domingo, 22 de septiembre de 2013

BLAQUIER/LEDESMA: La lucha de Rita Eulogia Cordero de Garnica y su familia devastada por la dictadura por Alejandra Dandan





Cuando se presentó  en la Biblioteca Nacional el libro "Cuentas Pendientes. Los cómplices de la dictadura", libro de Horacio Verbistky y el jurista Juan P. Bohoslavsky, en el que participaron mas una veintena de especialistas. Entre ellos, la periodista Alejandra Dandan, quien en la oportunidad se refirió al capítulo de la empresa Ledesma y el procesamiento de Blaquier y cerró con la revelación de un diálogo en la casa de Rita Eulogia Garnica.

      
"El capitulo está incluido dentro de un capitulo mas amplio llamado DESAPARICIONES A PEDIDO DE EMPRESAS. Allí esta el caso Ford, Mercedes Benz, Acindar y Techint y Ledesma. El artículo de Ledesma lo trabajé con Hannah Franzki, una alemana, amiga, que conocí en Jujuy y hace su doctorado en derecho en Londres desde una perspectiva crítica (suele preguntarse cómo hace el derecho desde su lógica punitiva e individual para capturar la complejidad de estas tramas).

En términos de la dimensión micro y macro que estos casos ponen en juego, Ledesma muestra una dimensión mas micro que es investigada en la causa penal: los aportes de vehículos que la empresa hizo durante la dictadura por ejemplo para el traslado de prsioneros. Pero hay una variable que surge también del propio expediente y da cuenta de una mirada mas de estructura al incorporar el contexto histórico. Esa mirada de estructura abre preguntas sobre la relación entre Ledesma y el Estado. Esto es lo que trabajamos nosotras. El artículo analiza el expediente judicial justamente en esa línea, y explora el auto de procesamiento a Blaquier para pensar desde una perspectiva crítica (y tambien como aporte) cómo las causas judiciales están explorando la relación entre empresas y el estado terrorista. Y no solo en este caso.

Sobre ese eje agrego sólo un dato. El juez federal Fernando Poviña procesó a Blaquier y a Lemos, el administrador del campo, en noviembre de 2012 por el aporte de vehiculos y choferes para el secuestro de 29 personas en marzo y julio de 1976. A la hora de configurar la  responsabilidad,  los situó como “participes” o “cómplices” de un delito cuyo “dominio” o autoría quedaba puesto en OTRO LADO, en este caso en manos de las fuerzas de seguridad.

Acá es donde nos detenemos. La hipótesis que planteamos es que justamente el expediente aporta elementos para pensar que el caso LEDESMA muestra BORRONEADOS los límites tradicionales entre Estado y Empresa privada. Para señalarlo analizamos los testimonios de las víctimas, pero también de los abogados de Blaquier e incluso lo que va diciendo el juez al incorporar el análisis histórico. El análisis del expediente está documentado en el capítulo, pero quisiera contarles algo que quedó fuera del libro pero explica de alguna manera el origen de las preguntas.

La escena es de mayo de 2012. Blaquier había sido llamado a indagatoria después de un largo y luchado proceso de justicia. No se presentó en la indagatoria. Era la primera. Sus abogados dijeron que estaba afuera del país haciéndose exámenes médicos. Ya estábamos en Jujuy capital, pero viajamos especialmente a  la localidad de Libertador General San Martín donde está el Ingenio a ver a una de las mujeres secuestradas en julio de 1976: Rita Eulogia Cordero de Garnica. Como la causa algo había avanzado imaginamos encontrarla alegre, al menos esperanzada, pero no fue así.

Rita apareció en el patio de la casa. Arrastraba un bastón, estaba casi ciega. Lo primero que dijo fue que sólo si me acercaba bastante podía llegar a verme por el costado de un ojo. Conmigo estaba un abogado de los organismos y un viejo militante y periodista. Con ella, dos mujeres. Le preguntamos qué sentía en ese momento.

            “Es lo que siempre decía yo: éste se va a mandar a mudar en cualquier rato. Yo sabía que se iba a mandar a mudar y no sé si va a llegar a juicio. Es mi conciencia que me dice así, ahora no sé, otros piensan de otra forma”. 

Rita tiene varios desaparecidos en la familia. Antes del golpe, detuvieron a su marido Agustín Donato Garnica, dirigente del Sindicato de Obreros Azucareros de Ledesma. Luego del golpe le secuestraron a un hermano y el 20 de julio de 1976 los vehículos que levantaron a un numero aún no definido de personas se la llevaron a ella y a 2 hijos: Miguel Angel y Domingo Horacio Garnica. Rita estuvo secuestrada en el centro clandestino de Guerrero, luego pasó a la cárcel de Devoto y fue liberada en marzo de 1977. Su marido estuvo 7 años preso y fue liberado. Sus dos hijos en cambio probablemente hayan sido asesinados y están desaparecidos. Pese a todo, ella fue una de las testimoniantes emblemáticas de la zona. Declaró en el Juicio a las Juntas, y cuando tuvo que hacerlo. Pero ese día parecía vencida. 

            “¡Después de tanto tiempo...! Treinta y seis años llevo esperando, yo ya no puedo.... ¿Por dónde no he andado? Y sola.  Y nunca he podido saber dónde están mis hijos. Pero yo ahora   no puedo más. Les dije el otro día a los abogados que se acabó: yo ya no salgo más, si tengo     que declarar, preséntenme todos los escritos. ¿Qué voy a hacer? Y son 36 años, ¿no? Y si en    36 años no se ha hecho nada... Yo ya estoy perdiendo la esperanza: viviré con el recuerdo de mis hijos y nada más, que los mataron..., qué se va hacer”. 

Nos quedamos mudos. De pronto, otra de las mujeres se puso hablar. Contó que también a ella la habían secuestrado: El 21 de julio de 1976 a la madrugada, se acercó a la “comisaría” del pueblo porque habían detenido a uno de sus hermanos. Cuando entró no la dejaron salir. Pasó  la noche y al amanecer escuchó movimientos y se acercó a una ventana desde donde vio camionetas de Ledesma trasladando a la gente que estaba en ese lugar. Mientras hablaba se había puesto a llorar, realmente aterrorizada. El abogado le preguntó si alguna vez había dicho eso en la justicia. Si estaba dispuesta a hacerlo. Ella dijo que no había declarado y que no quería declarar.

            “Yo tengo miedo, porque demasiado ya he pasado. Yo la he pasado horrible. Nosotros no dormíamos.... Pasaba una noche, cortaban una luz, pasaban dos días, cortaban la luz y    llevaban a otro. ¡No sabíamos si nos tocaba a nosotros o a otros hermanos! ¡O a mi esposo, que casi se lo llevan también! Yo tenía a mi chiquita de diez meses. Y no lo han llevado a mi esposo no sé por qué, porque tuvo un Dios aparte, sino esas criaturas hubiesen terminado  solas. Cuando yo llegué de vuelta a mi casa, estaba mi esposo con la casa toda dada vuelta.        Y él me dice: ‘A mí me tenían atado’. Yo tenía miedo. (Después) iba a esperar a mis hermanos: a ver si aparecían o no aparecían, como hacíamos todos, como se hacía con los      que venían de la guerra: ahí, a la Plaza, íbamos desesperados para esperar a ver si ellos venían”. 

Los hermanos no volvieron. Están desaparecidos. Pero mientras la mujer hablaba lo que nos sorprendió fue que adelante nuestro y en ese momento, frente a la línea de calle, pasó un trailer de Ledesma. Es cierto que el Ingenio estaba cerca. El patiecito de Rita daba a la calle. Los trailers seguramente se siguen usando para el trasporte de mercaderías. Pero en ese momento y en esa escena, esos vehículos tendían inevitablemente un puente entre presente y pasado. Hacia unos minutos, Rita nos había contando que había conseguido algo de dinero extra en esos días porque había alquilado el patio de su casa a un vecino para estacionar el auto. Pero cuando empezaron las noticias de la reapertura del caso Blaquier, el vecino se fue y ella perdió el negocio. Luego pasó otro vecino para chucearla. Le dijo que “tenga cuidado” porque los “dinosaurios andan sueltos”. Y le nombró a Julio López.

             “Así me dijo. Y yo le respondí: “Y bueno, una vieja menos”. El estaba sentado ahí y yo acá. Si me llevan, que me lleven. Lo lamento porque van a quedar mis otros hijos y mis nietos por criar. Eso es lo que siento. Le dije que a mí no me hable más de esas cosas, que si quería preguntar vaya a otro lugar. Se fue, no volvió nunca más”.

La escena condensaba varias cuestiones. La lógica de tiempo continuo con el llanto de las mujeres en tiempo presente. El miedo de ese vecino que deja de estacionar el auto. El Trailer. Pero sobre todo, abrió una pregunta por quién tenía aún el dominio de los espacios. Esa mujer que lograba hablar en el espacio doméstico de una casa, no podía hacerlo aún en esos espacios de lo público que aparecía ocupado, como esas calles, por quienes sí podían hacerlo.

Volviendo al eje del artículo, esto que de alguna manera también hablaba de un “estado de excepción” que todavía seguía vigente en un “espacio” dispararon preguntas acerca de lo que significa Ledesma en la dimensión de lo “vivido” cotidianamente por quienes viven todavía alrededor del Ingenio. Ledesma suele aparecer configurada aún en términos de DOMINACIÓN pero no sólo por los sobrevivientes o familiares de los desaparecidos o por quienes viven ahi sino incluso por el propio discurso de la EMPRESA. Este es uno de los puntos de partida a través de los cuales vamos a decir en el articulo que al incluir la dimensión histórica, Ledesma no sólo aparece como un actor mas sino como parte de un Estado que fue un Estado macrocriminal, un bloque de poder integrado por militares y civiles. 

Estuvo dotada incluso de una Fuerza de seguridad y tuvo poder de mando sobre la Gendarmería. Una línea que así la aleja de la condición de partícipe para situarla en la del autor"

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Posdata:

"Me prometes que lucha es hasta el final. No hay que aflojar", le dijo Rita Eulogia mientras le tomaba la mano al militante en una de sus habituales visitas hace un par de semanas atrás al hospital de Libertador San Martín donde esta internada. "SI" fue la respuesta. Un si que se escapó por las ventanas y recorrió todos los aires jujeños donde el compromiso de que la lucha es hasta el final y no tiene lugar a ninguna tregua.

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