jueves, 7 de enero de 2010

MASACRE DE PALOMITAS



Por Elena Corvalán


dos testigos
trataron de exculpar a Espeche

Dos coroneles retirados aseguraron hoy, 7 de enero, que el también coronel retirado Hugo César Espeche no tenía posibilidad de negarse a cumplir la orden de trasladar a los 11 presos políticos que luego fueron asesinados en la denominada Masacre de Palomitas cometida el 6 de julio de 1976 en la provincia de Salta.
Joaquín Cornejo Aleman, que en 1976 era segundo jefe del Regimiento de Caballeróa del Ejército en Salta, y Guillermo Zuviría, amigo personal de Espeche, brindaron sus testimonios en el juicio escrito que en los Tribunales Federales salteños se sigue contra los coroneles retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Gentil y Hugo Espeche, por su participación en la matanza cometida en las cercanías de la pequeña localidad de Palomitas, más de 50 kilómetros al sur de la ciudad de Salta.
La causa Palomitas, como se la conoce, se reabrió en 2002, a instancias de organismos de derechos humanos. Luego de un proceso lleno de dilaciones, la causa fue dividida, para permitir que al menos una parte fuera elevada a la etapa de dictado de sentencia. Los testigos de hoy declararon en la primera parte de la causa, denominada Palomitas I, en la que están siendo juzgados Mulhall, Gentil y Espeche, y que está a cargo del juez federal Carlos Olivera Pastor.
Los testimonios de Cornejo Alemán y Zuviría fueron pedidos por la defensa de Espeche, a cargo del defensor oficial ad hoc Bernardo Sola, que trata de demostrar que el acusado, que en 1976 era capitán, solo cumplió órdenes cuando sacó a los detenidos Benjamín Avila, Celia Leonard de Avila, José Povolo, Pablo Outes, María del Carmen Alonso, Roberto Oglietti, Alberto Savransky, Amaru Luque de Usinger,Rodolfo Usinger, Evangelina Botta y Georgina Droz de la cárcel de Villa Las Rosas y los llevó hasta el lugar donde fueron asesinados.
Cornejo Alemán sostuvo que cuando ocurrió la masacre estaba en Buenos Aires y que se enteró del hecho por teléfono pero fue muy poca la información que le dieron porque “de eso no se hablaba”. El coronel reconoció que a pesar de que es pariente de Pablo Outes, nunca se acercó a hablar con sus familiares sobre este hecho.
Sobre Espeche dijo que no era el único oficial que podría haber realizado el traslado, y que el acusado no tuvo posibilidad de negarse a una orden en tal sentido.
A su turno Zuviría dijo que como jefe de una subunidad Espeche estaba obligado a cumplir las órdenes del jefe de unidad, es decir Mulhall, siempre que estuvieran dentro del marco de la ley.
De la audiencia, realizada en el Juzgado Federal Nº 2, participaron miembros de organismos de derechos humanos y los abogados querellantes Tania Kiriaco y Gabriel Sánchez, por familiares de las víctimas; Martín Avila, por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación; Flavia Salim, por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, y Fermín Aranda, por la Universidad Nacional de Salta.
Para mañana, 8 de enero, está previsto el testimonio del militar retirado Luis Yago de Gracia, que fue jefe de la Policía de Salta entre 1979 y 1980. Hay otro testimonio previsto para el 12 de este mes y Espeche, que pidió ampliar su indagatoria, se presentaría el 14. Tras esto en la causa ya podrían presentarse los alegatos de las partes y la causa quedaría en condiciones de que se dicte sentencia.
En el caso de Cornejo Alemán algunos querellantes ya han pedido que sea imputado en esta causa, una cuestión que es posible que vuelva a plantearse. En la tramitación del Juicio por la Verdad que se sustancia también esta provincia ocurrió un hecho al menos llamativo: en el Juzgado Federal Nª 1 intentaban dar con Cornejo Alemán para que declarara como testigo pero los encargados de notificarlo informaban que no podían dar con su domicilio. El asunto se dilató hasta que militantes de derechos humanos se enteraron de que el propio hijo del coronel retirado, Matías Cornejo Vela, es ujier en el Poder Judicial Federal de Salta y, como tal, realizaba las notificaciones. Recién cuando los organismos hicieron un planteo en este sentido, se pudo “ubicar” a Cornejo Aleman y convocarlo a declarar como testigo.


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