miércoles, 12 de marzo de 2014

"La violación era rutinaria, parte de la tortura" +San Luis: Penitenciarias confirmaron torturas y violaciones de las prisioneras




La Perla: También testificó la compañera de un desaparecido colaborador de Tosco 

"En la D2 de Córdoba la violación era rutinaria, parte de la tortura", explicó Nilda Jelenik

Córdoba.- La testigo Nilda Jelenik afirmó ayer que en 
aseguró que en el Departamento de Informaciones de la policía provincial (D2) la violación era rutinaria, "parte de la tortura", al declarar en el marco del juicio por la megacausa La Perla por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura. También se escucharon los testimonios de la compañera de Juan Alberto Caffarati, que hasta su desaparición fue el lugarteniente del perseguido dirigente sindical Agustín Toscoy y de un militante del Peronismo de Base que fue secuestrado al igual que su compañera de entonces, militante del PRT, que permanece desaparecida. 

Nilda Jelenik dijo que fue secuestrada en marzo de 1975, "durante un allanamiento en la casa de mi hermano. El que estaba a cargo del operativo era el "Chato" (Calixto) Flores -uno de los imputados-, y nos llevaron a mí y a mi pareja Victorino Hernández, de quien nunca volví a saber nada", el centro clandestino de detención de la policía provincial en pleno centro de la ciudad de Córdoba.
La sobreviviente puntualizó que allí "la violación era parte de la tortura. Estaba todo mezclado. La situación de tortura era una situación de locura. El torturado estaba normalmente desnudo y muchas veces, cuando lo estában golpeando o haciéndole la mojarrita (ahogándolo en un tacho con agua sucia) también lo estaban violando. O todo el que pasaba metía mano", describió.
"Desde que me encapucharon empezó un período de torturas de todo tipo: golpes, submarinos, violaciones. Pasaron varios días así hasta que me llevaron al Buen Pastor", cárcel donde dijo que permaneció entre 1975 y 1977.
Indicó que en en el Buen Pastor había un pabellón "donde estábamos las presas no embarazadas y sin hijos, y otro en el que estaban las embarazadas y las madres con sus chicos. Había muchos chicos. Se les permitía tenerlos hasta los cuatro años", recordó.
Dijo que estando en la cárcel fue llevada en varias oportunidades al centro clandestino de detención la Ribera para "ser interrogada", y que constató que muchas mujeres embarazadas, "algunas casi niñas" eran llevadas a La Perla o a La Ribera para ser interrogadas.
Jelenick señaló que en el Buen Pastor "había una gran situación de vulnerabilidad: nadie sabía quién era el otro. Pero aun así compartíamos las terribles experiencias de las que veníamos, siempre con mucho cuidado, fijándonos con quién hablábamos".
También señaló que luego de una fuga de presas del Buen Pastor de la que ella no participó, fue trasladada a la Unidad Penitenciaria número 1 (UP1).
"En esa situación teníamos varias embarazadas y niños. Primero con un régimen relativamente sensible, que luego se empezó a endurecer. Hasta que llegó un momento que le pidieron a las mamás que entregaran a los niños. No recuerdo si fue antes o después del golpe", rememoró.
Otros testimonios
Otro de los testimonios que escuchó el tribunal fue el de Yone Teresa Grilli, que habló de la desaparición de su esposo, Juan Alberto Caffaratti, militante comunista, empleado de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) y delegado gremial del Sindicato de Luz y Fuerza, quien hasta entonces había servido de enlace de un Agustín Tosco escondido a causa de la feroz persecuciòn desatada contra él, y el mundo exterior.
Caffaratti fue secuestrado cuando salía de trabajar el 15 de enero de 1976 en plena vía pública frente a sus compañeros, y llevado a La Perla, dónde se perdió su rastro.
La testigo relató que en 1974 el sindicato de Luz y Fuerza fue prácticamente desmantelado por la intervención, agregó que en esos momentos su marido "fue amenazado numerosas veces, le decían 
"vas a ser boleta!, y recordó que una vez volantearon la EPEC con amenazas Cafaratti y dirigentes sindicales como Tomás Di Toffino, también desaparecido en La Perla".
"Mi marido era el nexo entre Agustín Tosco y el resto de los sindicalistas durante su clandestinidad", puntualizó.
"Luz y Fuerza era un sindicato sumamente activo, solidario, y muy perseguido, tanto su dirigencia como los trabajadores", precisó, yante una consulta del abogado querellante Claudio Orosz sobre quienes eran  sus perseguidores, Frilli respondió: "Quienes se llamaban a sí mismos el Comando Libertadores de América".
Otro testimonio fue el de David Andelmatten, militante del Peronismo de Base, que el 27 de mayo de 1976, cuando tenía 22 años, fue secuestrado en la plaza San Martín de la ciudad de Córdoba.
Indicó Andfelmatten que luego fue interrogado por "el "Gato" (Miguel Angel) Gómez (uno de los imputados en la causa), "a quien en ese momento no conocía aunque ya lo había sentido nombrar. Retuve su voz en el momento de la tortura. Dos años después me volvieron a llevar al D2 y ahí lo vi y pude identificar su rostro con su voz".
Durante su testimonio recordó a su desaparecida compañera Berta Clara Perassi, militante del Partido Revolucionario de Los Trabajadores (PRT), secuestrada entre fines de junio y principios de julio de 1976 en la vía pública. De Berta se sabe que estuvo cautiva en La Perla, precisó.
Fuente: Telam



Dijeron que volvían de los interrogatorios en estado calamitoso 

San Luis: Penitenciarias confirmaron torturas y violaciones de las prisioneras


San Luis.- Dos guardiacárceles del Servicio Penitenciario provincial en la época de la dictadura confirmaron hoy el horror vivido entonces por las mujeres detenidas.Celma Gladis Chávez de 81 años, que fuera jefa de guardia de la carcel provincial, y su ex subordinada Nelly del Carmen Martinez de Miranda, coincidieron en certificar el maltrato sistemático sufrido por las detenidas que el Ejército o la policía provincial sacaban del penal para interrogarlas. Ambas penitenciarias declararon hoy como testigos ante el Tribunal Oral Federal de esta provincia. "Volvían de los interrogatorios muy golpeadas, al 
punto que una oportunidad nos negamos a recibirlas por el estado que presentaban".
Según el relato de ambas penitenciarias, Mirta Rosales y María Ponce de Fernández,detenidas por los grupos de tareas de la policía provincial y el Ejército Argentino, les hablaron del terror que experimentaban cada vez que era sacadas del penal para ser interrogadas por aquellos.
Según les confesaron, eran "violadas reiteradamente, golpeadas y torturadas", y sobrevivían aterrorizadas.
La audiencia tuvo lugar ayer y se inició pasadas las 20.30 debido a la demora en la llegada de los jueces federales.
Luego de las dos guardiacárceles, se escuchó el testimonio de Abel Jofré, sindicalista del Movimiento Popular Provincial que compartió lugar de trabajo en la Cerámica San José con el desparecido secretario gremial Roberto García.
En contraposición a lo declarado por Roberto Francisco López, administrador de la empresa, Jofré afirmó que el ambiente de trabajo "no era malo y que a pesar de pertenecer ambos a  partidos políticos diferentes tenía una buena relación con García".
También se escucharon los testimonios de Orlando Luis Olivera, hermano del detenido Aníbal Olivera y del ex congresal constituyente de la provincia de San Luis y ex diputado provincial por el departamento Dupuy, Carlos Italo Arabel.
Fue poco lo que la memoria le permitió aportar a Olivera sobre la detención de su hermano ya que sólo recordó que la casa de sus padres donde habitaban ambos, junto a sus familias, era un lugar muy grande  y el sólo se percató de la detención de su hermano luego de concluido el primero de los dos allanamientos,que se realizaron allí.
Arabel recordó como fue sacado de la sucursal del Banco de la Provincia de San Luis en la localidad de Quines, donde trabajaba, y confirmó que el jefe de la sucursal exigió una orden detención, y que ésta fue firmada por el entonces teniente (y hoy teniente coronel retirado) Ricardo Alfredo Rossi, acusado en esta causa y presente en la audiencia.
Arabel no recordó la cantidad de días que estuvo preso, pero relató su traslado junto a un grupo de vecinos de las localidades lindantes como Luján y Candelaria, a la ciudad de San Luis y los interrogatorios a los que fue sometido.
Dijo que tanto él como su compañero de celda e infortunio, fueron sometidos al llamado "submarino", y que le preguntaban por los movimientos de personas en los campos que rodeaban a Quines.
Fuente: http://memoria.telam.com.ar




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