sábado, 21 de abril de 2012


Román, Minatta y Romero relataron cuando fueron privados de la libertad en Concepción del Uruguay Continuarán hoy las testimoniales de ex detenidos políticos en el juicio por la Causa Harguindeguy
 
Click para Ampliar
El juicio se sigue ante el Tribunal Federal Oral de Paraná.
Juan Carlos Rodríguez, Víctor Bandunciel y Carlos Atilio Martínez Paiva presentarán su testimonio este jueves ante el Tribunal Oral Federal de Paraná. Todos ellos fueron víctimas de crímenes de lesa humanidad cometidos en Concepción del Uruguay durante el Terrorismo de Estado. Ayer tres ex detenidos políticos pudieron relatar su paso por el centro clandestino que operó en la Policía Federal de esa ciudad. César Román estuvo privado ilegalmente de su libertad durante una semana, en la que sufrió diferentes torturas y tormentos, que le dejaron secuelas físicas y psicológicas. “Creo que era una tortura punitiva”, reflexionó. Además, aseguró que en la delegación funcionaba un “régimen complejo”, con turnos, guardias especiales y Grupos de Tareas (GT). Roque Minatta, en tanto, dijo que sufrió dos formas de torturas: “Una psicológica, por parte de una persona preparada y muy capaz, que era (Francisco) Crescenso. Y otro física”. Por su parte, Juan Carlos Romero admitió que todavía siente temor a la “patota” y a los represores que están en libertad. “Tengo miedo permanentemente, me pasó al venir a declarar, pero lo hago por mis compañeros”, asentó. Por B.S.G. de ANALISIS DIGITAL

En la audiencia de ayer, Román precisó que la causa comenzó en febrero de 2006, habida cuenta de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, más los indultos. “En el ‘83-84 se funda en Concepción del Uruguay la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, y ahí algunos de nosotros hicimos presentaciones, pero no alcanzaron a sustanciarse como denuncia”, puntualizó. 

El profesor de Historia, de 53 años, relató su paso por el centro clandestino de detención. El secuestro se produjo el lunes 19 de julio de 1976, a las 21 aproximadamente. “A metros de mi vivienda se apersonan dos miembros de la Policía Federal, se identificaron de civil. Uno de ellos era morocho, de tez mate, bigotes y más adelante cuando ya estaba en la Policía, lo llamaban el Cordobés. El otro era una persona fornida, alrededor de 30-35 años, y se caracteriza por tener una mancha en el rostro”. 

“Me agarran con violencia, de los brazos y del pelo. Uno de ellos me encañona con su arma. ‘Quedate quieto pendejo de mierda, vení con nosotros’, me dijeron y me subieron a un Dodge 1.500 negro”, contó. El testigo indicó que lo hicieron ingresar al asiento de atrás del vehículo. “Adelante había dos personas más, una de ellas tenía un arma larga que me apuntaba. Los insultos eran constantes. Desde ese momento me empiezan a interrogar. ‘Cantá dónde está el mimeógrafo, empezá a decir los nombres, pendejo de mierda, te vamos a matar’, me repetían”.

Señaló que detrás del Dodge iba un Fiat 125 color celeste. “Cuando sale esta caravana algunos vecinos la siguen y le informan a mi madre que me habían llevado. Luego ella me contó que mientras era secuestrado la casa fue allanada por el inspector Crescenso y por Julio César Rodríguez, alias el Moscardón Verde”. Román aseguró que el apodo era vox populi en la ciudad y que lo conocía porque concurría a la misma escuela que sus hijos, contradiciendo la afirmación del imputado, que negó ese sobrenombre.

“En la Policía Federal me dejaron en un lugar que se llama el Casino de Oficiales. Ahí me dejaron solo un rato, luego vino el subcomisario Ceballos, que era conocido de mi padre y me dijo ‘cantá pibe dónde está el mimeógrafo porque estos te van a matar’. Inmediatamente, entró Rodríguez, que me pegó una trompada y caigo de la silla. Entra (Darío) Masaferri y las dos personas que me secuestraron”. En ese momento lo trasladaron a una sala contigua, donde empezaron el interrogatorio.

“Fue una situación tremendamente violenta. En un momento me paran y me pegan una patada en los testículos, casi me desmayé, me quedé en el suelo. Traté de hacerme un ovillo y recibí golpes en todos lados, no sabiendo bien quién me pegaba”, narró el ex detenido político, que en ese entonces tenía 17 años.

Según manifestó, simultáneamente llegaban a la delegación otros estudiantes. “Cuando llegué estaba (José) Peluffo y Juan Carlo Rodríguez”, especificó. Y remarcó que todos eran llamados, aislados y torturados. 

El testigo hizo hincapié en que en la delegación funcionaba un “régimen complejo”. Al respecto, explicó: “Durante la noche operaba un cetro clandestino de detención y durante el día la Policía Federal. Durante el día nos mantenían con un arma, lo que he llamado los celadores. Estas personas no ejercían violencia sobre nosotros. El problema era a mediados de la tarde, ahí venía el grupo de tareas. Además había un régimen de guardias”. 

La semana que permaneció privado de su libertad, Román fue víctima de torturas y tormentos. En una oportunidad, Masaferri le puso un arma en la cabeza y le disparó varias veces, simulando que iba a matarlo. “Todos se reían… Yo creo que era una tortura punitiva, estaba más destinada a destruir mi identidad que a sacarme información”, enfatizó. Asimismo, destacó que le insistían respecto a un mimeógrafo: “Le contestaba que nosotros repartíamos los volantes, pero del mimeógrafo no sabíamos nada”, afirmó.

También narró que el miércoles lo sacaron al patio, lo hicieron quedarse en calzoncillo bajo la lluvia, acompañado de otros detenidos que no conocía. “El jueves fue el día más terrible, por lo que presencié. Me llevaron a los baños, me pusieron una capucha, me hicieron subir una escalera y entrar a una pieza. Lo primero que veo es Carlos Martínez Paiva. Yo creía que estaba muerto, por el color de su piel. Estaba en un elástico atado y tenía el rostro vendado”. 

“Masaferri me miró y me dijo ‘empezá a cantar’, y me señaló con algo que pienso que era una picana eléctrica. Se la puso en los genitales a Martínez Paiva, que pegó un alarido tremendo. Ahí me desvanecí… Creo que eso es tortura psicológica. Me dí cuenta de que era imposible salir vivo de ahí”. 

Al día siguiente “empezó a correr el rumor de que era probable” que los liberaran. Román contó que Crescenzo -a quien definió como una “persona ilustrada”- le hizo firmar una declaración, que no le dejó leer. “Sólo vi el título César Román delincuente subversivo. Cuando se va le pregunto ‘qué van a hacer con nosotros’, y me respondió que dependía del Teniente Coronel (Raúl) Schirmer”.

“El fin de semana fue mucho más tranquilo y el lunes por la noche tuvimos la reunión con Schirmer. Estaban sentados cada uno de nuestros padres. Nos informó que nos iban a dejar en libertad, pero sería una libertad controlada, vigilada. No recuerdo bien la secuencia cronológica porque estuve una semana sin dormir, pero creo que salí el martes”, describió.

Una vez en libertad, optó por no consultar a un médico por temor a que lo delaten. “Tenía moretones en el cuerpo, por mi propia cuenta decidí no ir a ningún médico. Era un contexto complejo. La gente tenía mucho miedo”, resaltó. Además, indicó que tuvo varias operaciones en sus genitales debido a las torturas. “No es sólo una marca física, sino que también psicológica”, asentó. 

Consultado por el fiscal José Ignacio Candiotti, Román contó que se encontró con algunos de los torturadores durante sus regresos a Concepción del Uruguay, ya que su familia lo había enviado a Santa Fe y luego a Misiones.

“Recuerdo que me lo encontraba a Rodríguez, a Masaferri lo vi muchas veces”, detalló. Sin embargo, resaltó lo sucedido en el Mundial de Fútbol de ’78: “Cuando todo el mundo salió a festejar, en la plaza me encuentro con que encabezaba la marcha el Dodge en el que me habían secuestrado, con el Cordobés y Masaferri adentro. Pegué la vuelta y me fui a mi casa”.

El abogado querellante Marcelo Baridón le preguntó al testigo sobre sus grupos de pertenencia. Román subrayó su vínculo con el rock y el centro de estudiantes. Sobre éste último aclaró que “la práctica política es la que puede hacer hoy un chico, había un campo político, pero no eran acciones violentas”. 

Respecto al allanamiento en su casa, relató lo que le había dicho su madre. “Fue Rodríguez y otro más y sacaron todos mis posters, rompieron algunos cajones y se llevaron libros. Mi mamá estaba asustada y quedó bastante afectada por esta situación”, refirió. 

Párrafo aparte, realizó el reconocimiento de los imputados Rodríguez y Crescenso -éste mediante fotografías. También mencionó que localizó a uno de los uniformados en La Histórica. Precisó que trabaja en una concesionaria de Peugeot, y que puso al tanto a sus representantes al respecto. “Esto fue hace dos semanas aproximadamente”, aseguró. 

Por último, el integrante del Tribunal Roberto López Arango consultó al testigo sobre las condiciones de detención y si hubo alguna orden de allanamiento, dejando al descubierto las graves irregularidades de ambos procedimientos. 

Minatta: “Sufrí dos tipos de torturas”

“En 1975 comencé a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y en la JP (Juventud Peronista), eran espacios que trabajaban juntos”, señaló Minatta, quien en su declaración explicó que antes de ser detenido se había producido un allanamiento en su casa, pero no se encontraba en la provincia. 

De acuerdo al relato de sus padres, en el operativo estuvieron Moscardón Verde y Masaferri, quien le pegó a su padre y lo amenazó. Los uniformados se trasladaban en un Falcon, cuyo color no pudo determinar. Tras este episodio ilegal, su familia organizó su regreso a Concepción del Uruguay en avión para evitar que lo “chuparan”. 

Antes de que llegara a la ciudad, Ceballos le advirtió a su padre que iba gente de Buenos Aires, de la Policía Federal y que tenga cuidado con su hijo. Frente a esto, el padre de Minatta lo llevó a la delegación y allí fue recibido por Ceballos, quien no le tomó declaración y lo trasladó al Casino de Oficiales. 

“Sufrí dos formas de torturas. Una tortura psicológica, por parte de una persona preparada y muy capaz, que era Crescenso. Y otro física”, diferenció el testigo. En esa línea, puntualizó que recibía golpes de Rodríguez y Masaferri. Además, durante la detención .que duró tres o cuatro días- fue víctima de diversas formas de torturas y tormentos, entre ellas, un simulacro de empalamiento y otro de fusilamiento. 

Igualmente, contó que lo amenazaron con asesinar a su familia y le hacían comentarios respecto de la vida privada de sus allegados, mostrando conocimiento de sus actividades. “’Cualquiera de ellos puede ser boleta si seguís rompiendo las pelotas con política’, me decían”. 

Finalmente, cuando lo liberaron le pusieron condiciones, tales como dar aviso si salía de la ciudad. Las limitaciones siguieron durante toda la dictadura, por ejemplo, cuando no pudo seguir una carrera universitaria en Rosario porque el Ejército le había retenido el título secundario. De todos modos, remarcó que continuó militando bajo las mismas consignas, en la medida de las posibilidades que brindaba el contexto político. 

En otro orden, refirió al uniformado que participó de los delitos y que se caracteriza por tener una mancha en el rostro. “Creo que se apellida Rodríguez, trabaja entregando notificaciones oficiales”, afirmó el ex subsecretario de Derechos Humanos de la provincia. Así, ratificó la declaración de Román, al tiempo que coincidió en que había un doble funcionamiento en la delegación policial. 

Durante su declaración, Minatta enfatizó que no recibió atención médica y que estuvo en condiciones precarias junto a los demás detenidos políticos. Nunca obtuvo explicaciones sobre su detención –su familia presentó un habeas corpus que jamás fue respondido- y resaltó que fue el mismo Ceballos quien lo informó de que podía irse. 

Sobre el final de la testimonial Crescenso se retiró mostrando indignación por las acusaciones. Al cierre de la jornada, pidió disculpas por su reacción y señaló que lo afecta escuchar las declaraciones. 

“Todas las noches subían la música, porque estaban torturando”

Romero formaba parte del Centro de Estudiantes del Colegio Justo José de Urquiza cuando una madrugada irrumpieron en su casa oficiales de la Policía Federal y lo subieron a un auto. En el allanamiento participaron Masaferri, Rodríguez y otros oficiales que no pudo reconocer. Luego se fueron a buscar a otro estudiante, al cual también llevaron a la delegación.

“Nos metieron en una sala y nos empezaron a dar patas, golpear contra la pared”, contó. Posteriormente, los llevaron al Casino de Oficiales, donde había otros detenidos, entre ellos Román y Minatta. “El secuestro duró las dos semanas de vacaciones”, aseguró. 

“Todas las noches subían la música funcional, porque estaban torturando o se metían dos o tres adentro y hablaban fuerte. No tengo muy en claro el cronograma, pero nos torturaban todas las noches”, describió. Además, señaló que algunas noches los sacaban encapuchados. 

El representante del Ministerio Público Fiscal interpeló al testigo respecto de las torturas que sufrió. Mencionó simulacros de fusilamiento y que en dos oportunidades lo metieron de cabeza en una pileta y le pegaban en la planta de los pies. “Generalmente no podía ver quiénes me pegan, salvo un episodio en el baño”, precisó. Fue testigo además de las torturas a otros detenidos. 

El deponente no recibió ayuda médica, pero sí vio a un profesional de la salud en la delegación. Tampoco accedió a todos los alimentos que le enviaba su familia.

Sobre la circunstancia en la que fue liberado, dijo que se llevó a cabo una reunión con los padres y representantes de todas las fuerzas de seguridad. “Después del discurso nos dijeron que nos iban a liberar, y así fue”. 

De todos modos, declaró que lo volvieron a secuestrar a los pocos días y que desconoce dónde lo llevaron. “Me llevaron en un Falcon de la Federal, me encapucharon y detuvieron un día más o menos. Después me dejaron en la ruta”. Tiempo más tarde se fue de Concepción del Uruguay.

“Hasta el día de hoy tengo miedo. No sé cómo puede vivir una persona. Tengo miedo permanentemente. No puedo dormir. Claro que tuve miedo al venir a declarar, pero lo hago por mis compañeros, sobre todo, los que han fallecido”, sentenció. 

Fuente: Analisis, jueves

-- 
La Agencia de Noticias DH, es autonoma y es editada en la Capital Federal desde diciembre 2007




No hay comentarios:

Publicar un comentario