martes, 29 de junio de 2010

CASO NOBLE

EL PAIS › LOS EXAMENES DE ADN DE MARCELA Y FELIPE NOBLE HERRERA

Las muestras no sirvieron

Los análisis de la ropa requisada a los hijos adoptivos de la dueña de Clarín estaban contaminados. La jueza Arroyo Salgado citó a los genetistas para determinar qué pudo haber sucedido. Tiene que decidir si ordena nuevos allanamientos.
Si Felipe y Marcela Noble Herrera dieran sangre, los estudios serían más seguros.
Por Raúl Kollmann e Irina Hauser

La jueza Sandra Arroyo Salgado llamará a declarar a todos los genetistas que participaron en los trabajos para determinar el ADN de Felipe y Marcela Noble Herrera. El objetivo será esclarecer los motivos por los cuales no se pudo establecer el perfil genético de los hijos adoptivos de la dueña del diario Clarín. Como es obvio, existen dos hipótesis. La primera es que, por inhabilidad o circunstancias propias de estos estudios, las muestras se contaminaron y no se pudo hacer el estudio. La segunda hipótesis es que los jóvenes ya sabían que les iban a requisar la ropa, incluso en el propio juzgado, por lo cual las prendas estaban contaminadas previamente.

Todo indica que la jueza, que ya actuó en tres casos anteriores, tendrá que buscar la forma de conseguir nuevas muestras que permitan establecer el perfil genético de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble. Lo único que sí está claro es que en toda la historia de la búsqueda de nietos nunca se produjo un caso con semejante cantidad de dilaciones, irregularidades, idas y vueltas. Como es obvio, todo se podría evitar si Felipe y Marcela aceptaran entregar sangre –el método más seguro– y admitieran que se determinara de una vez por todas si son o no hijos de desaparecidos.

Desde hace una semana, entre los peritos oficiales y de parte viene circulando la asombrosa versión de que no se estaba pudiendo establecer el ADN de Felipe y Marcela como para compararlo con las muestras que están en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Los trascendidos indican que en las prendas que se le secuestraron a Marcela se encontraron perfiles genéticos de tres personas, algo totalmente inusual. En el caso de Felipe, habría perfiles de dos personas distintas en la ropa que llevaba puesta el día en que los integrantes del Cuerpo Médico Forense y los especialistas del BNDG participaron del allanamiento en la casa de su madre adoptiva.

Según genetistas consultados por este diario, obtener muestras no contaminadas es difícil. Ha ocurrido con casos en que se secuestraron cepillos de dientes o peines. Los nietos supuestamente apropiados, que en estos casos se oponen a la entrega de material genético, tienden a no decir cuál es su cepillo de dientes o su peine, de manera que hubo que repetir los procedimientos en varias oportunidades. También se dice que la contaminación de la ropa no es inhabitual porque el roce, el contacto con otras personas, puede deteriorar la muestra.

En el caso Noble Herrera los hechos llaman la atención. Los hijos de la dueña de Clarín concurrieron al juzgado de Arroyo Salgado para responderle a la magistrada si estaban dispuestos a entregar sangre para el análisis. Ambos contestaron que no. Y cuando después se quejaron por la intercepción de vehículos que se produjo minutos después y el allanamiento en la casa de Ernestina, exhibieron un argumento extraño: “Podrían habernos pedido la ropa en el juzgado, en lugar de interceptar autos o allanar la vivienda de nuestra madre”. En verdad, Arroyo Salgado había recurrido al método menos traumático, obtener la ropa en la casa de los hermanos, permitiéndoles que se la saquen en su propio baño. La frase sobre la toma de la muestra en el juzgado sugiere que, obviamente, iban preparados para eso. Y allí aparece la hipótesis de que la ropa que llevaban puesta estaba previamente contaminada, como otros nietos –en verdad, muy pocos casos– entregaron cepillos de dientes y peines que no eran de ellos. Lo que está claro es que en el momento del allanamiento a la casa de Ernestina, cuando se produjo el secuestro de las prendas, Felipe y Marcela llevaban la misma ropa que en el juzgado y una parte de las prendas requisadas fue ropa interior. Así lo declaró uno de los profesionales que participaron del procedimiento. La contaminación de ropa interior, con dos y hasta tres perfiles genéticos, es asombrosa.

Ahora le queda a la jueza Arroyo Salgado establecer qué es lo que pasó, por qué fracasó la determinación del perfil genético de Marcela y Felipe. Para ello, llamará a declarar a todos los especialistas que participaron de los trabajos. Pero, por supuesto, la magistrada enfrenta una dificultad aún mayor: conseguir las muestras que le permitan hacer la comparación con las familias que buscan a sus nietos apropiados. Nadie sabe si Arroyo Salgado ordenará nuevos allanamientos, procedimientos o cualquier otra movida. Es más, no falta quien afirma que puede volver a citar a Felipe y Marcela para convencerlos de que la forma más eficaz y seria de esclarecer el caso es que se avengan a entregar la muestra de sangre. A priori, parece misión imposible.

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EL PAIS › LA CASA DE LA MEMORIA Y LA VIDA, EN MORON, CELEBRA SUS PRIMEROS DIEZ AñOS

“Nunca más una sede del horror”

En el lugar donde durante la dictadura funcionó el centro clandestino Mansión Seré, desde 2000 funciona un espacio dedicado a ejercitar la memoria colectiva. Este jueves comienzan las celebraciones por el aniversario.

La Casa de la Memoria y la Vida fue inaugurada por el intendente Martín Sabbatella, hoy diputado nacional.

En 1978, luego de la fuga de cuatro secuestrados y en el marco de la impunidad planificada, la Fuerza Aérea Argentina incendió y dinamitó el edificio de Castelar donde funcionó el centro clandestino Mansión Seré. Ya en democracia, un intendente radical alquiló el predio como campo de deportes y otro peronista construyó una casona para reunirse con amigos. Fue Martín Sabbatella quien desde la intendencia resignificó el espacio: el 1º de julio de 2000, cuando aún reinaba la impunidad para los responsables del terrorismo de Estado, el entonces intendente de Morón inauguró la Casa de la Memoria y la Vida, actual sede de la Dirección de Derechos Humanos del municipio y primer espacio latinoamericano dedicado a ejercitar la memoria colectiva ubicado en un ex centro de detención de una dictadura militar. Este jueves celebrará sus primeros diez años de vida con espectáculos artísticos, charlas abiertas y otras actividades (ver aparte).

La Mansión Seré fue desde comienzos del siglo XX el casco de un terreno de sesenta hectáreas construido por los herederos del inmigrante francés Juan Seré, que hizo fortuna en la actividad ganadera. El municipio porteño compró la casa en 1949 y hasta los años ’70 fue utilizada por el Instituto de Previsión Social y como casino de oficiales de la Séptima Brigada Aérea de Morón. A mediados de 1977 la Fuerza Aérea, responsable de la represión ilegal en la subzona 16, en el oeste del Gran Buenos Aires, instaló en la mansión un centro de torturas por el que pasaron centenares de personas.

En el segundo aniversario del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1978, por la noche, cuatro secuestrados con esposas lograron atar varias frazadas y fugarse desde una ventana del primer piso. Bajo una lluvia torrencial, burlaron los controles y corrieron desnudos hacia la libertad. Pocos días después, la Fuerza Aérea trasladó al resto de los secuestrados a otros centros de detención e incendió la mansión para borrar los rastros del Estado terrorista. La decisión rindió frutos durante el gobierno del intendente radical Norberto García Silva, que terminó de demoler la mansión para instalar un complejo deportivo, y del peronista Juan Carlos Rousselot, que ignoró al Concejo Deliberante y construyó un chalet de lujo para reuniones privadas.

“Estamos convencidos de que el futuro habita en la memoria y que esta casa es el lugar en el que el pueblo y el gobierno de Morón dan cuenta de su enorme compromiso con la verdad y la justicia”, explicó Sabbatella el 1º de julio de 2000. “Donde ellos torturaron, acallaron y mataron, hoy hay niños, mujeres y varones, familias, trabajadores, estudiantes, deportistas, centenares de personas disfrutando, creando y compartiendo distintas vivencias”, agregó el entonces intendente, que había asumido seis meses antes. La decisión implicaba promover la memoria colectiva y generar un espacio de participación donde la dictadura había instalado el terror, el olvido y el aniquilamiento de los lazos sociales.

La lucha por la memoria incluyó desde el comienzo la recuperación del patrimonio. Los trabajos de los antropólogos a partir de 2002 permitieron recuperar objetos y descubrir los cimientos del perímetro y las divisiones internas de la casa, que los sobrevivientes sólo habían podido recorrer encapuchados y destrozados por los tormentos. Cuatro años después, el municipio techó el espacio del predio donde funcionó el centro clandestino y meses atrás se aprobó la construcción de un cerramiento vidriado y pasarelas internas para facilitar el recorrido de los visitantes.

El ex chalet de Rousselot, en tanto, fue durante la última década epicentro de eventos culturales, de debates y jornadas comunitarias, de exposiciones de pinturas, fotos y esculturas, de presentaciones de libros, obras de teatro, películas y recitales, siempre con un trasfondo común: el compromiso con la verdad, la memoria y la justicia. Además de la biblioteca, la hemeroteca y archivos en distintos soportes funciona también en la Casa un servicio de asesoramiento legal gratuito para violaciones a los derechos humanos y un programa de salud mental para tratar las secuelas de los crímenes de lesa humanidad. El predio de once hectáreas, abierto todos los días y con entrada gratuita, cuenta además con instalaciones deportivas, gimnasio, dos piletas y un amplio sector de merenderos.

“Donde se quiso silenciar y callar, entramos y salimos tranquilos, abrimos las puertas, nos reunimos, disfrutamos”, contó el último 24 de marzo el intendente Lucas Ghi, que reemplazó a Sabbatella cuando fue electo diputado por Nuevo Encuentro. El predio y la Casa “simbolizan la memoria, la verdad y la justicia” y “nunca más este ámbito será la sede del horror ni el banquete de los impunes”.

Charlas y espectáculos

El municipio de Morón organizó diversas actividades para celebrar el 10º aniversario de la Casa de la Memoria y la Vida, en Santa María de Oro 3530 (Castelar). Este jueves, a las 18.30, habrá un acto homenaje y un concierto de Puente Celeste. El lunes, a las 19, se hará una charla con la Asociación Seré y Memoria Abierta; y el cierre artístico estará a cargo de Patricia Barone. El martes, a las 19, estará Hebe de Bonafini, y luego Tata Cedrón y Cristina Banegas. Las actividades continuarán hasta el 15 de julio, con la participación de Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, Horacio Verbitsky, Estela de Carlotto y Liliana Herrero, entre muchos otros. El cronograma puede consultarse en www.moron.gov.ar.

Fuente: Pagina 12

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