martes, 6 de abril de 2010

JUICIO MELITÓN BUSTOS

Para la querella está probado que son los responsables
Pidieron perpetua para los coroneles Arias y Zírpolo
Los representantes legales de la familia Bustos exigen que se mantenga la prisión preventiva de ambos.

LOS HIJOS/SONIA Y RAUL BUSTOS LLEGARON TEMPRANO A LA SALA DE AUDIENCIA PARA ESCUCHAR LOS ALEGATOS.

Los alegatos continúan hoy, a las 9, con la acusación a cargo del fiscal de la causa, Eduardo Villalba.
Como se preveía, los abogados de la querella solicitaron la pena máxima para los dos militares acusados del secuestro y desaparición del escribano Melitón Bustos. Ante una sala colmada, y con la presencia de Sonia y Raúl Bustos, hijos de la víctima, comenzó la etapa final del juicio oral en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Salta.
Tania Kiriaco inició su alegato con una semblanza del profesional que integra la larga lista de víctimas de crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura. Los rastros de Bustos se perdieron en la madrugada del 2 de febrero de 1978, cuando dos personas armadas lo sacaron en ropa interior de su domicilio en la ciudad de Tartagal. La letrada resaltó la figura del escribano como la de un hombre con un perfil humanista y con profundos valores democráticos. "Lo hicieron desaparecer por su ideales y en este juicio quedó probado que él fue una de la tantas víctimas de la más sanguinaria dictadura que sufrió el país", expresó Kiriaco. La querellante aludió al término "aniquilar" que usó el imputado Arias para justificar la lucha antisubversiva, amparado por un decreto sancionado por el ex presidente provisional Italo Luder en 1975. "Aniquilar no significa la eliminación física de las personas, sino desarticular el accionar de un grupo de está al margen de la ley", dijo. Al tiempo que subrayó que, según la teoría de Arias, cualquier persona que se detenía en esa época era considerada subversiva y que en este contexto ubicaron a Bustos. También subrayó que "los militares dicen que ellos libraron una guerra contra la subversión, pero en un conflicto de esta naturaleza el vencedor entrega el cadáver de las víctimas. Al escribano Bustos lo secuestraron hace 32 años y nunca más se supo de él".
Luego tomó la palabra David Leiva, quien pidió que los coroneles Arias y Zírpolo sean condenados a perpetua, como autores "material" y "mediato", respectivamente, del hecho. El representante de la familia Bustos les imputó a los dos los cargos de violación de domicilio y allanamiento ilegal, privación ilegal de la libertad agravada por la condición de funcionarios públicos y vejación y, además, por el uso de violencia. Todo ello en concurso ideal, por tratarse de un mismo hecho con distintas calificaciones. Además, los responsabilizó de los delitos de homicidio agravado por alevosía y por la participación de dos o más personas para lograr impunidad y de partícipes necesarios en concurso real.
"Es clara y contundente la participación de los acusados"
El querellante David Leiva economizó su discurso para ir directamente al meollo de la cuestión. Expresó que la responsabilidad de los coroneles Carlos Alberto Arias y Luis Angel Zírpolo es la misma en el secuestro y desaparición del escribano Melitón Bustos, pero con distinto grado de participación en el hecho. A partir de los testimonios de Raúl Bustos, hijo de la víctima, y de Juan Domingo Javier, Leiva consideró que está probado que Arias fue uno de los autores materiales del rapto. "No hay duda que los dichos de Bustos hijo son veraces, porque él estuvo presente cuando se llevaron a su padre y reconoció a Arias como uno de los verdugos", afirmó el letrado. Y remarcó que "tanto él como Javier son testigos necesarios, porque éste último vio cuando a la víctima la sacaban en calzoncillos de su domicilio. Javier aseguró que Arias era uno de los secuestradores, de manera tal que la responsabilidad de este imputado es clara y contundente".
Respecto a Zírpolo, el letrado sostuvo que en su carácter de jefe interino del Regimiento 28 Tartagal, dio todo el apoyo logístico para que se consumara la eliminación del profesional, el 2 de febrero de 1978. Citó como testigo clave al ex jefe de la unidad militar, Roberto Felipe Domínguez, quien declaró que cuando asumió el cargo, trece días después del hecho, Zírpolo le informó que Bustos había sido "detenido" en la fecha señalada y que fue entregado al Destacamento de Inteligencia 143, con asiento en Salta. "El imputado declaró que para esa fecha había pocos oficiales en el regimiento, lo que hace suponer que él se quedó con los criminales para hacer sus fechorías", sentenció el querellante. A su juicio todo indica que a Bustos lo hizo desaparecer el Ejército, ya que varios testigos aseguraron que el escribano vivía amenazado. "Una prueba de esto es lo que dijo el abogado Cullel, quien aseguró que delante suyo un teniente de apellido Bruno amenazó a Bustos diciéndole que se fuera porque lo harían desaparecer", apuntó.
Fuente: El Tribuno

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