RUBEN YAÑEZ PRESENTE!!
PALABRAS DE SANDRA YAÑEZ EN EL ACTO DE RESTITUCIÓN DE LOS RESTOS DE SU PADRE RUBEN YAÑEZ
Buenos días mi nombre es Sandra, soy la hija mayor de
Rubèn Yañez, quiero agradecer su presencia en este homenaje, porque significa
muchísimo tanto para mí, como para mi familia. Queremos agradecer el apoyo y el
auspicio de la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta, la Secretaría de
Derechos Humanos del Gobierno de la Provincia de Salta, la Asociación Dr.
Miguel Ragone, la Comisión de la Megacausa, el Sindicato de Luz y Fuerza; y a todas las autoridades presentes, como así a las
asociaciones de defensa DDHH que hoy se convocaron para acompañarnos Quiero agradecer en forma personal a quien hoy ya no se
encuentra entre nosotros, pero fue mi apoyo y compañía en la gestión inicial de la reivindicación de
mi padre, la Sra. Lucrecia Barquet. Queremos, agradecer la permanente
colaboración del Fiscal Federal de la Provincia de Jujuy el Dr. Domingo Batule y de manera especial a Ariel, a Elia, a Germán y a Fernando, personas que trabajaron
a nuestro lado conteniéndonos y enseñándonos con paciencia, a transitar este
duro proceso de reencuentro familiar.
Mi padre desapareció el 8 de noviembre de 1975. Pasaron
décadas sin saber de su paradero.
El 16 de marzo de 2012 el Equipo Argentino de Antropología Forense, representado por el Lic. Miguel Ángel Nieva, nos
comunicó la identificación fehaciente de sus restos. La peor noticia se
confirmaba: un amplio informe detallaba las lesiones físicas que provocaron su
muerte. Por cierto revelaba la saña de
sus ejecutores. Fue este Equipo, que con mucha perseverancia y por el trabajo
mancomunado con el Proyecto de Iniciativa Latinoamericana para la
identificación de Desaparecidos, el que hizo posible devolverle la identidad a
mi padre, y con ello, la nuestra. Gracias Miguel, por tu tacto, comprensión y
delicadeza.
Cómo cuesta, a esta altura y a la luz de los
acontecimientos, escuchar frases detractoras y anacrónicas, validando todo el
horror, la crueldad y la imposición del terror en forma organizada. Nos
quisieron convencer que Rubén Yañez, mi padre, no estaba vivo… no estaba muerto…
a decir del genocida Videla: “era un desaparecido”. Mi pregunta siempre fue qué
significaba ese término, más allá de una estigmatización social. Fueron muchos
años de mutismo y oscuridad. Ahora, mi familia y yo tenemos el privilegio de contar
con sus restos, y podremos iniciar el duro proceso de cerrar una herida muy
grande y armar ese gran rompecabezas que significó su desaparición. Ahora todos
podemos hablar, sabemos quienes fueron sus sicarios, cuándo y dónde murió.
De a poco, nuestro país va recuperando su
historia, para que todos los que vienen puedan contar con la Verdad y no se
repitan los errores cometidos.
También estamos aquí
presentes para recordar a Rubén Yañez, más allá del hecho puntual de su muerte.
Fue un hombre multifacético (deportista, periodista, poeta, cantor, relojero,
cazador, pescador, gremialista, amigo, hijo… hermano… esposo y padre). En su
juventud practicó muchos deportes, destacándose en el futbol llegando a jugar
en la liga salteña. En ese contexto - específicamente en el club Libertad- conoce
al Dr. Miguel Ragone con quien comparte de inmediato sus inquietudes políticas
y desarrolla una buena amistad. Fue corresponsal del diario “El Mundo”,
militaba en el Frente Revolucionario Peronista, cursaba la carrera de abogacía en la Universidad Católica de
Salta hasta la fecha de su desaparición.
Como hija es un
privilegio poder contarles que fue un padre afectuoso, responsable, muy
presente. Nos llevaba a eventos infantiles y disfrutaba de nuestra compañía. Al
repasar mis recuerdos, al acordarme de nuestras charlas, de sus anécdotas, de
su sonrisa, pareciera que nunca se fue… es que realmente nunca se fue… él sigue
viviendo en mí y en todos aquellos a los que cuya lucha y trayectoria dejo una
huella imborrable. La impronta que El me
legó: el germen del bien y del mal están
en el hombre, uno elige, nunca dejes de
luchar por Tus ideales.
Hoy tengo sentimientos encontrados: Por un lado
la tristeza de su muerte y, por otro, la alegría de tenerlo entre nosotros nuevamente.
Me siento orgullosa de ser una de sus descendientes. Obviamente que en estos
largos años, lo extrañe, lo esperé y no pude llorarlo hasta ahora.
Mi padre y toda esa generación no están perdidos. Viven
en mí y en cada uno de los que cotidianamente apostamos a la construcción de
una sociedad diversa, libre y justa.
Este acto de homenaje, esta actitud social de negarse al
olvido, me hace tomar nuevas fuerzas en la lucha por la Reivindicación, la Memoria,
la Justicia y la Verdad de Rubén Yañez. Y es mi deseo profundo que todos los
familiares de desaparecidos puedan
encontrar a los suyos y las abuelas a
sus anhelados nietos.
Muchas Gracias.
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