viernes, 16 de agosto de 2013

La Rioja: Comienza nuevo juicio + Cordoba: Megacausa La Perla: El testigo imprevisto







La Rioja es epicentro de otro juicio por delitos de lesa humanidad

Arranca este viernes. Entre los imputados se encuentra el ex militar Luciano Benjamín Menéndez y varios ex gendarmes de Chilecito. Siete víctimas, todas oriundas de Famatina, denuncian haber sido privadas de su libertad y torturadas en junio del año 1977 durante la última dictadura.
El Tribunal Oral Federal de La Rioja preside a partir de este viernes un nuevo juicio por delitos de lesa humanidad en el cual se ventilarán “tormentos y privación ilegítima de la libertad” cometidos en el Escuadrón 24 de Gendarmería de Chilecito y en el que hay diez imputados entre ellos los represores Luciano Benjamín Menéndez, Eduardo Britos y Normando Torres.
El tribunal, que juzgará el expediente 408-A-2.012 caratulado “Angel Andres Abelardo y otros privación Ilegítima de la libertad y Tormentos”, estará integrado por los jueces José Quiroga Uriburu y Jaime Diaz Gavier del Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba y Karina Rosario Perilli del Tribunal en lo Penal Económico de Capital Federal.
En tanto, el fiscal será Michel Horacio Salman y contará con su par Darío Illanes como coadyuvante.
Además de Menéndez, Britos y Torres, también serán juzgados Eulogio Vitale, Jorge Alberto Garcia, Wilson Velazquez, Ricardo Torres Daram, Francisco Franco Casco, Cándido Aroca y Hernán Pizarro.
Según se informó, los testigos serán aproximadamente unos doce o quince debido a que muchos no fueron localizados por cambios de domicilio o porque ya fallecieron.
Los hechos que se investigan son “la privación ilegítima de la libertad y los tormentos con picana eléctrica a los que fue sometido Abelardo Angel por personal del Escuadrón 24 de Gendarmería con asiento en Chilecito y siendo interrogado sobre “actividades subversivas”.
Tras el paso por el Escuadrón 24, la víctima fue trasladada a un establecimiento cercano a la localidad de Chilecito, durante el transcurso de una noche de intenso frío y al otro día fue remitida nuevamente al Escuadrón, continuando allí las torturas atado de pies y manos.
Otra de las víctimas fue Santiago Nicolas Maza quien recibió “un trato inhumano” al ser considerado como subversivo siendo “vendado de los ojos, torturado a golpes, recibiendo además una inadecuada alimentación y poca agua y siendo obligado a permanecer de pie o arrodillado por horas y ante su negativa tras ser interrogado respecto a actividades subversivas”.
Maza “fue maltratado por medio de la fuerza consistente en tirones y empujones y finalmente obligado a firmar una declaración mientras permanecía con los ojos vendados” según se desprende de la elevación de la Fiscalía a juicio de la causa y de los elementos probatorios recolectados por la investigación.
Se acreditó también “la existencia material del hecho sucedido el 4 de junio de 1977 en que una Comisión Reservada perteneciente al Escuadrón 24 de Gendarmería Nacional, comandado por Alberto Garay y al mando el 1er alférez Francisco Casco y el suboficial Ricardo Torres Daram, se trasladaron en un camión hasta el Departamento Famatina”.
Allí “se procedió a la detención, y posterior traslado de Teresa Elida Robles de Maza, Santiago Nicolás Maza, Rosario del Valle Manzur, Juana Antonia Manzur, Juan Antonio Leiva, Marcelino Reyes Leiva y Andrés Abelardo Ángel, todos detenidos teniendo como argumento su presunta vinculación con actividades subversivas”.
Las directivas del procedimiento habrían emanado de Garay, quien al momento de hecho se desempeñaba como Jefe de Unidad del Escuadrón 24 de Gendarmería Nacional Sección Chilecito, con jerarquía de Comandante Principal, quien a su vez respondía a los lineamientos trazados por el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército a cargo del General de División Luciano Benjamín Menéndez, de quien dependía, entre otras, la provincia de La Rioja.
“Este hecho se enmarca en el plan sistemático de extermino contra militantes políticos, obreros, representantes sindicales, profesionales, docentes, estudiantes, militantes sociales, pergeñado por diversos grupos de poder y ejecutado por las fuerzas de seguridad de nuestro país a partir del 24 de marzo de 1976 y aún meses antes”, señaló en su elevación a juicio la Fiscalía Federal.
Fuente: http://riojavirtual.com.ar
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Megacausa La Perla: El testigo imprevisto

15.08.2013 |
El ingeniero Simón Dasenchich relató cómo una patota del Tercer Cuerpo de Ejército asesinó a Jorge Cazorla y recapturó a Graciela Geuna. Un libro sobre La Perla le puso nombres a quienes para el testigo eran víctimas anónimas.

“Escucho uno o dos estampidos que proceden de la ruta 20. Un muchacho con el torso desnudo corre en dirección al centro. Se siente un nuevo estampido y él cae. Giro la cabeza buscando la procedencia del sonido, y veo un Fiat 125 o 128, con la tapa del baúl abierto, y al lado una persona levantándose, como si hubiera estado rodilla al piso con un arma en la mano… y corre hacia el caído”.
“Corro para comentar al guardia lo que vi, cuando veo que viene corriendo una jovencita, gritando: ‘¡Sálvenme! ¡Me van a matar!’. Era muy jovencita. La venían persiguiendo y ella cae, con las manos atadas atrás, y en un santiamén el que venía atrás con un revólver en la mano, muy corpulento, la levanta y se la lleva”.
Estas dos escenas que relató Dasenchich a los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 1 habían quedado congeladas en su memoria desde aquella siesta del 10 de junio de 1976, cuando salía de su trabajo en el Área Material Córdoba (AMC) y se topó con el desesperado intento de fuga de Jorge Omar Cazorla y Graciela Susana Geuna, esposos y militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Sus perseguidores integraban la patota del campo de concentración de La Perla, a donde finalmente fueron llevados, él muerto y ella viva.
En vano intentó el testigo que los militares de la Fuerza Aérea que custodiaban el ingreso a la AMC impidieran, o al menos dejaran constancia, del secuestro: “Me volví a mi lugar de trabajo e hicimos un acta con dos copias, con las que volvimos a la guardia. El oficial a cargo no me dio bola y dijo que ellos tenían su propio protocolo de actas”.
Entonces se dirigió a la Seccional 10ª de la Policía para hacer una denuncia. Como no llevaba su documento de identidad, el sumariante le retuvo el acta y le dijo que esperara, porque lo iban a llevar en un móvil a su casa a buscar el documento. A Dasenchich la propuesta le pareció sospechosa, en un descuido se retiró y “el acta quedó en la Seccional 10ª”. Fue su último contacto con el caso, hasta 37 años después.
- ¿Qué fue lo que determinó que usted haya contando esta historia en este juicio? –le preguntó este diario al salir de la audiencia.
- Haber leído el libro “La Perla” (de los periodistas Ana Mariani y Alejo Gómez Jacobo), porque una cosa es recordar hechos anónimos que uno sabe que ha visto, y otra cosa es que esos hechos tengan nombre y apellido.
Así fue que Dasenchich se puso en contacto con Geuna. Los abogados que la representan como querellante –y luego la Fiscalía- lo propusieron como testigo, para que por fin pudiera despojarse de “la carga emocional de haber visto algo y no haber podido resolver nada de todo lo que pasó”.
Fuente: http://cordoba.infonews.com


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