domingo, 15 de septiembre de 2013

Cordoba: Megacausa La Perla: otra sobreviente acusó al juez Luis Rueda



Megacausa La Perla: otra sobreviviente acusó al juez Luis Rueda

13.09.2013 |
Mabel Tejerina narró cómo en 1985 fue presionada por los represores y el entonces secretario del Juzgado Federal Nº 2 para firmar  una declaración falsa. “El relato decía que en La Perla me habían tratado bien y que yo no tenía conocimiento de las torturas”, recordó la  testigo.

Por Alexis Oliva
(El Argentino, edición Córdoba)
La ex militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) Mabel Lía Tejerina, quien estuvo cautiva en el campo de concentración de La Perla entre diciembre de 1976 y mediados de 1978, declaró ayer en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo del Tercer Cuerpo de Estado en Córdoba.

Al comenzar la dictadura, Tejerina vivía en Bahía Blanca, cursaba Ciencias Naturales y estaba en pareja con Carlos Pussetto, quien también pertenecía a la JUP. Luego de que ella sufriera un secuestro que duró tres días, decidieron trasladarse a Córdoba por seguridad. Pero Pussetto fue secuestrado el 23 de noviembre y ella el 7 de diciembre del ‘76.
Luego de sobrellevar la tortura con picana eléctrica, golpizas, interrogatorios y aislamiento, ambos fueron reducidos a servidumbre y pasaron a formar parte del grupo de prisioneros que los represores definían como los “muertos que caminan”. Entre ellos, Tejerina recordó a Carlos “Bocha” Perucca, quien “un día desapareció”. “Entonces, pensamos que ahí no había beneficios para nadie. Con vendas o sin vendas,  cualquiera podía desaparecer”, explicó.
Luego de una hepatitis por la que fue internada en el Hospital Militar, en agosto del ‘78 le permitieron viajar con su familia a Bahía Blanca y al regresar a Córdoba quedó bajo “libertad vigilada”. Hacia 1979, Tejerina alquiló un departamento con otros sobrevivientes de La Perla y conoció un hombre con el que se casó y tuvo hijos, a los que se dedicó a tiempo completo mientras trataba de borrar de su memoria lo sufrido en cautiverio.
El largo brazo represor
A principios de 1985, recibió una visita que le demostró que la “libertad vigilada” subsistía aún después de finalizada la dictadura: “Me había olvidado de todo, y vinieron a mi domicilio la gente de La Perla, recuerdo a (José Arnoldo) López. Dejé a mis nenas en la habitación, porque no quería que las vieran. Como yo era la única que había quedado en Córdoba y los demás sobrevivientes estaban fuera del país, querían que firmara un testimonio. El relato decía que en La Perla me habían tratado bien, que yo no tenía conocimiento de torturas y otras cosas. Tenía que ir a tribunales militares y federales hacer esa firma, si quería seguir criando bien y educando a mis hijos. Era una amenaza, porque yo quería tener tranquilidad”.
La testigo narró que primero concurrió al tribunal castrense –que por entonces instruía las causas contra los militares- y luego a la Justicia Federal. “Y acá me hacen firmar ese mismo testimonio. El secretario que me hace firmar era (Luis) Rueda (actual camarista federal). Recuerdo que había alguien más al lado de él, alguien de La Perla. El lugar era oscuro, no era una oficina. Pedí una copia y me dijeron que más adelante me la iban a hacer llegar. Firmé eso y me fui a mi casa”, reveló Tejerina.
-¿Qué decía la declaración? –preguntó el fiscal Facundo Trotta.
-Que todo lo que había vivido en La Perla era perfecto. Ahí estaban los nombres de los chicos secuestrados. Querían darle un tinte como que ellos me habían secuestrado y yo no podía salir de la organización. Era una cosa toda armada.
En ese instante, el abogado querellante Claudio Orosz señaló que esa declaración formó parte de una causa penal contra Gustavo Contepomi -otro sobreviviente de La Perla- por “asociación ilícita”, que “fabricaron el juez (Gustavo) Becerra Ferrer y su secretario Rueda, en su afán de cumplir con sus amos militares, sin tener en cuenta que tomaron testimonios de personas que habían estado prisioneras sin estar a disposición de la Justicia Federal o el Poder Ejecutivo Nacional, con lo cual estaban reconociendo el delito”.
Acto seguido, Orosz solicitó al Tribunal que envíe “lo antes posible” una copia de la declaración de Tejerina “tanto al Consejo de la Magistratura como al Juzgado Federal Nº 3, donde hay una serie de denuncias sobre el accionar del doctor Rueda en supuesta complicidad con el terrorismo de Estado”.
Luego de que el juez Julián Falcucci declarara que se dará curso positivo al pedido (que ya habían formulado con anterioridad la fiscalía y las querellas ante similares testimonios), Orosz se dirigió a la testigo:
-¿Ha podido superar la experiencia del campo?
-Realmente, a eso uno lo lleva por siempre -respondió Tejerina-. Cada golpe, cada portazo, cada situación que vivo cotidianamente siempre me lleva a La Perla. Podemos olvidarnos, algunas veces, pero lo tenemos presente constantemente. Pero también, cuando han fallecido familiares míos y he podido despedirlos y llorarlos, me pongo en lugar de los familiares que todavía no han podido. Sería un bálsamo para mucha gente saber en qué lugar están y terminar de llorarlos. Es lo que más deseo de este juicio, que se haga justicia. Por esos cinco seres que me están acompañando, que son mis hijos, por los ideales que tuve a los veinte años, porque debemos dejarles un mundo mejor.
La versión del magistrado
Luego de que otros testigos cuestionaran al juez federal Luis Rueda por supuesta connivencia con los represores tras el retorno democrático, este diario contrastó, en su edición del 22 de abril pasado, la versión el magistrado.
En la entrevista, Rueda explicó que se había puesto “a disposición” de la Fiscalía de Instrucción, destacó que fue “el primero en imputar” al ex general Menéndez y rechazó las acusaciones: “Hay gente a la que le molesta que esté en la Justicia Federal, en el cargo que tengo, alguien que ha estado en el último momento de la dictadura militar”.



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