jueves, 31 de julio de 2014

De Vale cuatro a Vale tres



fuente ddhh Metan


Un testigo sin ideas
Mario Mercado pasó apuros ayer ante el Tribunal, por su reticencia a declarar, pero finalmente, después de mucho gesticular y mucho negar, terminó yéndose sin cargos, a pesar de que quedó claro que no dijo la verdad.
Miembro del grupo folclórico Vale 4, Mercado fue convocado porque el testigo-víctima Carlos Toledo contó que en un asado le había confesado haber reconocido a Del Valle en el grupo que el 22 de septiembre de 1976 atacó a los hermanos Toledo en el centro de Metán. “Pasó mucho tiempo, yo tenía 15 años”, empezó atajándose Mercado; sin embargo, reconoció que vio “el tiroteo”: “Se bajaron ahí unos señores, hicieron unos tiros, pero no, no vi nada”. Después de otra larga lista de excusas, recordó que andaban en un automóvil Chevrolet. Su frase más dicha fue “ni idea”: “ni idea” de cuántos hombres eran, “ni idea” para dónde fueron, “ni idea” sobre quiénes fueron víctimas (Carlos y su hermano Ángel, que murió), “ni idea” sobre cuántos disparos, “ni idea” del Cine Radar, donde cayó muerto Ángel Toledo.
El presidente del Tribunal, Federico Díaz, le inquirió: “Señor Mercado, ¿usted veía tiroteos todos los días?”: “No”, respondió pero siguió en sus trece con que no había comentado con nadie este hecho. Después de un pedido de Snopek para que se lo dejara “reflexionar”, que el Tribunal rechazó, el testigo concedió que algo pudo haber dicho a Toledo.
Mercado insistió también en que no conocía a Del Valle, y lo justificó en que era chico. Sin pretenderlo, el siguiente testigo lo desmintió en este aspecto: José Rodolfo Concha Canseco, hermano del joven desaparecido Gerónimo Concha Canseco, lleva la carga de haber informado a Del Valle el lugar donde estaban su hermano y su padre. Gerónimo militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y en 1975 había sido detenido en Tucumán, por lo que el padre lo había llevado a trabajar a una finca para protegerlo. Un día Del Valle golpeó las manos frente a la casa de la familia Concha, por la ventana asomó José, el inspector le preguntó por su padre, y el niño le indicó el lugar donde estaba trabajando. Un día o una semana después, su padre regresó llorando, contando que “se lo habían llevado a mi hermano”. José sostuvo que fue Del Valle quien le sonsacó la información: afirmó que en el pueblo se conocían todos, y sobre todo era conocido alguien que trabajaba como inspector de tránsito.

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