jueves, 16 de mayo de 2013

DETUVIERON A UN MIEMBRO DEL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO POR EL ROBO DE UNA HIJA DE DESAPARECIDOS



EL PAIS › DETUVIERON A UN MIEMBRO DEL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO POR EL ROBO DE UNA HIJA DE DESAPARECIDOS

La Iglesia y las apropiaciones de bebés

El juez Sebastián Ramos procesó y ordenó detener a Francisco Martín Zabalo por su participación durante la dictadura en la apropiación de una niña nacida en Campo de Mayo, hija de María Teresa Trotta y Roberto Castelli.
“Es importante porque hasta ahora no había ningún imputado en la causa”, dijo Verónica Castelli, hermana de la niña apropiada en la dictadura.
Un miembro del Movimiento Familiar Cristiano fue detenido y procesado por su participación en la apropiación ilegal de una menor nacida en cautiverio durante la dictadura. Se trata de Francisco Martín Zabalo, quien según la investigación del juez federal Sebastián Ramos mantenía un “vínculo personal” con el general Juan Bautista Sasiaiñ, uno de los máximos jefes del centro clandestino El Vesubio. El magistrado consideró probada la “participación criminal necesaria” de Zabalo en el robo de la segunda hija de María Teresa Trotta y Roberto Castelli, militantes montoneros detenidos-desaparecidos en El Vesubio. La niña nació en cautiverio tras el traslado de su madre al Hospital Militar de Campo de Mayo. Se trata del segundo caso en el que se prueba la connivencia entre esa organización de la Iglesia Católica y represores en el robo de bebés nacidos en cautiverio en Campo de Mayo.
“Es importante porque hasta ahora no había ningún imputado en la causa, no se entendía quién cometió el robo, pero por sobre todo es una medida que permite indagar en todo un sistema del que participó el Movimiento Familiar Cristiano”, destacó Verónica Castelli, miembro de HIJOS Capital y hermana de la mujer apropiada, que recuperó su identidad en 2008. “Exigimos que se avance en las investigaciones sobre esta institución que fue parte de la maquinaria del terror y partícipe de uno de los delitos de lesa humanidad que hoy tiene víctimas que siguen sin conocer su identidad: nuestros hermanos apropiados”, expresó HIJOS.
Ramos procesó a Zabalo en la causa caratulada “N.N. Movimiento Familiar Cristiano y otros s/ supresión de identidad” por su “participación criminal necesaria”. El dato clave fue el estrecho vínculo con Sasiaiñ, quien murió sin condena pero llegó a estar procesado en la causa por el plan sistemático de apropiación de menores. El juez estableció que Zabalo “colaboró con quienes sustrajeron a la menor en el ocultamiento que tuvo como objeto impedir la reanudación del vínculo de origen que fue quebrantado con su madre tras el parto en el Hospital Militar y con su familia biológica”. El feligrés también “colaboró con el ocultamiento de su identidad, suprimida desde el momento en que se fraguó ideológicamente el acta de hallazgo de la niña, hasta su inscripción en los registros oficiales respectivos, hasta llegar a su adopción, todo lo cual se desvaneció en el año 2008 con el conocimiento de su origen biológico”.
Según el comunicado de HIJOS, Zabalo integró la comisión directiva del “Equipo Asistencial y de Adopción San José” del Movimiento. El juez sostuvo que “quedó en evidencia el vínculo entre el robo de la bebé a su madre en el Hospital Militar de Campo de Mayo y su entrega al Movimiento Familiar Cristiano para ser dada en adopción” y consideró que por el lugar que ocupaba Zabalo no podía desconocer el caso. Un dato fundamental para el procesamiento es el “vínculo personal” con Sasiaiñ, ex jefe de la Policía Federal y segundo de Carlos Suárez Mason en Vesubio. Sobrevivientes del centro clandestino declararon que Sasiaiñ visitaba el lugar mientras Trotta estaba en cautiverio. El juez tuvo en cuenta que Sasiaiñ fue procesado por el robo de bebés y que fue justamente Zabalo, su ex compañero de promoción del Colegio Militar en 1947, el garante del arresto domiciliario del que se benefició en sus últimos tiempos.
“Con este procesamiento queda demostrada la vinculación del Movimiento con los genocidas, particularmente con los que estuvieron en el centro clandestino de Campo de Mayo. Zabalo fue procesado por ser parte del circuito entre los centros clandestinos El Vesubio y Campo de Mayo y la posterior entrega en adopción de los niños nacidos allí a través del Movimiento Familiar Cristiano. No es casual que uno de sus miembros haya sido nada más y nada menos que el genocida Jorge Rafael Videla”, recordó HIJOS en un comunicado.
“Necesitamos saber la verdad. Necesitamos justicia: que los culpables no queden impunes –destacó HIJOS–. La cúpula de la Iglesia debe responder ante el Poder Judicial por su participación en estos delitos. No fueron casos aislados: fueron instituciones al servicio del terrorismo de Estado.”

Fuente: Pagina 12, jueves
EL PAIS › CELICA GARCIA DECLARO EN EL JUICIO ESMA POR LA DESAPARICION DE SU HERMANA DIANA IRIS GARCIA

La respuesta de la Iglesia fue una postal

La familia de Diana García fue a hablar con el vicario Emilio Graselli para que los ayudara a encontrarla. Nunca tuvieron respuestas, pero en Navidad recibieron una postal firmada por el cardenal Raúl Primatesta que decía “sin ausencias, sin angustias, sin odios”.
La postal fue enviada tres meses antes de la Navidad a la familia de Célica García.

Por Alejandra Dandan
En el final de la audiencia, Célica García sacó una tarjeta de Navidad que guardó durante más de treinta años. “Una Navidad feliz y en paz”, decía el cartón con fecha de emisión 5 de septiembre de 1977 y la firma del “Cardenal Raúl Francisco Primatesta, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina”. La tarjeta, reveladora del lugar de la Iglesia en la última dictadura y del modo en el que circuló la información, provocó escalofríos en la sala. “El respeto a los derechos humanos es el camino más seguro hacia la paz”, decía en la parte de arriba. Abajo, un pino dibujado y rodeado por siluetas de personas. “Sin ausencias, sin angustias, sin odios”. Y en el final: “Es el anhelo de los argentinos para cristalizar el propósito enunciado por el presidente teniente coronel Jorge Rafael Videla”.
En la sala de audiencias de Comodoro Py donde se sustancia el juicio por los crímenes de la Escuela de Mecánica de la Armada, alguien expresó en voz alta aquello que la tarjeta parecía estar señalando: “Acá no hay desaparecidos”. Un testigo histórico, sentado poco más atrás, en la sala, se quedó mirando los colores amarillos que todavía se ven detrás del pino: “Esas no son luces, sino llamas”. Las siluetas dando vueltas, en este presente de la sala, no eran otra cosa que la evocación de las siluetas de los desaparecidos. Célica miró a los jueces: “Esto fue lo que mi madre recibió para que tengamos una Navidad feliz”, dijo.
Célica fue a dar testimonio por su hermana Diana Iris García, psicóloga, recibida en La Plata y para 1976 militante de Montoneros. Diana estaba de novia con Miguel Coronato Paz hijo, de Montoneros zona norte y colaborador de Ancla. A Diana la secuestraron el 15 de octubre de 1976 en Córdoba y San Martín, pleno centro porteño, con otra compañera, Graciela García. Sus secuestros en esta etapa del juicio se leen como parte de la avanzada de los marinos sobre esa área de prensa de la organización.
Célica y sus padres supieron del secuestro de Diana porque ella gritó su nombre mientras se la llevaban. Pero sobre todo lo supieron porque los trabajadores de prensa de la agencia de noticias NA lograron difundir un cable que replicaron Radio Colonia y el diario La Razón. Célica llevó ese diario a la audiencia como hizo con la tarjeta. El cable dio cuenta del “secuestro” de dos jóvenes y un operativo “de seis o siete hombres armados con pistolas 45”. Mientras las llevaban, “una de las jóvenes gritó que se llamaba Diana García y pidió a quienes la escuchaban que se avisara a la policía, añadiéndolo que no sabía por qué se la llevaban”.
“Nosotros, que vivíamos en Berazategui, nos enteramos por personas que leyeron el diario y al otro día, gente conocida nos dijo de lo sucedido –explicó Célica–. Ahí comienza la desaparición de mi hermana, hasta el día de hoy, 37 años que se van a cumplir en octubre, no sabemos que sucedió, mas que las cosas que pudimos averiguar.”
Durante la dictadura, la familia recorrió juzgados, hicieron “infinitos” habeas corpus cuyas respuestas también quedaron atesoradas. Célica las llevó a la audiencia. Ahí están los nombres de los jueces que rechazaron todos los habeas corpus. Poco después, tuvieron una reunión con el vicario Emilio Graselli, una y otra vez nombrado en las audiencias, visitado y preguntón. Célica acompañó a su madre. Lo vieron. Graselli les hizo preguntas, ellas dejaron sus datos, pero nunca obtuvieron respuesta, salvo esa tarjeta de Navidad que empieza a leerse no sólo como una posible contestación, sino como una constatación de los canales por los que circuló la información.
Otro de los lugares hasta donde se acercó la familia buscando a Diana fue la propia Escuela de Mecánica de la Armada. Fueron a fines de 1976 o principios de 1977, aunque sólo después del año 2000 supieron que Diana había estado en ese centro clandestino. “Nosotras fuimos en un auto, mi mamá y yo”, dijo Célica. “Estacionamos cerca. Nos pusimos en la puerta, llevamos unos papelitos con el nombre de mi hermana que pegamos con cinta sobre la reja de la ESMA. Había unos colimbas o no sé qué, que estaban cerca, entonces mi mamá los llamó y les dijo: ‘Si ustedes saben algo, si ven algo, acuérdense del nombre de Iris Diana García’. Uno se lo decía a cualquiera que pasaba, no sabíamos nada, no sabíamos que estaba en la ESMA ni teníamos la menor idea de que eso era así. Pero bueno, fue justo que encontramos a esa gente, porque en los otros lugares a los que íbamos no nos permitían ni siquiera el paso, ahí era como para decírselo a alguien, como para decirlo, para que alguien supiera.” Años más tarde, supieron que Diana había estado ahí. Primero, a través del Equipo Argentino de Antropología Forense que puso a Célica en contacto con un sobreviviente. “Aparece un señor, no me dijo el nombre, que había estado en la ESMA y que había hecho ese trabajo que los mandaban a hacer, como fotografías. Le presento la foto de mi hermana, él lloró, con congoja y me dijo: ‘Sí, esta persona estuvo en la ESMA y fue trasladada’. Bueno, fue un momento como este mismo momento, como todos los momentos que viví, 36 años parecen muchos para la gente joven, pero para mí es como que pasara ayer. En la piel, cada uno lo sabe.”
Hacia el final, los jueces le preguntaron si necesitaba decir algo más. “Lo único que quiero decir es que ojalá se haga justicia por mi hermana, por todos los desaparecidos. Que la baldosa que está en la puerta de la casa de mi mamá, donde dice que Nunca Más pasen estos hechos sea algo realmente verídico y efectivo, y que esto que nosotros llevamos dentro, que es un duelo que no acabamos de cerrar nunca, sirva para los que vienen atrás nuestro, que sigan pudiendo luchar.”

Fuente: Pagina 12, miercoles



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La agencia de noticias de DH se edita desde 2007, y a partir de ahora con la nueva designacion por Memoria, Verdad y Justicia

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