jueves, 26 de agosto de 2010

FALLO DE LA JUSTICIA FEDERAL
Torturas: seis ex militares, procesados
Son por supuestos delitos cometidos entre 1976 y 1983.
EN JULIO ÚLTIMO. Jorge Antonio Olivera es trasladado del Penal de Chimbas al Juzgado Federal, cuando lo llamaron a declarar en esta causa.
El juez federal Leopoldo Rago Gallo dictó el auto de procesamiento y prisión preventiva a seis ex militares que actuaron en el RIM 22 en los años del proceso militar, donde habrían cometido delitos de lesa humanidad contra una decena de personas, muchas de las cuales hoy en día ocupan cargos políticos, gremiales o judiciales.

Además de los seis ex militares, el juez Rago Gallo volvió a imputarle delitos a Jorge Antonio Olivera -señalado como el jefe de los operativos de represión en San Juan- y Osvaldo Benito Martel.

Los nuevos procesados son Jorge Horacio Páez, Carlos Luis Malatto, Eduardo Daniel Cardozo, Daniel Rolando Gómez, Juan Francisco del Torchio y Gustavo Ramón de Marchi, según consta en el fallo que ayer tomó estado público, aunque fue resuelto el 20 de agosto último.

Los delitos que les imputan son asociación ilícita, violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad agravada y tormentos agravados.

En el fallo, caratulado como "recursos de habeas corpus a favor de Hugo Ricardo Bustos", también dice que a los imputados les trabaron embargos en bienes propios por 1 millón de pesos a cada uno.

El 23 de abril último, el juez Rago Gallo había citado a declarar a estos seis ex militares. Luego sus abogados presentaron escritos planteando la inimputabilidad de sus clientes. Pero Rago Gallo no hizo lugar a esos pedidos de sobreseimiento o falta de mérito. Y ayer fueron notificados de esa decisión, tanto los defensores como el representante del ministerio público.

Ahora es de esperar que los abogados defensores apelen este fallo del Juzgado Federal Nº 2 de San Juan.

Fuente: Diario de Cuyo
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DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Un abogado amenazó a los jueces y se pidió compulsa para un cura

Un reconocido defensor de represores fue denunciado por el tribunal por posible coacción. Tomaría la defensa de Guevara.

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EN PROBLEMAS. El posible nuevo representante legal de Guevara recibió una compulsa antes de asumir.

Fue una jornada en la que algunos pocos se emocionaron pero la indignación cubrió gran parte del día. Los testimonios de los sacerdotes José Antonio Álvarez y Franco Reverberi causaron más muestras de desaprobación que de felicidad, algo que se agravó mucho más en los últimos cinco minutos del debate, cuando el tribunal hizo un anuncio que dejó perplejos a más de uno. En el medio declararon el hijo del ex gobernador Alberto Martínez Baca, un ex detenido político y un ex policía que también formó parte del Batallón 601 de Inteligencia, por el juicio que se lleva adelante contra el ex teniente coronel Aníbal Guevara, los ex policías Raúl Ruiz Soppe y Juan Roberto Labarta y el ex abogado de la fuerza Raúl Egea Bernal por las desapariciones de Francisco Tripiana, Pascual Sandoval, José Berón y Roberto Osorio.

EL ROL DE A IGLESIA. El primero en declara fue el vocero de la Iglesia en San Rafael, el presbítero José Antonio Álvarez. El sacerdote fue citado por declaraciones hechas a El Sol y que fueron publicadas el viernes 13 de marzo. En ellas, Álvarez aseguró que "hubo autodesaparecidos que después aparecieron" y que la Iglesia sólo ayudó en lo que pudo, ya que dependía de la influencia que podía ejercer o, en algunos casos, ocurría que los supuestos detenidos no existían. No obstante, al mismo momento que se sentó frente a los magistrados del Tribunal Oral Federal 2, se notó en Álvarez su afán de defenderse de sus propias declaraciones. Según explicó el párroco, las frases citadas por este medio sólo forman parte de algunas de las palabras que dijo y que no toda la conversación fue reproducida, tan sólo algunos fragmentos. Sin embargo, Álvarez reconoció haber dicho: "Hubo autodesaparecidos que después aparecieron", y ante la pregunta del Tribunal sobre si conocía algún caso, mencionó el de la magistrada Carmen Argibay, aunque rápidamente fue corregido por el juez Héctor Cortés, quien le explexplicó que Argibay no figuró en ninguna lista de desaparecidos pero que sí estuvo detenida durante la dictadura. El sacerdote también explicó que con su frase se refería a que había personas que figuraban "en las listas y que luego estaban en otros países, en otros lados", al mismo tiempo que el público asistente se indignaba ante esos dichos. Asimismo, el vocero de la diócesis sanrafaelina defendió a los obispos de la época asegurando que estos sabían solamente lo que todo el mundo ya conocía, y afirmó que mientras realizaba sus estudios para convertirse en cura le llegaron comentarios de que había gente detenida a disposición del Ejecutivo, aunque no se acordó quién se lo dijo. En cuanto a sus expresiones reflejadas en el El Sol, afirmó no haber recibido ningún reto de parte de sus superiores y adujo no haber medido sus dichos, "si la palabra no fue feliz, pido disculpas", aseguró Álvarez refiriéndose al uso de "autodesaparecidos". Tras la salida de Álvarez fue el turno de Reverberi, quien se presentó ante el tribunal luego de que cuatro testigos lo ubicaran como capellán militar en uno de los centros de detención durante la dictadura. Reverberi explicó que recién tomó ese cargo en 1980 y que nunca vio un detenido político. Incluso, el sacerdote afirmó que se enteró de que existieron desaparecidos en San Rafael hace diez años, "cuando aparecieron carteles pegados". No obstante, el testimonio de Reverberi no dejó conforme a la querella, que pidió una compulsa penal en contra del sacerdote debido a las menciones que hicieron los testigos sobre sus visitas, al punto tal que uno de ellos, Roberto Flores, aseguró que el párroco entraba y salía de los calabozos e, incluso, estuvo presente en sesiones de torturas.

UN VIEJO CONOCIDO. El otro hecho de gran relevancia durante el debate fue un anuncio hecho por el tribunal cuando la jornada estaba a punto de finalizar. Según explicó el presidente del TOF2, Roberto Burad, a las partes y al público, en la mañana de ayer se presentaron dos personas ante la prosecretaria del tribunal. Uno de ellos se dio a conocer como Eduardo San Emeterio, quien es un abogado reconocido por los clientes a quienes defiende (ver aparte). Dirigiéndose a la funcionaria judicial, le expresó enérgicamente: "Ya se van a enterar, no saben todo lo que voy a poner en el escrito, (Dante) Vega no debe estar sentado como fiscal". La visita de San Emeterio al tribunal fue para anunciar que iba a

¿Quién es?

Apenas pronunciado el nombre de Eduardo San Emeterio por los jueces del tribunal hubo dos tipos de reacciones en la sala. Por un lado, los que no lo conocían preguntaron quién era, y por otro, los que lo habían sentido nombrar se sorprendieron e, incluso, se indignaron. Eduardo San Emeterio, según información que manejan los organismos de derechos humanos, proviene de una familia de militares y suele defender a civiles y efectivos acusados de delitos de lesa humanidad en los juicio que considera como parte de “un plan diabólico y sistemático”. Egresado del Liceo Militar, en 1967 se unió a la SIDE en 1971 y durante la dictadura fue chofer de Otto Paladino, quien estaba a cargo del centro clandestino conocido como Automotores Orletti. En su currículum, según los organismos, se encuentra también que formó parte del Grupo de Tareas 4, que dependía de la Fuerza Aérea y que sería responsable de numerosas desapariciones. Luego volvió a la SIDE y en 1980 dejó su lugar allí para estudiar Derecho en la Universidad de Belgrano. San Emeterio también tuvo denuncias en su contra, ya que en el 2003, según publicó en su momento el periódico El Argentino, fue acusado de usurpación de título.

JUICIO POR DESAPARICIONES

El padre José Álvarez explicó términos vertidos en una entrevista periodística


Padre Álvarez

Ayer se reanudó el debate oral por los delitos de lesa humanidad que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria.

A la silla de los testigos, entre otros, le tocó ocuparla en primer lugar, al padre José Antonio Álvarez, actual capellán de la Policía en el sur provincial.

La presencia del sacerdote fue impulsada por un artículo periodístico publicado por diario El Sol, cuyo autor fue el periodista Daniel Salivares, quien lo tituló "Hubo autodesaparecidos que después aparecieron", citando una de las frases a las que recurrió el religioso durante la entrevista.

Según dio cuenta Álvarez, esa declaración la realizó en base a lo ocurrido con Carmen Argibay, actual integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quien figuró en la lista de desaparecidos elaborada por la CONADEP, pese a que sobrevivió a la dictadura.

Consultado por uno de los integrantes del tribunal, aseguró que "no ocurrió lo mismo en Mendoza" e insistió en que a través de esa frase sólo hacía referencia a Argibay.

Por otra parte, siguiendo en el análisis de la nota periodística, en la misma Álvarez aseguró que "Mendoza era una tierra de descanso", lo cual fue motivo de críticas por parte de los querellantes, quienes fueron los más incisivos a la hora de interrogar al cura.

En referencia a ese concepto de "tierra de descanso", Álvarez argumentó que lo hizo por considerar que "aquí no hubo combates ni operaciones de ese tipo".

Contó que el periodista lo llamó para conocer si el Obispado de San Rafael se pronunciaría sobre las acusaciones vertidas contra la Iglesia por parte de distintos testigos que pasaron con anterioridad por el debate.

En su rol de vocero de la institución religiosa, dijo que no habría comunicado oficial y dijo que el desarrollo de la entrevista lo realizó desde su perspectiva personal, fuera de cualquier vínculo con el Obispado.

Ante las palabras de Álvarez, que criticó la publicación periodística, el presidente del tribunal, Roberto Burad, ordenó la escucha de la grabación de esa entrevista para comparar el escrito y las explicaciones posteriores de Álvarez.

En otro orden de cosas, el sacerdote dijo que en 1976 se encontraba realizando el seminario en Paraná, capital de Entre Ríos y que llegó años más tarde a San Rafael, tras ordenarse como sacerdote en 1982.

Afirmó que conocía mucho a Monseñor Kruk, que en la época que se investiga era obispo de la Diócesis de San Rafael.

También relató, después de ser consultado, que desde el año 1986 en adelante no le tocó recibir consultas sobre desapariciones en nuestro departamento, aunque no descartó que eso pueda haber sucedido años atrás.

Fuente: Diario de San Rafael

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Córdoba -Juicio UP1


Los fusilados vuelven


Los fusilados vuelven, sus siluetas nos interpelan, sus rostros eternizados en su juventud, con sus sonrisas, sus preocupaciones, sus miradas, sus proyectos, nos desafían…Queda en cada uno hacerse cargo o esconderse en la cobardía del "no puedo".

2010-08-24 -

Por Luis Miguel Baronetto (*)

Cuando pensaron que los borraban de la faz de la tierra, cuando creían arrebatarles sus vidas comprometidas, reaparecen en la escena pública, con más fuerza que la soñada. Vuelven en las múltiples presencias, en las memorias de las anécdotas, en relatos vivenciales, de dolores y de alegrías también, aún en medio del infierno.

Así se viven los testimonios en el juicio a los genocidas más importante realizado en Córdoba, que empezó el 2 de julio en este año del Bicentenario. El juicio de la UP1, con Videla, Menéndez y otros 30 torturadores y asesinos imputados por los fusilamientos de los 31 presos políticos entre abril y octubre de 1976. Ellos hablan hoy con nuestra voz.

Sus jóvenes rostros inundan nuestros pechos. Sus siluetas motivan figuras y colores, que contienen plurales símbolos de las luchas de ayer y de hoy. Es cuando en el horizonte se confunde la tierra con el cielo, y en aquel espejismo rebotan las imágenes: corazones de amores truncados, cadenas finalmente quebradas, rostros diferentes contenidos en cada mujer o varón que nos siguen mirando desde aquella juventud inmortalizada en blanco y negro… Soles y estrellas; palomas, cruces y la balanza de la justicia, que tantas veces descorre la venda para inclinarse a favor de los poderosos…

Y así, 31 siluetas que hacen presentes a nuestros fusilados: para terminar, después de 34 años, con las complicidades judiciales.

Presentes… para celebrar la memoria de tantas luchas, de las que ellos dejaron inconclusas, como desafíos del hoy. Pero también de las que siguieron subiendo al escenario de las plazas y de las rutas en tantos reclamos de derechos negados.

Para animar a los que hoy reclaman vivienda o para que no les quiten la tierra que los acunó. Presentes en los discriminados como "negros de mierda", por ser pobres, jóvenes y siempre víctimas del atropello policial. Y en los que no quieren seguir siendo los "peores" y alguna vez conseguir un espacio en esta sociedad que debiera ser de todos.

En cada reclamo de libertad, de justicia, de solidaridad… En ellos y tantos otros ignorados de hoy, aquellos militantes están presentes. Porque ellos lucharon para terminar con las lacras sociales que obstaculizan la justicia, la libertad y la paz.

No eligieron ser víctimas. Preferían seguir siendo "uno más". Ni héroes ni mártires. Gente común, como cualquiera…Pero convencidos que lo que anda mal se puede cambiar.

Por eso asumieron la militancia política. Su compromiso fue en el protagonismo de la lucha, también por el poder político para instaurar una sociedad más justa e igualitaria.

Los victimarios querían víctimas para señalarnos que el poder estaba en sus manos. Podían pisotearnos. La soberbia de los gritos y la crueldad del policía militar Alsina o las arengas del aerotransportado Mones Ruiz nos obligaron a mirarlos de reojo, con la cabeza gacha. Ellos contentos porque "podían".

Hoy están solos, frustrados en sus delirios de salvadores de la patria, acusados de delincuentes, envejecidos en sus finales de asesinos, encerrados en las celdas de la democracia que aborrecen. La memoria viva de nuestros muertos es su peor afrenta, aunque sus corazones hayan quedado congelados en las balas o los garrotazos del 76.

¿Será que la alegría es ahora? ¿O la alegría será la esperanza? …Esa que se construye a cada paso, en cada gestión, en cada esfuerzo compartido con la responsabilidad de no defraudar a los compañeros y compañeras de camino. Tampoco desfallecer, porque sería casi como traicionar.

Es lo que pretendían Alsina, Mones Ruiz, Menéndez, Videla y cada uno y todos los torturadores, verdugos y asesinos, sentados en el lugar de los imputados por tantos crímenes de lesa humanidad.

Los fusilados vuelven cada vez que marcamos, multiplicamos o imprimimos una y miles de imágenes que hablan de lo que somos, de lo que queremos ser (y a veces no nos dejan o no podemos). Pero la esperanza es esa fuerza invisible que atraviesa nuestros "no poderes", para decirnos que no tenemos derechos a mirar para atrás y detenernos.

Porque quedaríamos convertidos en estatuas de sal. Y la sal la necesitamos no en estatuas, sino para energizar nuestra fuerza, como aquel paquete que recibió Moukarzel en el pabellón 8 y le costó el estaqueamiento y la tortura que se llevó su vida.

En esa sal saborizamos nuestro compromiso. Ese que nos sigue empujando con la memoria del Turco, médico de Chacra de la Merced, donde los pobres siguen esperando y luchando por su salud.

Los fusilados vuelven cuando la Universidad despierta y descubre que ellos también recorrieron sus claustros, hicieron asambleas, lucharon por nuevos programas de estudio… en Periodismo, en Historia, en Arquitectura, en Derecho, en Arte…

Y vuelven con nombres y rostros concretos: Zorrilla, Bauducco, Ceballos, Irazusta, Toranzo, Chiavarini, Pucheta, Tati Barberis, Abdón de Maggi y Tramontini con su guitarra …21 de los 31, que esperan encarnarse en los nuevos Centros de Estudiantes, en las Cátedras, en las Escuelas, en los Decanatos…

Porque aquellos proyectos de profesionales al servicio de los empobrecidos todavía es deuda y desafío posible de concretar. Quizás abogados como Vaca Narvaja o médicos como Moukarzel nos indiquen que es posible hacer realidad los proyectos. No se trata de sueños irrealizables.

Proyectos que se hacen carne en el compromiso sincero de los que no se quedan en el discurso, porque sus convicciones los obligan a acompañar cada esfuerzo de organización de los que luchan por sus derechos.
Como los que acompañó Marta en Villa El Libertador, desde su escuelita del tranvía, el centro del alfabetización o la catequesis de la parroquia, para que el agua llegara a todos, el transporte se metiera en las calles sin asfalto de la Villa o se instalara el jardín maternal Evita para que las madres pudiesen trabajar en el servicio doméstico.

Vuelven los fusilados en cada reclamo de los trabajadores. Allí está el Gordo Verón para señalar también la traición de los burócratas bancarios. O Florencio Díaz y Pablo Balustra testimoniando que vale la pena ser sindicalistas, cuando hay fidelidad a los intereses de los representados. Y Bártoli, Barrera, Hubert, García… También vuelven en la política.

Esa militancia tantas veces denigrada, porque los poderosos la quieren para ellos solos, dejándonos que repartamos a los pobres las migajas de sus banquetes en nuestros comedores comunitarios.

El Chicato Mozé, el Alemán Jung, Sgandurra, De Breuil, Fidelman, Páez, Hernández, Funes, Svagussa o Mirta Rosetti de Arquiola vuelven para increparnos por la cobardía de huir de la política, de aceptar el discurso neoliberal de que todo es lo mismo, como en el cambalache de Discépolo y mejor es no meterse en ese barro…

Pero también para afirmar que sin construcción política que dispute el poder del Estado, la política es insabora (sin el paquete de sal que el "común" le pasó por la reja a Moukarzel), no le sirve a los pobres, queda en las teorías que nos distraen y entretienen para alegría y beneficio de los poderosos.

En alguna de las cárceles donde me tuvieron elegí para la tumba de Marta una frase del profeta Isaías: "Tus muertos revivirán y en el país de las sombras, darán luz".

Hace falta que vuelvan para dar luz. No para indicarnos el camino, porque es responsabilidad nuestra encontrar las respuestas a las demandas de hoy. Pero sí para iluminar los pasos, para evitar los tropiezos de las tantas piedras que aparecen aunque a veces no las veamos, para avanzar con firmeza en lo mucho que todavía falta para la dignidad de los más…

Los fusilados vuelven, sus siluetas nos interpelan, sus rostros eternizados en su juventud, con sus sonrisas, sus preocupaciones, sus miradas, sus proyectos, nos desafían…Queda en cada uno hacerse cargo o esconderse en la cobardía del "no puedo".

La segunda mitad del año del Bicentenario, quedará en la historia como el tiempo de la justicia largamente esperada. Tiempo de espera cumplida. Tiempo de justicia….


(*) Director de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba y querellante en la causa UP1.

www.prensared.com.ar

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Juicio UP1

Ex detenido también habló sobre la complicidad de jueces federales durante la dictadura

Se trata del ex preso de la UP1 Héctor Jerónimo López, secuestrado en 1975 y liberado en 1988, quien señaló que los magistrados Zamboni Ledesma (ya fallecido) y Otero Alvarez estaban al tanto de las detenciones ilegales y las torturas. Por otra parte, en su testimonio identifició a Pérez y Alsina por los crímenes de Bauducco y Mourkazel.

El ex preso político Héctor Jerónimo López afirmó hoy que los actos de detención ilegal y de torturas fueron denunciados ante el entonces juez federal, ya fallecido, Adolfo Zamboni Ledesma y el secretario Carlos Otero Alvarez, pero que "se negaban a investigar estas denuncias porque eran cómplices de todas esas prácticas represivas”.

De esta manera continuó hoy el juicio que por delitos de lesa humanidad se desarrolla en esta provincia y que tiene como principales imputados a Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez.

López fue secuestrado el 29 de octubre de 1975 y, luego de pasar por tormentos y torturas en distintos centros de detenciones del país durante 12 años, fue liberado el 17 de febrero de 1988.

Recordó que en 1981 fue notificado por el Juzgado Federal 1, a cargo de Zamboni Ledesma, que había sido condenado a "prisión perpetua” como autor de varios hechos subversivos que previamente lo habían obligado a firmar en una declaración.

Como el caso de los ex presos que hasta el momento testimoniaron, López confirmó los detalles de cuando el cabo Miguel Angel Pérez le dispara en la cara a Raúl `Paco` Bauducco, argumentando que había intentado arrebatarle el arma.

También responsabilizó al teniente Gustavo Adolfo Alsina por el estaqueamiento y muerte del médico santiagueño José "Cacho" Moukarzel.

"Alsina era un torturador y asesino en la cárcel (Unidad Penitenciaria San Martín-UP1), dijo López al graficar la conducta "violenta” del militar que se encuentra entre la treintena de imputados en este proceso de enjuiciamiento.

Durante los primeros días de secuestro López estuvo en el Departamento de Informaciones Policiales (D2) y en ese lugar identificó como torturadores a los policías Miguel Angel `Gato` Gómez, a Calixto Luis `Chato` Flores y a Pedro Raúl Telleldín, incluso que los dos primeros participaron del operativo cuando lo llevan de la casa de su pareja en barrio Alberdi.

López es secuestrado junto a su pareja Liliana Felisa Páez de Rinaldi, quien fue asesinada el 20 de agosto de 1976 junto a Daniel Tramontini mediante una orden de `traslado` dispuesta por el militar Vicente Meli y llevada adelante por un grupo a cargo del también militar Víctor Pino y que luego hacen figurar como "intento de fuga”

En otro de los pasajes de su relato el testigo recordó que en una oportunidad los militares lo trasladan junto a un grupo de presos en un colectivo hacia un descampado: "nos dan la orden de cavar nuestra propia fosa. Nos dan las palas y cuando estábamos cavando viene una contraorden que hasta el momento no sabemos por qué ocurrió”.

Entre el público que hoy asiste a la audiencia oral y pública se encuentran presentes los dirigentes de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Pablo Micheli y Ricardo Peydró, además de la diputada nacional Victoria Donda.

Fuente: Diario La Mañana

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Micheli, de la CTA, presente en el juicio

El dirigente consideró como "muy bueno" que se puedan "juzgar a estos asesinos responsables de crímenes".

Pablo Micheli, secretario Adjunto de la CTA, participó hoy del juicio contra los represores Luciano Benjamín Menéndez y Jorge Rafael Videla.

“Es muy bueno que podamos juzgar a estos asesinos responsables de crímenes y que esten en el banquillo para que todo el pueblo vea que no se puede construir una sociedad en base al terror, al tortura al crimen y quienes han hecho eso tienen que pagar con la cárcel", señaló Micheli.

"Yo fui víctima a través de mis padres, fueron desaparecidos por un tiempo por suerte quedaron vivos pero a partir del golpe de estado fueron perseguidos y evidentemente vive todo eso con dolor y mucha broca e impotencia”, agregó.

Fuente: La Voz del Interior

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