domingo, 5 de mayo de 2013




PARTE DE PRENSA:
JUICIO A LA IMPUNIDAD
Este lunes 06 de mayo, a las 9:00hs., en el TOF (Tribunal Oral en lo Criminal Federal) de calle Sarmiento 695, comienza el juicio oral y público mediante el cual la justicia resolverá quiénes han sido partícipes y responsables de la Masacre de Capilla del Rosario. Se conoce con este nombre a los hechos sucedidos hace 39 años, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Catamarca, en la zona de Capilla del Rosario. Allí, entre el 11 y el 12 de agosto de 1974, fueron fusilados 16 combatientes de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” del PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo), luego de haberse rendido, es decir, desarmados y sin posibilidad de resistencia. Mayores detalles se conocerán en el transcurso del juicio, donde, según está previsto, declararán alrededor de 70 testigos.
Esta causa judicial que lleva por título “Mirtha Clerici y otros solicitan medidas procesales”, comienza a gestarse en el año 2004 cuando Mirtha Clérici (por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas), Ana Radusky (por el Archivo Nacional de la Memoria), Jorge Alberto Perea (por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre) y Guillermo Díaz Martínez (representante de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Catamarca) solicitan al Juez Federal que investigue la identidad de cinco cuerpos humanos que permanecían enterrados como NN en el Cementerio Municipal de la Ciudad de Catamarca. Sucedía que, luego de investigaciones, recopilación de testimonios y documentación, tenían la certeza de que se trataba de los militantes fusilados. Y así fue, según lo pudo constatar el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Hoy, esta causa tiene 3 imputados acusados de "homicidio doblemente calificado por alevosía y por ser cometido como integrante de una fuerza de seguridad": Carlos Carrizo Salvadores, Mario Nakagama y Jorge Exequiel Acosta. Los dos primeros militares se encuentran bajo prisión preventiva en el Servicio Penitenciario de Catamarca, mientras que el tercero está detenido en el Servicio Penitenciario de “Bower”,Ciudad de Córdoba, por otros delitos de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención “La Perla”.
Todos los interesados pueden presenciar el juicio, concurriendo al TOF con DNI.
PORQUE AQUEL PASADO ES HOY PRESENTE: JUICIO Y CASTIGO A LOS REPRESORES DEL PUEBLO CATAMARQUEÑO!!
AHORA Y SIEMPRE!! AHORA Y SIEMPRE!!
Facebook: DiarioDelJuicioCatamarca
 
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NOTA DE ARCHIVO
 
 
 
El tupamaro Vicente y su regreso a Salto. La libertad de uno de sus asesinos

El hallazgo de un desaparecido (22/11/098)

El fin de una historia tupamara que Tabaré no capitalizó

Llegan hoy a Uruguay los restos de Hugo Cacciavillani, ejecutado por el Ejército en 1974. Estuvo sepultado como NN durante 34 años.

Por Martina Noailles

Un emprendimiento familiar. La reapertura de la causa y la exhumación del cuerpo fueron posibles gracias a la búsqueda de Eduardo Arzuaga (centro), primo del militante fusilado.

En aquel invierno de 1974, Hugo Cacciavillani ya no era Hugo. Desde hacía años había elegido ser “Vicente” y así había partido desde Uruguay para luchar por una “Latinoamérica más justa”. El 11 de agosto de 1974, a los 22 años, perdió la vida fusilado por el Ejército argentino. Ese día, en los montes catamarqueños, perdió además su identidad. Ya no fue Hugo. Tampoco Vicente. Su cuerpo acribillado esperó 34 años sepultado como NN en un cementerio municipal. Hoy, los restos del militante tupamaro fusilado en la “Masacre de Capilla del Rosario” volverán a Salto, su patria chica. Su tumba recuperará su nombre y también su historia. Las autoridades nacionales uruguayas buscaron hacer la presentación, pero no lo habrían logrado.


Treinta años después de la masacre, familiares y organismos de derechos humanos lograron reabrir la causa en Catamarca. Además de investigar sobre los responsables de los fusilamientos de Capilla del Rosario, la Justicia ordenó la exhumación de cinco cuerpos que estaban enterrados en el cementerio municipal y que según se presumía correspondían a los guerrilleros asesinados y luego desaparecidos.

El año pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar a dos de los cinco cuerpos. Eran el de Betancourt Roth y el del santiagueño Alberto Rosales Sánchez. En septiembre, los estudios reconocieron a Cacciavillani. Dos semanas atrás, la familia viajó a Catamarca para recuperarlo y llevarlo de regreso a Salto.

“Fue tremendamente emocionante. Tomamos contacto con personas que estuvieron con él, nos contaron que habían entablado una especial amistad. Ahora es necesario justicia porque los represores están libres. Es la única manera de cerrar un capítulo histórico”, señala Eduardo, mientras organiza la ceremonia que hoy por la mañana acompañará el entierro en el cementerio de Salto, junto a la tumba de su mamá. Su familia y sus compañeros eligieron para ese instante la letra de una canción, la “Milonga del Fusilado”: “No me pregunten quién soy, ni si me habían conocido, los sueños que había querido, crecerán aunque no estoy”.
Un expediente, dos imputados, ningún detenido

El expediente reabierto en diciembre de 2004 sólo tiene dos imputados y ningún detenido. El juez federal Ricardo Moreno consideró que la Masacre de Capilla del Rosario es un delito de lesa humanidad –y en consecuencia imprescriptible–, e imputó como responsables al ex capitán Eduardo Carrizo Salvadores y al ex subteniente Mario Nakagama. Los militares todavía no fueron indagados pero todo indica que quedarán detenidos luego de declarar, ya que según los testimonios de la causa ellos fueron dos de los asesinos.

Los organismos defensores de derechos humanos lograron averiguar que Carrizo Salvadores vive en San Salvador de Jujuy y que ejerce como abogado defensor de represores procesados por crímenes contra la humanidad en esa provincia. En plena democracia fue nombrado jefe de la policía de Catamarca por el ex gobernador y actual presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner. Una feroz represión contra trabajadores desocupados, que causó dos muertos, lo obligó a renunciar en 2003. De Nakagama sólo se sabe que la dirección postal registrada en el juzgado –la misma a la que se le envían las notificaciones judiciales– es Paseo Colón 250, Edificio Libertador, sede del Ejército.


Fuente Diario Critica


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