sábado, 25 de octubre de 2014

EL LIMITE ES LONA


Masacre de Palomitas, fusilamiento de presos politicos

EL LIMITE ES LONA
Lucho Soria

Opinion: Lucho Soria (Editor Agencia de Noticias DDHH). El jueves fue una jornada historica en los tribunales de Salta y en la calle que implica una bisagra definitiva contra la impunidad de esa provincia, como antes en Jujuy.

"El limite es Lona", era la respuesta que siempre recibía de bocas de funcionarios judiciales a la pregunta de Sara Ricardone, compañera de Pablo Outes, cuando demandaba por la marcha de los juicios tras la nulidad de la leyes de obediencia debida y punto final.
Es que Ricardo Lona, al igual que el empresario azucarero Pedro Blaquier, armaron un blindaje de protección ideológica en la Justicia Federal junto al bloque de poder politico ahora derretido por acción de quienes nunca cedieron en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Se equivocaron cuando imaginaron que la historia es una accion lineal.

"Foraneos"

Fue uno de los calificativos para cuestionar a quienes con Jorge Auat, titular de la Procuradoría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Publico Fiscal decidieron obturar esas maniobras. En rigor, Lona se quedo con las ganas de musitar "agentes de ideologías foráneas". Y no es casual que el ex magistrado señalara que no eran salteños de pura cepa lo que ponian en duda su inocencia. Es que durante su gestión y después nombró a mas 70 empleados en todos los ámbitos de la Justicia Federal, y por las dudas también en la Justicia provincial.
Elena Corvalan lo reflejó en su crónica difundida por esta agencia: " Fernando Pequeño salió conmocionado del encuentro ( con Lona) no tanto por el diálogo, sino por haber sido testigo de la “devoción” que le profesaron al ex juez los empleados y funcionarios del Poder Judicial Federal de Salta. “Fue muy impresionante verlo entrar al ex juez Lona en el pasillo lateral del Juzgado Federal 1 porque absolutamente todos los empleados del Juzgado salieron a saludarlo, a abrazarlo, a besarlo, las señoras grandes con un devoción muy grande".
Precisamente Sara estuvo en las puertas de tribunales en la movilizacion de los organismos de DH con la alegría de que Lona estaba sentado en el banquillo de los acusados frente al juez tucumano Fernando Luis Poviña. "No lo puedo creer" le decia a Elia Fernandez Alonso, cuya madre fue una de las militantes del PRT fusilada, lo que repetía a quienes se acercaban para saludarla.

Una lucha iniciada por las entrañables Lucrecia Barquet, Coquita Gallardo y Mirta Perez cuando fundaron en 1980 la Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y Gremiales de Salta y que ahora empieza a llegar a quienes no es que fueron cómplices de la dictadura como se les endilga a los funcionarios judiciales y empresarios, sino activos participantes de la represión Salta y Jujuy.
Precisamente no esta demas refrescar un tramo de la nota de Irina Hauser en Pagina 12, del 25 de marzo 2013: "Un revuelo repentino quebró la calma en la Cámara de Casación Penal la semana pasada. “En cuanto Bergoglio le dé la orden a Cristina, ¡esto se termina!”, gritaba por los pasillos un hombre entrado en años. Era Ricardo Lona, un ex juez federal de Salta, quien podía vislumbrar que el alto tribunal penal estaba a punto de correr el manto de impunidad que lo amparó durante años. En efecto, los camaristas de la Sala II de Casación se aprestaban a revocar su sobreseimiento en dos investigaciones donde se lo acusa de haber cooperado con el aparato represivo de la última dictadura, archivando en forma sistemática las denuncias sobre secuestros, torturas y desapariciones que recibía".
Todo indica que el Papa no le mandó ninguna indicación a CFK y ahora se quedo sin paragua, al igual que su amigo Pedro Blaquier.
Una lucha por Memoria, Verdad y Justicia por quienes nunca se dejaron ganar por la impotencia y el desánimo. Entre estas acciones y las pergeñadas entre las entrañas del poder por Lona, Blaquier, entre otros grupos de tareas civiles y las acciones de la militancia media una distancia enorme, no de palabras, sino de significación acerca de la cuál es la sustancialidad de la democracia en el contexto de la imprescriptibilidad de los crimenes de lesa humanidad.

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