Y SE METABOLIZÓ EN LOS MOVIMIENTOS DE  MASAS QUE DE PIE  Y HONROSAMENTE, HOY TODAVÍA, SE BATEN A DUELO DIARIAMENTE CON LA INJUSTICIA, DENUNCIÁNDOLA EN  CADA PARTÍCULA, EN TODO ÍNFIMO INTERSTICIO,  EN TODO LUGAR   Y EN TODOS LOS TIEMPOS.   Para  que el corazón puro, Y EL PENSAMIENTO CERTERO DEL OBRERO SABIO se haga luz en la semana  de la memoria    decimos con el puño apretado- compañeros-                                                     DETENIDOS DESAPARECIDOS  de  JUJUY   ¡ PRESENTES  ¡  ¡AHORA Y SIEMPRE!                                                                                                                    -                                                                                                                                                              EL  OBRERO SABIO  Y   LOS                                                                                                                                                                                                                              LOS VERDUGOS DE BLAQUIERÉ.  -                                                                            Emiliano Nicolay.
Era él quien erigía asas 
Donde antes solo había suelo. 
Como un pájaro sin alas 
Él subía con las casas 
Que le brotaban de la mano. 
Pero todo desconocía 
De su gran misión: 
No sabía, por ejemplo 
Que la casa de un hombre es un templo 
Un templo sin religión 
Como tampoco sabía 
Que la casa que él hacía 
Siendo su libertad 
Era su esclavitud. 

De hecho, ¿cómo podía 
Un operario en construcción 
Comprender por qué un ladrillo 
Valía más que un pan? 
Ladrillos él apilaba 
Con pala, cemento y escuadra 
Mientras al pan él lo comía... 
¡Fuera a comer ladrillo! 
Y así el operario iba 
Con sudor y con cemento 
Erigiendo una casa aquí 
Adelante un departamento 
Más allá una iglesia, al frente 
Un cuartel y una prisión: 
Prisión que sufriría 
No fuese, eventualmente 
Un operario en construcción. 

Pero él desonocía 
Ese hecho extraordinario: 
Que el operario hace la cosa 
Y la cosa hace al operario 
De manera que, cierto día 
A la mesa, al cortar el pan 
El operario fue tomansdo 
De una súbita emoción 
Al constatar asombrado 
Que todo en aquella mesa 
- Botella, plato, cuchillo - 
Era él quien los hacía 
Él, humilde operario, 
Un operario en construcción. 
Miro en torno: cazuela 
Banco, catre, caldera 
Vidrio, pared, ventana 
¡Casa, ciudad, nación! 
Todo, todo lo que existía 
Era él quien lo hacía 
Él, un humilde operario 
Un operario que sabía 
Ejercer la profesión. 

¡Ah, hombres de pensamiento 
No sabrán nunca cuanto 
Aquél humilde operario 
Supo en aquél momento! 
En aquella casa vacía 
Que él mismo levantara 
Un mundo nuevo nacía 
Del cual siquiera sospechaba 
El operario emocionado 
Miró su propia mano 
Su ruda mano de operario 
De operario en construcción 
Y mirándola bien 
Tuvo un segundo la impresión 
De que no había en el mundo 
Cosa que fuese mas bella. 

Fue dentro de la comprensión 
De ese instante solitario 
Que, así como su construcción 
Creció también el operario 
Creció en alto y profundo 
En largo y en el corazón 
Y como todo lo que crece 
Él no creció en vano. 
Pues además de lo que sabía 
- Ejercer la profesión - 
El operario adquirió 
Una nueva dimensión: 
La dimensión de la poesía. 

Y un hecho nuevo se vio 
Que a todos asombraba: 
Lo que el operario decía 
Otro operario escuchaba. 
Y fue así que el operario 
Del edificio en construcción 
Que siempre decía sí 
Comenzó a decir no. 
Y aprendió a notar cosas 
A las que no prestaba atención: 
Notó que su marmita 
Era el plato del patrón 
Que su cerveza negra 
Era el whisky del patrón 
Que su overol 
Era el traje del patrón 
Que la casucha donde vivía 
Era la mansión del patrón 
Que sus dos pies andantes 
Eran las ruedas del patrón 
Que la dureza de su día 
Era la noche del patrón 
Que su inmensa fatiga 
Era amiga del patrón. 

Y el operario dijo: ¡No! 
Y el operario se hizo fuerte 
En su resolución. 

Como era de esperarse 
Las bocas de la delación 
Comenzaron a decir cosas 
A los oídos del patrón. 
Pero el patrón no quería 
Ninguna preocupación. 
- "Convénzanlo" de lo contrario - 
Dijo él sobre el operario 
Y al decir esto sonreía. 

Al día siguiente, el operario 
Al salir de la construcción 
Se vio de súbito cercado 
De los hombres de la delación 
Y sufrió, por destinado 
Su primera agresión. 
Tuvo su rostro herido 
Tuvo su brazo quebrado 
Pero cuando fue preguntado 
El operario dijo: ¡No! 
En vano sufriera el operario 
Su primera agresión 
Muchas otras le siguieron 
Muchas otras seguirán. 
Sin embargo, por imprescindible 
Al edificio en construcción 
Su trabajo proseguía 
Y todo su sufrimiento 
Se mezclaba al cemento 
De la construcción que crecía. 

Sintiendo que la violencia 
No doblegaría al operario 
Un día trato el patrón 
Doblegarlo de otro modo. 
De suerte que fue llevado 
A lo alto de la construcción 
Y en un momento del tiempo 
Le mostró toda la región 
Y apuntándola al operario 
Le hizo esta declaración: 
- Te daré todo ese poder 
Y su satisfacción 
Porque a mi me fue entregado 
Y lo doy a quien quiero. 
Te doy tiempo de placer 
Te doy tiempo de mujer. 
Por lo tanto, todo lo que ves 
Será tuyo si me adorares 

Y, aún más, si abandonares 
Lo que te hace decir no. 
Dijo, y quedó el operario 
Que miraba y reflexionaba 
Pero lo que veía el operario 
El patrón nunca vería. 
El operario veía casas 
Y dentro de las estructuras 
Veía cosas, objetos 
Productos, manufacturas. 
Veía todo lo que hacía 
El lucro de su patrón 
Y en cada cosa que veía 
Misteriosamente estaba 
La marca de su mano. 
Y el operario dijo: ¡No! 

- ¡Locura! ? gritó el patrón 
¿No ves lo que yo te doy? 
- ¡Mentira! ? dijo el operario 
No puedes darme lo que es mío. 

Y un gran silencio se hizo 
Dentro de su corazón 
Un silencio de martirios 
Un silencio de prisión 
Un silencio poblado 
De pedidos de perdón 
Un silencio apavorado 
Como el miedo en soledad 
Un silencio de torturas 
Y gritos de maldición 
Un silencio de fracturas 
Arrastrándose en el suelo. 
Y el operario oyó la voz 
De todos sus hermanos 
Sus hermanos que murieron 
Por otros que vivirán. 
Una esperanza sincera 
Creció en su corazón 
Y dentro de la tarde mansa 
Se agigantó la razón 
De un hombre pobre y olvidado 
Razón sin embargo que hiciera 
En operario construido 
El operario en construcción. 

Vinicius de Morães 



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