martes, 17 de septiembre de 2013

Debate con Laclau y Remo Carlotto en la UBA + Actos y movilizaciones a 37 años de la Noche de los Lápices







EL PAIS › DEBATE CON LACLAU Y REMO CARLOTTO EN LA UBA
“Romper la concentración económica”


Laclau y Carlotto junto con las autoridades de Filosofía y Letras.
 
Por Ailín Bullentini
El filósofo Ernesto Laclau consideró que la Argentina “es el país que generó una ruptura más fuerte con los modelos de gobierno dictatoriales”, mientras que el titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara baja, Remo Carlotto, añadió que la intención de los gobiernos kirchneristas “fue y es la de romper con los esquemas de concentración económica propios de tiempos neoliberales para poner al Estado a disposición de los que menos tienen”. Ambos aportes, sumados a varios otros en la misma línea, fueron las contribuciones del teórico y el diputado al ciclo de debates sobre “Derechos humanos y procesos de emancipación en la construcción latinoamericana del presente”, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Laclau y Carlotto desarrollaron algunas ideas en torno de los disparadores que propuso el decano de la facultad, Hugo Trinchero. “La reconciliación con lo ocurrido durante la dictadura y sus responsables no nos puede llevar demasiado lejos”, apuntó el filósofo quien, además de resaltar la política de derechos humanos que se llevó a cabo durante la última década, destacó que “hoy la Argentina por primera vez está rompiendo el cordón umbilical con los sectores financistas internacionales”, lo cual calificó como un “cambio fundamental”.
Antes de recordar y poner en relación el golpe de Estado que sufrió Juan Perón en 1955, el asesinato del músico chileno Víctor Jara en 1973 y el secuestro de estudiantes secundarios de La Plata por represores de la última dictadura cívico militar en 1976, tres hechos sucedidos un 16 de septiembre, el diputado e hijo de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo –su hermana Laura está desaparecida y el paradero de su bebé, nacido en cautiverio, no se conoce– expresó que “el camino para desarticular el modelo neoliberal lleva mucho tiempo”. Dijo que la fuerza del Frente para la Victoria se encuentra “en una permanente disputa entre lo viejo y lo nuevo”.
En cuanto a las políticas de derechos humanos, Carlotto reconoció que “hay un proceso de avance en la región” en el que Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay fueron sus puntos destacados. En ese sentido, consideró que “es necesario que se trabaje sobre la coordinación”, ya que “si existió ese trabajo en conjunto durante la represión –el Plan Cóndor–, las políticas de derechos humanos tienen que poder elaborar una agenda común”. El tercer disertante que estaba previsto en el encuentro de ayer, el jurista español Baltasar Garzón, no llegó a tiempo por cuestiones climáticas. Los representantes del colectivo de Amigos del pueblo vasco, que asistieron a la charla con la intención de protestar ante Garzón con denuncias de “perseguidor y torturador”, se fueron sin cumplir con su objetivo.
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EL PAIS › ACTOS Y MOVILIZACIONES A 37 AñOS DE LA NOCHE DE LOS LAPICES
Con los responsables presos

Emilce Moler, una de las sobrevivientes de los secuestros de estudiantes secundarios en La Plata, destacó que “este año los principales represores de este episodio están presos”.

Emilce Moler ayer durante un acto. Fue secuestrada cuando cursaba el colegio secundario en La Plata.
“La particularidad que tiene esta fecha, este año, es que los principales represores de ese episodio están presos”, destacó Emilce Moler, una de las sobrevivientes de La Noche de los Lápices, como se conoce a la sucesión de secuestros de diez alumnos de la Escuela Normal Nº 3 de La Plata, de los cuales seis siguen desa-parecidos. Al cumplirse ayer 37 años de aquellos episodios de persecución de quienes militaban por sus derechos como estudiantes, hubo actos, marchas y expresiones de conmemoración no sólo en territorio platense, sino en distintos puntos el país. En todos lados fue reivindicada la militancia juvenil y el voto a los 16 años. “Hay que valorar estos logros colectivos que tanto costaron defender en su momento”, enfatizó Moler.
Los jóvenes que fueron víctimas de La Noche de los Lápices tenían entre 14 y 18 años y varios militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Entre el 15 y el 16 de septiembre de 1976, fueron secuestrados por un grupo de tareas del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Daniel Alberto Racero, Horacio Angel Ungaro, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini continúan desaparecidos. Los cuatro sobrevivientes son Moler, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Gustavo Calotti. Estuvieron detenidos en centros clandestinos del llamado Circuito Camps.
Ramón Camps, quien fue jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, murió en 1994, indultado por el ex presidente Carlos Menem. A raíz de la reapertura de los juicios por los crímenes del terrorismo de Estado, en diciembre del año pasado fueron condenados por el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata 23 represores por 280 crímenes de lesa humanidad en el circuito Camps, entre los que se incluyen el secuestro, torturas y de-saparición de los estudiantes platenses. Miguel Wolk, conocido como “el Nazi”, quien fuera el jefe del Pozo de Banfield, uno de los centros de detención por donde pasaron, estuvo prófugo y hasta fingió su muerte, pero fue recapturado este año y será juzgado.
Por esta situación, Moler destacó el hecho de que los represores de este caso estén en prisión tras “una conjunción de años de lucha y una decisión política de poner los temas de derechos humanos como agenda de Estado”. Emilio López Muntaner y Santiago Plaza homenajearon a sus hermanos, Francisco y Juan Domingo, dos de los estudiantes desaparecidos.
En La Plata, los estudiantes secundarios hicieron dos movilizaciones. “La mejor forma de recordar aquella noche es reivindicando la política como herramienta de cambio social”, dijo Lucas Clarke, titular de la UES. Otra de las referentes, Abril De Rosas, estudiante de la Facultad de Bellas Artes, clamó que “los chicos de La Noche de los Lápices tuvieron que ser la resistencia a un gobierno que reprimía brutalmente sus ideas” y propuso homenajearlos desde “la militancia activa”, “levantando sus banderas y militando con memoria”.
En todo el país hubo centros de estudiantes y militantes de Unidos y Organizados nucleados en la Federación de Estudiantes Secundarios que realizaron jornadas, festivales y movilizaciones. El secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, participó del acto que se hizo en Córdoba.
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EL PAIS › OPINION
Más que una noche

Por Florencia Saintout *
El 16 de septiembre se ha narrado durante mucho tiempo como La Noche de los Lápices, una noche en que la dictadura secuestró a un grupo de jóvenes por pelear por el boleto estudiantil.
Este fue un relato posible, sostenido en la plataforma de la doctrina de los dos demonios, donde diez jóvenes “inocentes” (inocentes de la política) eran secuestrados, seis de ellos desaparecidos y el resto sobreviviente de la más cruel dictadura en el país. Y punto. Así, lo acontecido se podía contar en democracia sin cuestionamientos.
Fue Emilce Moler quien comenzó a de-sarmar la historia oficial ordenada en un pasado muerto y despolitizado para ubicarla como parte del gran saqueo que denunciara Rodolfo Walsh en su Carta a la Junta, aquella donde decía, luego de denunciar todas las violaciones a los derechos humanos de la dictadura, que en la política económica de ese gobierno debían buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino también la “atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
Hoy la llamada Noche de los Lápices se ha transformado en La Plata en una fecha nada folklórica, protagonizada por jóvenes que la toman como bandera propia para discutir el presente. Tan es así que hasta se realizan dos actos públicos, uno convocado por la izquierda y otro por las agrupaciones kirchneristas de Unidos y Organizados. Y es interesante señalar cómo la construcción del 16 de septiembre como un asunto “del boleto estudiantil”, que parecía ir dándose por terminada, por cerrada en las décadas del ochenta y noventa, en los últimos años vuelve a abrirse en la disputa de estos jóvenes en torno del significado de la contemporaneidad y su relación con el pasado. Es más: la situación de las dos marchas por el 16 de septiembre permite rearticular sentidos en el presente, habilitando organización, alianzas, conflictos, planes de lucha, puesta en público de viejas y nuevas demandas. Enlazar luchas y generaciones, rompiendo la idea de que siempre hay que empezar de nuevo sin aprendizajes ni astucias colectivas. Permite hacer política. Es posible porque se hace política.
Sacar el relato moldeado, inclusive por las industrias culturales, de La Noche de los Lápices como un episodio aislado y ponerlo en la espesura de la historia ha sido una tarea efectivizada por los organismos de derechos humanos y de algunos de los sobrevivientes, pero especialmente de una política de memoria, verdad y justicia de Estado, a partir de la voluntad política de torcer el rumbo neoliberal del país.
Por supuesto que esto no implica desconocer nombres propios: María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Horacio Ungaro, Claudio De Acha, Daniel Racero, Francisco Muntaner (hoy desaparecidos), Pablo Díaz, Gustavo Caloti, Patricia Miranda, Emilce Moler. Todos jóvenes que, mientras les dolía el cuerpo por las torturas, pensaban en no perder las clases mientras algunos de sus compañeros festejaban el Día de la Primavera en el Parque Pereyra, y peleaban por algo más que un boleto. Peleaban junto a muchísimos más. Peleaban contra un modelo político, económico, social, que dejaría para las décadas siguientes a millones de argentinos fuera de la vida vivible.
Este 16 de septiembre, todos los centros de estudiantes de los colegios secundarios de La Plata se movilizan, en un país que ha decidido a favor del voto a los 16; donde entre todas las vacunas gratis se ha incorporado una contra el papiloma humano para las chicas de once años; donde la universalidad es un derecho y un horizonte; donde existe la ley de matrimonio igualitario; donde los represores están presos. Donde por supuesto falta tanto por ganar. Tanto por pelear en una sociedad en la que amplios sectores siguen creyendo que a la inseguridad se la combate exterminando jóvenes.
Que haya muchos jóvenes haciendo política es una muestra de algo ganado. Porque la política no puede hacerse sin la esperanza (inclusive de que se podrá cambiar la ignominia). Escribió Joaquín Areta (el que Néstor Kirchner leyó en 2005... quisiera que me recuerden), que había militado en la UES de La Plata y que desapareció en 1978: “Te debo un poema/ un ejemplo/ un empujón/ no haber dicho/ por ejemplo/ lo inmenso de tu presencia/ te debo algo, hijo,/ mucho más que un poema/ la esperanza”.
* Decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata.
Fuente: Pagina 12
La agencia de noticias de DH se edita desde 2007, y a partir de ahora con la nueva designacion por Memoria, Verdad y Justicia

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