domingo, 11 de abril de 2010

LLEGA A SALTA LA CAMPAÑA"PONETE LA CAMISETA DEL JUICIO"





El día Martes 13 la agrupación H.I.J.O.S. SALTA, con la colaboración de la juventud del P.C. lanzaran la campaña nacional "Ponete la Camiseta del Juicio". Esto será en el marco del juicio que se está llevando en el Juzgado Federal de Salta por el secuestro y desaparición del escribano Aldo Melitón Bustos. Para la compaña se invita a todos los vecinos de Salta a llevar una camiseta para que pueda ser estampada en ella el logo de la misma.

Cronograma del juicio:
Lunes 12 a hs 9 alegato del defensor del imputado Zírpolo, el abogado Tobio
Martes 13 a hs 9 replica a los alegatos de la defensa por parte de la querella y la fiscalía
Miércoles 14 a hs 9 se la consedera nuevamente la palabra a los acusados Aria y Zírpolo y posiblemente la sentencia



ACOMPAÑEMOS TODOS EL JUICIO POR EL SECUESTRO Y DESAPARICIÓN DE ALDO MELITON BUSTOS!!!! PERPETUA YA!!!



NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS



JUICIO Y CASTIGO A LOS ASECINOS DE NUESTROS PADRES!!!!!!!!!
La Justicia deberá pronunciarse en los próximos días
Expectativa por el veredicto en el caso "Melitón Bustos"
Hoy, a partir de las 9, se escuchará el último alegato de la defensa y luego el tribunal dará a conocer la fecha del dictamen.

Lunes 12 de Abril de 2010 Salta Rubén Arenas El Tribuno


¿Habrá valido la pena tanta espera? es la pregunta que se hacen los familiares del escribano Melitón Bustos y las organizaciones de derechos humanos que impulsaron este juicio que va llegando a su fin, luego de casi cinco meses con una catarata de interrupciones en el debate. El mismo interrogante, seguramente, se hacen Carlos Alberto Arias y Luis Angel Gastón Zírpolo, los coroneles acusados de haber secuestrado y eliminado al profesional, hace 32 años, en la ciudad de Tartagal. Pero cualquiera sea el resultado de este proceso que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal, los dos militares pasarán tristemente a la historia por haber sido los primeros en ser juzgados por un crimen de lesa humanidad en Salta.El interrogante que se plantea ahora es qué decisión adoptará el tribunal que integran Roberto Frías, Jorge Luis Villada y Liliana Snopek, luego de escuchar a medio centenar de testigos y a expertos en materia castrense y de haber inspeccionado el escenario donde secuestraron al escribano. Al tratarse de un caso ocurrido hace más de 30 años, no será una tarea fácil para los camaristas concluir en un fallo justo. Y ése es el "quid" de la cuestión. Algunos juristas sostienen que en materia penal, la suma de indicios conforma pruebas y las pruebas son las que determinan las condenas. Si esto es así, todos los caminos conducen, por ahora, a los cuarteles de Arias y Zírpolo.Durante el desarrollo del juicio quedó probado que Melitón Bustos era un hombre sitiado por el Ejército que lo tenía fichado como "uno de los jefes continentales del marxismo", pese a que nunca se probó algo al respecto. Recibió amenazas, le cerraron todas las puertas para que pudiera ejercer su profesión y la docencia y hasta lo obligaron a exiliarse. Varios testigos sindicaron a un teniente de apellido Bruno como la "sombra negra" de Bustos, sin embargo este hombre no está hoy en el banquillo de los acusados. Según los abogados de la querella, el nombrado Bruno y otros militares serán llevados a juicio en la causa denominada "Melitón Bustos II".Todo hace suponer que el tribunal dictará condena. Y el interrogante que surge es bajo qué calificación aplicaría esa eventual condena. Arias está acusado como autor material y Zírpolo como autor mediato del secuestro y desaparición de Bustos. Por el tenor de las imputaciones, el tribunal tiene un abanico de posibilidades para pronunciarse. Y una de las partes "ya abrió el paraguas".La querella y la fiscalía pidieron que ambos sean condenados a prisión perpetua por homicidio, atento a que por el tiempo transcurrido sin que se tuvieran noticias de la víctima, ésta seguramente fue eliminada. A esto le sumaron el de privación ilegítima de la libertad, violación de domicilio, allanamiento ilegal y otros.Frente al categórico pedido, la defensa de Arias hizo "la clásica" de los penalistas cuando ven que la mano viene medio pesada con un imputado. Federico Petrina solicitó que en caso de que los jueces determinen una condena, a su defendido se le aplique la más leve. Es decir la de privación ilegítima de la libertad, que tiene una pena de 2 a 6 años de prisión. Arias está detenido desde 2006, con lo cual podría recuperar inmediatamente su libertad. En este caso, el funcionario se amparó en una nota firmada por un ex jefe del Regimiento Tartagal que dio cuenta de que el escribano fue "detenido" el 2 de febrero de 1978 y entregado ese mismo día al Destacamento de Inteligencia 143 (ver recuadro). La querella interpretó este planteo como un reconocimiento implícito de que el coronel Arias participó del hecho.Hoy el tribunal escuchará el alegato de Pablo Tobío, defensor de Zírpolo, tras lo cual anunciará cuándo dará a conocer su veredicto.Hay elementos que comprometen a los dos militaresA la luz de los acontecimientos, el coronel Arias aparece como el más comprometido con el secuestro del escribano Melitón Bustos. Pese al denodado esfuerzo que hizo, el militar no pudo contrarrestar el testimonio de Bustos hijo. Raúl, que entonces tenía 16 años, contó con detalle cómo raptaron a su padre y lo reconoció como uno de los autores. “Fue usted... no puedo olvidar su rostro señor”, le dijo cuando lo tuvo en frente durante un careo, 28 años después de aquella horrorosa madrugada. “La víctima jamás olvida a su captor”, sentenció el fiscal Eduardo Villalba en su alegato, al recordar que el día del secuestro el imputado encañonó al adolescente. Juan Domingo Javier, otro testigo, aseguró que vio el momento en que dos personas de civil sacaban en ropa interior a Bustos de su casa de la calle San Martín 39, en pleno centro de Tartagal. Añadió que uno de los secuestradores era el entonces teniente Arias. El imputado manifestó que jamás pudo haber participado de este hecho porque ese día estaba viajando con su familia a Buenos Aires, pero no pudo probarlo. A esto se sumó su poca afortunada declaración ante el tribunal, al haber comparado a la Justicia salteña con el régimen nazi, además de hacer una encendida defensa de la lucha antisubversiva. Con ello Arias, implícitamente, justificó el secuestro y desaparición de Bustos, pues éste era considerado un subversivo por el Ejército.La Justicia no pudo probar que el coronel Zírpolo haya sido el autor material del secuestro de Bustos. Por ello está sindicado como el hombre del escritorio que, desde su rol de jefe interino del Regimiento 28 de Tartagal, movilizó toda la maquinaria para que se consumara el hecho. Dos expertos en materia castrense declararon ante el tribunal que al ser el Ejército una de las instituciones más verticalistas del Estado, lo ocurrido con el escribano debió contar con la “venia” del jefe de esa unidad militar. Pero a Zírpolo no sólo lo compromete su condición de máxima autoridad, en ese momento, sino el testimonio de quien lo reemplazó en el cargo, el entonces teniente coronel Roberto Felipe Domínguez. Este declaró que cuando asumió sus funciones, el 15 de febrero de 1978, recibió un radiograma de la superioridad solicitando información acerca del paradero de Bustos. Dijo que le consultó a Zírpolo y éste le informó que al escribano lo “detuvieron” el 2 de febrero y que fue entregado ese mismo día al Destacamento de Inteligencia 143 con asiento en Salta. Por eso Domínguez respondió en esos términos al requerimiento y reconoció su firma en la “nota objeto”, que la querella entregó a la Justicia. El imputado tildó de “mentiroso” a su superior, pero no pudo desestimar con pruebas esta imputación. Según Domínguez, el único que podía informarle acerca de lo ocurrido con Bustos era el mayor Zírpolo, por ser el oficial de más alta graduación que había en ese momento en el regimiento. Para graficar sus dichos, en un careo Domínguez le espetó: “No estábamos hablando de la herradura que perdió una mula, sino de la desaparición de una persona”. Según el entender de la fiscalía, este testimonio involucra de lleno a Zírpolo.


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Correo de lectores del diario El Tribuno, domingo

Testigo
Declaré como testigo en el juicio sobre la desaparición del escribano Aldo Melitón Bustos, para decir cuanto sabía en relación con la cesantía recibida por él en la Escuela Alejandro Aguado, cuya dirección por ese entonces estaba a mi cargo. Leído el pedido de nulidad de mi declaración, por parte de la defensa de los militares involucrados, en El Tribuno. Por haber dicho que fueran condenados ante una pregunta del juez, previo a un intercambio de opiniones, hago la siguiente reflexión: todo crimen de lesa humanidad debe ser condenado. Desde esa convicción expresé mi verdad, surgida desde un deseo considerado por mí como fuerza constitutiva que siempre inclina una decisión verdadera desde los hechos que narré sobre las amenazas recibidas por correo, dirigidas a mí, y para entregarle al escribano Bustos.Pedir la nulidad por parte de la defensa es desconocer que mi declaración está basada en la información dada, en la convicción expresada y en el manejo del deseo construido y orientado hacia la búsqueda de la verdad superadora de una acción espontánea, ante una pregunta de un juez, en ese momento, gritón. Mi respuesta estuvo, en términos del devenir, guiada hacia la luz de la justicia y surgida de los propios hechos que he relatado, con solidez y desde la más profunda abstracción del pensamiento y el deseo de que se haga justicia desde lo verdadero del trayecto reconstruido en ese proceso judicial.
Héctor Arturo CabotDNI 8.089.594
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Caso Melitón Bustos: presenta alegatos la defensa de Zírpolo
Hoy a partir de las 9 está citada una nueva audiencia en el primer juicio oral y público por delitos de lesa humanidad en este caso, por el secuestro y desaparición del escribano Melitón Bustos en la última dictadura militar.

Luis Angel Zírpolo.

Aunque se espera que esta sea una de las tres últimas audiencias, y se calcula que el miércoles pueda conocerse la sentencia, no hay seguridad de si el juicio terminará esta o la próxima semana. Y es que tras esto queda aún la réplica entre las partes, y la última palabra de los imputados, antes de que el Tribunal se encuentre en condiciones de dictar sentencia.
Hoy se prevé que presente los alegatos Pablo Tobío, defensor de Luis Angel Zírpolo quien junto a Carlos Arias se encuentra acusado del delito ocurrido en febrero de 1978. En la última audiencia del miércoles pasado, fue el defensor oficial, Federico Petrina, quien hizo los alegatos en representación de su defendido, Arias. Petrina señaló que el proceso llevado contra su defendido violó el principio de "prescripción de la acción penal" consagrado en la Constitución Nacional, argumentando que el "Estatuto de Roma" -al que adhirió la Argentina en 2001- prohibió "la pena retroactiva", que se aplicaría en ese caso a su defendido.
Desconoció así los tratados que hablan de la imprescriptibilidad de estos delitos, indicando que en el año que se cometió el hecho, esa figura no existía en el ordenamiento jurídico argentino. Según Petrina, los imputados sufrieron el maltrato de los testigos por el "sólo por el hecho de que eran militares". Sostuvo que su defendido, de todos modos, "no tuvo absolutamente nada que ver" en el secuestro de Bustos, y pidió su absolución.En caso de que el Tribunal decida declarar culpable a Bustos por el delito de privación ilegítima de la libertad, solicitó que se aplique la pena menos severa, de dos a seis años de prisión, y que la considere ya cumplido por los años en que Arias está detenido desde su procesamiento en 2006.
Bustos fue secuestrado en la madrugada del 2 de febrero de 1978 en su domicilio de Tartagal. Su hijo Raúl Federico, quien abrió la puerta a los captores, reconoció durante la instrucción a Carlos Arias como el primero que entró y lo redujo, antes de llevarse a su padre en calzoncillos, una característica propia de los secuestros que se hacía con el fin del asesinato, según la querella y el fiscal.El secuestro se produjo cuando Luis Ángel Zírpolo estaba a cargo del Regimiento de Infantería de Monte.

Fuente: Nuevo Diario de Salta


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