viernes, 20 de abril de 2012

Pidieron la detención de un médico
Lo solicitó una de las querellas porque consideró que Roberto Soria evadió información relacionada con la atención de presos en Sanidad Policial, entre ellos la víctima Virginia Recchia.
Roberto Soria fue parte del cuerpo policial entre 1976 y 1979. (Rodolfo Garavaglia) -

El Tribunal resolvió no hacer lugar al requerimiento y concluir con el interrogatorio.
Neuquén> Un médico que se desempeñó en Sanidad Policial durante la última dictadura militar declaró ayer en el juicio y ante su “reticencia" a contestar preguntas una de las querellas pidió su detención.
Roberto Oscar Soria fue el primero en someterse al interrogatorio de los jueces federales y de las partes en las audiencias de ayer. Dijo que es clínico y que en 1976 trabajaba en Sanidad Policial. Respondió que conoció al teniente coronel Osvaldo Laurella Crippa, jefe de la Policía Provincial, y al otro imputado Hilarión de la Paz Sosa.
Declaró que no conoció a Virginia Recchia y ante insistentes preguntas de los fiscales y querellantes, recordó haber asistido a Islanda Becerra, cuyo secuestro en La Escuelita fue investigado en el primer juicio.
Soria afirmó que fue la única mujer que tenía lesiones en las manos y en las piernas, y que aceptó declarar en la causa a propuesta de la representante de la APDH, Noemí Labrune, y de Becerra.
Las respuestas del testigo no convencieron a las partes. Dijo que se limitaba a cumplir con su responsabilidad laboral relacionada con la atención de los detenidos que ingresaban y salían de las unidades policiales.
El abogado Marcelo Hertzriken Velazco, representante de la víctima Rubén Ríos, sostuvo que el testigo era “reticente” y en consecuencia reclamó su detención. Lo acusó de evadir información vinculada con la atención médica de presos durante su actividad en Sanidad. Los jueces resolvieron no hacer lugar al requerimiento del letrado y además de concluir con el interrogatorio. Dijeron que en este caso el testigo podría autoincriminarse.
Luego prestaron su testimonio Gladys Sepúlveda y Élida Sifuentes quienes fueron citadas para declarar sobre el secuestro de Virginia Recchia.
Ambas recordaron que conocieron a Recchia en la cárcel de mujeres Villa Floresta en Bahía Blanca, y coincidieron que estaba "muy atemorizada". Sepúlveda dijo que Recchia hablaba poco y que estaba angustiada por la suerte corrida por su marido Carlos Schedan -quien aún está desaparecido- y por su pequeña hija de un año y medio.
Afirmó que por las características físicas aportadas por Recchia, vio a Schedan saliendo de una de las celdas de la U9 en medio de un grupo de presos políticos. El testimonio colisiona con una versión difundida pocos días después de la detención de su esposo, en donde se sostenía que había sido abatido en un enfrentamiento con las fuerzas armadas.

Renunció el defensor de un imputado

Neuquén > El abogado Mario Caccamo renunció ayer a su cargo de defensor del imputado y ex comisario Antonio Camarelli. En su reemplazo asumieron los defensores oficiales y el Tribunal definió suspender la audiencia del miércoles próximo para darles tiempo de estudiar este nuevo caso que se le suma a los 14 que ya tenían.
Por “imposibilidad material” debido a la distancia en que se encuentra este Tribunal de su domicilio y teniendo en cuenta sus otros compromisos, el abogado de Viedma desistió de continuar defendiendo a Camarelli, quien estuvo de acuerdo con la medida.
El presidente del Tribunal, Orlando Coscia, anunció que la decisión era conceder a la defensa un día más de lo estipulado por el Código Penal y suspender sólo la audiencia del miércoles 25 cuando se iban a comenzar a tratar los casos de Norberto Blanco y Silvia Barco, que serán reprogramados.
El querellante por la APDH Juan Cruz Goñi solicitó que se le informe lo sucedido al Colegio de Abogados para que arbitren las sanciones correspondientes contra Caccamo.
Declaraciones
El primer testigo de la tarde convocado por la Fiscalía fue Pedro Vázquez. Manifestó que se desempeñó en la Alcaldía desde 1976 y durante tres años como guardia de los detenidos.
En su declaración en junio de 1986 ante, por ese entonces, juez federal Rodolfo Rivarola este hombre había dicho conocer a Virginia Recchia –víctima en esta causa- ya que la había visto en la Alcaldía durante unos seis meses.
Ayer Vázquez dijo desconocer ese testimonio como así también a la víctima, aunque confirmó que era su firma la que cerraba ese oficio judicial y dijo no recordar haber declarado ante ningún juez federal.
En tanto, Héctor Gonzalez, conscripto en el Batallón de Ingenieros de Montaña 181 en 1976, precisó que un compañero suyo llamado (Carlos) Navarrete le comentó que el soldado (José Delineo Méndez) estuvo detenido en el Batallón. “Dijo que había llegado en un estado físico muy malo y que habría sido torturado”, recordó.
El segundo episodio que vivió Gonzalez y que el fiscal consideró importante fue su participación en un rastrillaje. El ex conscripto describió que toda la compañía salió a buscar por los campos a un “chileno” que se había escapado y que estaba detenido en el Batallón. González confirmó que ya en 1976 los guardias llamaban a ese edificio que estaba al fondo: "La Escuelita".

Fuente: http://www.lmneuquen.com.ar

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Sólo el imputado Antonio Camarelli continúa presenciando las audiencias en el salón de Amuc.

Las universitarias desaparecidas eran del PRT

01:10 20/04/2012

Testigos reivindicaron su militancia en el partido

que creó Mario Santucho.

Elida Sifuentes:

Elida Sifuentes: "Me siento aliviada de dar mi filiación partidaria y de las compañeras desaparecidas".

NEUQUÉN (AN) - Las estudiantes de Servicio Social de la UNCo desaparecidas eran militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), según se ventiló ayer en el juicio en el que se debaten delitos de lesa humanidad. "Fuimos perseguidos por pensar como pensábamos y las compañeras están desaparecidas por pensar como pensaban", dijo la trabajadora social Élida Sifuentes.

"El PRT era un partido revolucionario, marxista, leninista que planteaba la transformación de la realidad social", señaló.

El defensor Hernán Corigliano le preguntó qué relación tenía con el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). "Dependía del PRT", respondió.

La testigo fue convocada por el caso del secuestro de Virginia Recchia -una de las 39 víctimas por las que se hace este juicio- a quien dijo haber conocido en la cárcel de Floresta (Bahía Blanca), cuando Sifuentes había sido legalizada luego de ser secuestrada en Neuquén y padecido los tormentos en el centro clandestino "La Escuelita" de Bahía. "A Virginia la conocí en la cárcel y no antes. Estaba muy atemorizada"; dijo Sifuentes.

La ex estudiante de Servicio Social Gladis Sepúlveda señaló que "fui la última que vi con vida a su esposo, Carlos Schedan, porque nos trasladaron juntos desde la U9 hasta Bahía Blanca", dijo. Señaló que Recchia estaba angustiada por desconocer qué había pasado con su esposo, quien sigue desaparecido.

"Cuando llegó a la cárcel nos contó que la habían detenido en junio en Neuquén y preguntaba si habíamos visto a su marido. Yo no los conocía pero la descripción que dio de su marido coincide con la persona que vi el en la U9, cuando nos juntaron para decirnos que firmemos la salida, y luego nos llevaron a Bahía Blanca, al centro clandestino".

Añadió que "él era flaco, alto y pelado y en ese momento recordaba la ropa que traía y coincidía exactamente con la que dijo que tenía su esposo".

Sifuentes declaró que cuando era estudiante militaba en el PRT. "Fui secuestrada el lunes 12 de junio de 1976, pero desde el viernes estaba atemorizada porque sabía que habían secuestrado a Cecilia Vecchi, Susana Mujica y a Mirta Tronelli- están desaparecidas-, que no sólo eran compañeras de trabajo y de la universidad, sino de militancia en el PRT y pensé: pueden venir por mi", dijo.

"Me siento aliviada de dar mi filiación partidaria y de las compañeras que están desaparecidas. Si estamos dando la verdad, hay que decir la verdad", remarcó.

Fuente: http://www.rionegro.com.ar

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Circuito Camps: un testimonio y el recuerdo de tres desapariciones

Sociedad / Un sobreviviente recordó su encuentro en cautiverio con tres militantes del Partido Comunista Marxista Leninista desaparecidos que estuvieron un año y medio secuestrados en centros clandestinos. También declararon otros testigos. Piden nuevas medidas por Ana Teresa Diego.
Por Pablo Roesler

“A nosotros nos van a matar. A vos posiblemente no. Si volvés al Astillero y si encuentran mis huesos, yo quiero que estén en la puerta del taller de estructura. Ese es mi mundo: mis compañeros”. El pedido del desaparecido Eduardo Roberto Bonín quedó resonando para siempre en la memoria del sobreviviente de la dictadura Diego Barreda, uno de los cinco testigos que hablaron en la última audiencia del juicio por el Circuito Camps. En la jornada también testificaron los familiares Carlos Renato De Angelis y Dolores Enriqueta Corona y la ex detenida Angélica Campi. También comenzó su declaración Estela De La Cuadra, hija de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo e integrante de una familia platense diezmada.

Al inicio de la audiencia realizada ayer en el ex teatro de la Amia, ubicado en 4 entre 51 y 53, los querellantes pidieron al Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 que oficie a la Cámara Federal de Buenos Aires el pedido del informe sobre el hallazgo de los restos de Ana Teresa Diego, por quien pedirán que su caso se juzgue por el delito de homicidio (ver nota relacionada).

“Esto yo ya lo declaré como cinco veces, pero bueno, lo voy a decir igual”, comenzó Diego Barreda su declaración y contó a los jueces que fue secuestrado el 14 de julio de 1978 en Ringuelet cuando volvía de trabajar. Explicó que fue llevado directamente al pozo de Quilmes (donde había funcionado la Brigada de Investigaciones de la Policía) donde lo torturaron con picana. Luego fue derivado al Pozo de Banfield (también Brigada de Investigaciones), donde le sacaron fotos y lo derivaron a la comisaría Octava de La Plata, una seccional que funcionó en dictadura como lugar previo a la legalización de los detenidos.

Si bien la fecha de su secuestro no está aún siendo considerada en el debate y el circuito de centros que realizó el detenido no es el que está en juicio, el testimonio de Barreda fue clave para identificar a tres víctimas del Circuito Camps: Héctor Baratti, Ricardo Bonín, Humberto Fraccaroli.

Barreda contó que a la comisaría Octava de La Plata, ubicada en avenida 7 y 74, fue llevado para ser “engordado” y cuidado para su posterior blanqueo. En una de las celdas ubicadas en el sector trasero de la seccional, donde se alojaban los detenidos ilegales, fue donde compartió cautiverio unas horas con los tres militantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) detenidos desaparecidos.

Barreda contó que con quien más hablaba era con Bonin, quien era delegado del Astillero Río Santiago, donde él había trabajado. Fue en esas charlas que Bonin le pidió que si sobrevivía que buscara sus restos y le contó que hacía 18 meses que estaban detenidos.

Baratti, Bonín y Fraccarolli fueron secuestrados el 24 de febrero de 1977 alrededor de las 20.30, cuando se encontraban en una reunión con en el consultorio odontológico de Norma Estela Campano, ubicado en la calle 33 entre 24 y 25. Hubo un inmenso operativo de la policía que intimó a que salgan los que estaban en el consultorio. Así lo hicieron y fueron detenidos. Entre los secuestrados también estaba Elena De La Cuadra. Todos desaparecieron y sólo fueron hallados los restos de Baratti.

Tras ser legalizado en la Comisaría Octava, Barreda fue juzgado por un concejo de guerra y luego por la justicia federal, y enviado a la Unidad 9 de La Plata, de donde salió en 1979.

Sobre Banfield, recordó que “era una especie de depósito de gente a la espera de la disposición final”, y contó que compartió cautiverio con Rodolfo Nanni y con la uruguaya María Artigas de Moyano, quien estaba embarazada y parió hijo en ese centro clandestino. Esa mujer le contó que había tenido una beba y que la buscara si lo liberaban.


Testigos. En la audiencia también hablaron Carlos Renato De Angelis, quien recordó la detención de su primo, el médico cardiólogo Rubén De Angelis y su esposa, la pediatra María Delia Garín, quien trabajaba en la Clínica San Ramón. Ambos se encuentran desaparecidos desde el 13 de enero de 1977.

También declaró Dolores Enriqueta Corona, quien contó que su hermano Carlos José, oriundo de Tres Lomas, fue secuestrado en la calle, cerca de Plaza Moreno, a mediados de enero de 1977.

La testigo contó que a los datos los conocía por el testimonio de Amalia Chambo, quien ante la CONADEP declaró que había compartido cautiverio con la víctima en la Brigada de Investigaciones de La Plata (BILP), donde también estuvo con David Aleksoski.

La ex detenida Angélica Campi también habló en la audiencia y contó su propio secuestro y la desaparición de Guillermo Almarza, el 8 de febrero de 1977. Campi y Almarza eran novios y fueron detenidos en 49 entre 6 y 7, en la puerta de un comercio.

La mujer contó que fue llevada a la Brigada, en 55 entre 13 y 14 y luego al Destacamento de Arana. Campi estuvo en Arana unos cuatro días, y luego fue llevada nuevamente a la Brigada, en donde permaneció detenida hasta el 27 de marzo de ese año.

A Guillermo Almarza, contó, no lo volvió a ver desde el primer día que estuvo en Arana. Y recordó que sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

La última testigo fue Estela De La Cuadra, quien comenzó con su relato avanzada la noche y tuvo que ser suspendido hasta la próxima audiencia.

El eje de su testimonio son sus siete familiares desaparecidos: su hermano Roberto José, su hermana Elena -embarazada de cinco meses- y su esposo Héctor Baratti, su marido Gustavo Fraire, su concuñado, Juan Raúl Bourg y su esposa, Alicia Rodríguez de Sáenz, todos desaparecidos entre 1976 y 1977.

Las audiencias fueron suspendidas hasta el 7 de mayo próximo.
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Circuito Camps: pedirán condenas por el homicidio de Ana Teresa Diego

Sociedad / La querella que representa a su madre, Zaida Franz, pidió a la Cámara Federal porteña la certificación del hallazgo de los restos para cambiar la carátula de su caso. Declararon cinco testigos y el debate se suspendió hasta mayo.
Ana Teresa Diego, en una foto de los '70
Por Pablo Roesler

Los restos de Ana Teresa Diego fueron encontrados. Y en el proceso que se realiza en La Plata los querellantes pedirán que los responsables de su secuestro sean acusados también por asesinato. Es que luego del hallazgo de los restos de la estudiante de Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desaparecida durante la última dictadura militar, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 (TOF1) aceptó el pedido de la abogada Guadalupe Godoy para gestionar a la Cámara Federal de Capital Federal la certificación del hallazgo realizado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que les permita pedir la ampliación por el delito de “homicidio”.

El pedido fue realizado y aceptado en la audiencia del martes del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra 280 víctimas en los centros clandestinos del Circuito Camps, que se realiza lunes y martes en 4, entre 51 y 53, donde el TOF1 juzga las responsabilidades de 25 policías, tres militares y un civil. En la misma jornada declararon cinco testigos y el debate se suspendió hasta mayo.

Los restos de Ana Teresa Diego, desaparecida el 30 de septiembre del 1976 cuando salía de la facultad, fueron hallados por el EAAF en tumbas nn el cementerio de Avellaneda, tal como Diagonales.com informó el 12 de abril pasado. Luego de la identificación por comparación de ADN, los antropólogos elevaron el informe a la Cámara Federal que ahora debe realizar el trámite judicial que certifique esa identificación.

“Luego del hallazgo pedimos al tribunal que se oficie a la Cámara Federal de Capital Federal para que remita la declaración judicial respecto de Ana Teresa Diego", explicó la abogada Godoy, de la querella que representa a la madre de la víctima, Zaida Franz.

En la misma audiencia, el tribunal que preside Carlos Rozanski e integran Roberto Falcone y Mario Portela, aceptó el pedido.

La solicitud, además, apunta a acusar por homicidio a los secuestradores, torturadores y desaparecedores de Ana Teresa Diego. “Vamos a pedir una ampliación por el delito de homicidio en los casos en los que el EAAF halla encontrado los restos”, detalló Godoy, tal como ya solicitó en el juicio.

Los resptos de Diego fueron identificados recientemente y la información fue confirmada a Diagonales.com el 12 de abril pasado por el decano de Astronomía, Adrián Brunini. La noticia causó conmoción en la comunidad educativa platense, que el pasado 22 de marzo le había rendido homenaje en los jardines del Observatorio, con el descubrimiento de una placa en su memoria.

Además, el nombre de la estudiante oriunda de Bahía Blanca quedó resonando en la memoria colectiva cuando la presidente Cristina de Kirchner mencionó su nombre a propósito de la decisión de la Unión Astronómica Internacional de llamar “Anadiego” a un asteroide.

Luis Martorelli, docente de la unidad académica, y el último compañero que vio a Ana con vida, dijo a este diario digital sentirse shockeado con la noticia: “Es una extraña sensación de alegría y tristeza”.
Fuente: Diagonales, jueves
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pedro godoy y alfredo feito están imputados por 181 casos de privación ilegal de la libertad y tormentos

Circuito ABO: en el primer día del juicio los imputados se negaron a declarar

El proceso por los delitos cometidos en los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo comenzó con la lectura de la acusación.

Ni Pedro “Calculín” Godoy ni Alfredo “Cacho” Feito quisieron hablar ayer en la apertura del juicio por delitos de lesa humanidad conocido como ABO bis, donde son los únicos imputados por 181 casos de privación ilegal de libertad y tormentos cometidos en el circuito represivo que formaron los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo.
Cuando el presidente del Tribunal Oral Federal 2, Jorge Alberto Tassara, les preguntó si querían prestar declaración indagatoria ambos contestaron que preferían no hacerlo, pero que lo harían en otro momento del juicio oral, que se espera que dure poco más de un mes. La audiencia arrancó a las 10:30, cuando Tassara ingresó a la sala Amia de los Tribunales federales de Comodoro Py junto a los jueces Rodrigo Jiménez Uriburu y Jorge Gorini. En ese momento la parte reservada para el público ya rebalsaba de integrantes de organismos de derechos humanos, sobrevivientes de los centros clandestinos como la titular del Instituto Espacio para la Memoria, Ana María Careaga, y los jóvenes de HIJOS, ya que cuatro de sus miembros son querellantes por el secuestro de sus padres.
Antes de dar por abierto el debate, el TOF 2 leyó una versión abreviada del requerimiento de elevación a juicio de la fiscalía y las querellas, según se había acordado en la reunión preliminar a la que asistieron las partes.
A Godoy, ex oficial de la Policía Federal, le imputan 181 hechos de privación ilegítima de la libertad y tormentos como guardia e interrogador en los tres centros clandestinos del circuito ABO. Godoy fue reconocido por sobrevivientes como “Calculín”, no sólo por su físico sino también por la renguera en su pierna derecha luego de un accidente.
Su participación no sólo fue corroborada por los ex detenidos sino por el fallecido represor Juan Antonio del Cerro, alias “Colores”, quien lo recordó por su paso por el CCD. El ex agente de inteligencia permaneció prófugo más de tres años hasta que fue capturado en 2009, por lo que, al igual que Feito, no pudo ser incluido en el juicio que se condenó en 2010 a Julio Héctor Simón (Turco Julián), Samuel Miara y Raúl Antonio Guglielminetti.
Feito, por su parte, sólo será imputado por 118 hechos y que su rol se concentró en los centros clandestinos de detención Banco y Olimpo. Prestaba funciones en el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército como suboficial. En Banco y Olimpo, los sobrevivientes lo recordaron como “Cacho”, quien además de cumplir funciones de guardia participaba como miembro del Grupo de Tareas 2 en los secuestros, interrogatorios y en aplicación de torturas.
El apodo de ambos represores en el circuito ABO fue central para su identificación, por esa misma razón los dos imputados niegan esos alias. Al ser consultados ayer por el juez Tassara si respondían a algún apodo, Feito señaló que es conocido como “Cachito” desde su infancia y no “Cacho”, como fue identificado por los sobrevivientes. De la misma manera, Godoy contestó irónicamente al juez: “Que yo sepa, no tengo apodo.”
El único incidente de la jornada, luego de la lectura de la elevación, fue un pedido de la defensa de ambos represores para que se suspenda el juicio, ya que recordaron que habían recusado al presidente del TOF 2 durante el juicio anterior por ABO y, si bien el planteo fue rechazado en varias oportunidades, todavía no quedó firme, ya que pensaban recurrir a la Corte Suprema de Justicia. “El Tribunal no comparte los argumentos de la defensa, ya que la norma pone en el TOIF la decisión de arrancar o no con la audiencia”, sostuvo Tassara.

Fuente: Tiempo Argentino


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