jueves, 16 de agosto de 2012


Denunciaron a Ledesma por amedrentar a testigos y enfrentar a la población

S. S. de Jujuy - Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos de Jujuy,. HIJOS y ex presos políticos, denunciaron este miércoles, que la empresa Ledesma ha puesto en marcha en Libertador General San Martín una campaña infame para amedrentar a testigos, enfrentar a la población y generar un clima de hostilidad en contra los sobrevivientes y testigos claves de la causa Aredez y otros que se ventila en el Tribunal Oral Federal y de la causa Burgos y otros, conocida como La Noche del Apagón que se encuentra en etapa de instrucción.
Los abogados querellantes, ante esta situación, presentaron este miércoles, en el Juzgado Federal Nro 2, habeas corpus para que se proteja la integridad y la libertad de los testigos que viven en Ledesma o que están relacionados con las causas donde se investiga la participación de la empresa.
En tal sentido, aguardan que la justicia emita una disposición que garantice protección jurídica a las personas que están siendo perseguidas y hostigadas, como consecuencia de la estrategia de Ledesma de generar una polarización en la comunidad que lesiona la convivencia y la tranquilidad en esa región.
El abogado querellante Ariel Ruarte explicó que “la idea principal es que se emita una orden genérica indeterminada haciendo conocer a la comunidad en general que está prohibido molestar, amedrentar, acosar, hostigar a las personas”, por el reclamo de verdad y justicia. Destacó el querellante que es fundamental restituir un clima de tranquilidad y puso de relieve que las organizaciones de derechos humanos “no estamos en una caza de brujas, sino que estamos tratando de llegar a la verdad real para que los jueces puedan hacer su trabajo y llevar a las personas que han cometido delitos de lesa humanidad a que cumplan con las penas correspondientes”.
En una conferencia de prensa, Inés Peña, Presidenta de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos de Jujuy junto a Oscar Alfaro de ex presos, Eva Arroyo de HIJOS, los abogados querellantes Paula Alvarez Carrera, Ariel Ruarte, Juan Sivila y diversas organizaciones sociales, sindicales y políticas, repudiaron el accionar de Ledesma y de su Presidente Carlos Pedro Blaquier, por la execrable maniobra de desacreditar y atemorizar a los sobrevivientes de los operativos represivos y enfrentar a la población de Libertador General San Martín, que son claves para los procesos judiciales.
Esta situación se produce en un momento histórico donde la justicia avanza en la determinación de las responsabilidades de los ejecutores y cómplices de las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura y justo cuando además la justicia debe resolver las imputaciones y el procesamiento de Blaquier, solicitado por el Fiscal Ad Hoc de las causas Pablo Pelazzo y los abogados querellantes de las víctimas.
“Estamos preocupados por la ignominiosa campaña de Ledesma en contra de nuestros postulados de memoria, verdad y justicia que sostenemos desde hace 36 años” afirmó Inés Peña y denunció “las estrategias de amedrentamiento y desinformación negando los hechos históricos y la verdad que han resguardado los sobrevivientes”.
Eva Arroyo por su parte, puso de relieve que “la manipulación de la población de Libertador General San Martín se basa en la vieja extorsión de la posibilidad de que los pobladores se queden sin sus fuentes de trabajo” y resaltó que “Ledesma y Blaquier están contrariando a la comunidad y generando la polarización”. Cuestionó Arroyo que “durante estas décadas en las que los organismos de derechos humanos, los sobrevivientes y las víctimas, hemos venido señalando la participación de la empresa en la dictadura, Blaquier no se haya presentando voluntariamente a la justicia”. “No lo hizo porque sabía que no tenía sustento su discurso” afirmó categórica la dirigente y puso en evidencia los artilugios del empresario que ha tratado de eludir la justicia, argumentando razones de salud y la supuesta falta de seguridad en Jujuy.
Pero, sin embargo, “Blaquier hace unos días ha podido llegar a Libertador para dar una conferencia de prensa y hablar con los vecinos. Se trata de una maniobra más para obstruir la justicia” subrayó. “La estrategia que esta usando Ledesma de intimidación, de miedo, de sembrar el terror y el odio en la población de Libertador y Calilegua, se asemeja a la estrategia que usaron en la dictadura” comparó Peña.
Oscar Alfaro, por su parte, aseguró que “la lucha que llevamos adelante los organismos de derechos humanos no dará ni un paso atrás. No vamos a retroceder. Nuestra única herramienta es la verdad y tenemos la fuerza que nos da el anhelo de justicia”.
Finalmente Arroyo en la misma línea, afirmó que “vamos a seguir cueste lo que cueste y Blaquier va a tener que dar explicaciones a la justicia”.
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pieza central de investigación por delitos de lesa humanidad en jujuy

Un testigo clave de la causa Ledesma denunció ataques contra su familia

Hugo Condorí advirtió sobre las amenazas sufridas por su hija. También criticó al Ingenio. "Tendrá que demostrar su inocencia", afirmó.

Luego de las amenazas sufridas por su hija, Hugo Condorí, único sobreviviente de la Comisión Directiva de la Obra Social del Ingenio Ledesma, denunció públicamente el ataque a su familia en una conferencia de prensa en la que también criticó la actitud de la empresa, que dijo ser víctima de una campaña de desprestigio y amenazó con retirarse de Libertador San Martín. 
Condorí estuvo acompañado por Inés Peña, de Madres y Familiares de detenidos desaparecidos de Jujuy, por Eva Arroyo de HIJOS, junto a abogados querellantes integrantes del Movimiento Evita y la Corriente Nacional y Popular 25 de Mayo. 
"Nosotros no estamos contra las fuentes de trabajo ni contra la empresa. La empresa se constituyó por la fuerza de muchos trabajadores. Blaquier tiene un problema con la justicia y tendrá que responder y demostrar su nivel de inocencia”, explicó Condorí. 
En la sede jujeña del INADI, el testigo se refirió a las amenazas contra su hija en la localidad de Libertador San Martín. "Decile a tu viejo que se deje de joder contra Ledesma, que lo vamos a hacer pelota… y a vos también", le dijo un hombre encapuchado desde una moto la semana pasada, unos días después de que Blaquier fuera indagado por primera vez por la justicia en la causa que investiga La Noche del Apagón y el secuestro del ex intendente Luis Arédez.  
Condorí señaló que ya realizaron la denuncia por las amenazas, hecho que relacionó con el clima de "miedo y preocupación" que genera la empresa con sus campañas, y que las autoridades nacionales de protección de testigos y de la Policía Federal ya se comprometieron a mejorar la seguridad en la zona."Lo que hacemos es aportar lo que pasó pero no hay animosidad contra la empresa ni queremos que no haya trabajo, como dicen desde Ledesma. Nosotros tenemos familias en el lugar y vemos que entre gallos y medianoche aparecen mensajes que agradecen a la población su solidaridad y nos tildan de locos", destacó y rechazó las afirmaciones de Blaquier, quien dijo que las denuncias sobre la utilización de camionetas de Ledesma para secuestrar trabajadores y delegados sindicales del Ingenio "son cuentos chinos". 
"No lo hemos inventado nosotros lo de los vehículos, ahora surgieron pruebas de la utilización de camiones en el Escuadrón 20 de Gendarmería de Orán, en Salta. Si son inocentes, que dejen que la justicia actúe. Nosotros no tuvimos oportunidad de hacerlo y pasamos años de cárcel sin saber las razones”, manifestó el ex detenido. Y agregó: "Cada día que pasa me queda más claro que no interesaba nuestra afiliación política, sino el interés económico de la empresa.  Eso es perverso."

Fuente: Tiempo Argentino
 
 
 
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CRISTINA MURIAS, LA HERMANA DE CARLOS, EL CURA ASESINADO EN LA RIOJA

Dos muertes como mensaje a Angelelli

Empieza en La Rioja el juicio por el homicidio de Carlos Murias y Gabriel Longueville, los dos sacerdotes que trabajaban con el obispo Angelelli, quien investigó sus muertes y también fue asesinado.
La sala donde treinta y seis años después de los asesinatos empezará hoy el juicio oral.
 
 
Por Alejandra Dandan
Desde La Rioja
“Para mí lo que pretendieron cuando matan a Carlitos y a Gabriel es darle un mensaje al obispo: un mensaje para que se calle la boca, porque cuando hace la misa de cuerpo presente Angelelli dice: ‘Me pegaron donde más me dolía’”, dice Cristina Murias, la hermana de Carlos, uno de los dos curas mártires de Chamical. “Angelelli hizo la misa. Lloraba a moco tendido, no se preocupaba. ¡Cómo lloraba desde el púlpito! Y decía: ‘¡Donde más me dolía! Porque a Carlitos yo lo conocía desde los 12 años y yo lo ordené!’. Por eso yo creo que empiezan por Carlitos, y aparte porque los tenían a mano.”
Treinta y seis años después empieza el juicio por el asesinato de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, parte de la pastoral del obispo Enrique Angelelli, en una parroquia de Chamical. Los secuestraron el 18 de julio de 1976, los tuvieron en la Base de la Fuerza Aérea del pueblo y arrojaron los cuerpos muertos dos días después con los ojos vendados y marcas brutales de tortura. Angelelli, que había ordenado a Carlos en Buenos Aires, celebró la misa de cuerpo presente. Cinco días más tarde fusilaron a un laico y quince después ejecutaron al obispo en el falso accidente de ruta que la Iglesia siempre ocultó junto con una carpeta con las investigaciones de los crímenes. El juicio empieza en una trampera llena de pedidos y contrapedidos de los dos acusados para que se detenga. Pero finalmente estamos aquí. La persecución a la pastoral y el trabajo de los curas por las tierras con el movimiento campesino será eje del juicio.
–¿Carlos había recibido amenazas?
–El 24 de marzo lo que empezó fueron las detenciones. Dos curas fueron detenidos, pero lo que hacían eran detenerlos en la ruta cuando iban de un lado a otro, les hacían parar el auto. Los tenían cuatro o cinco horas interrogándolos y los dejaban ir. También con las monjas. Después los citaban a la Base. A Carlitos lo citaron en junio, lo sé por él. Lo acompañó otro cura. Le dijeron: “¡Qué cristianismo es el de ustedes! ¡Eso no es cristianismo!”. Entre marzo y junio hubo muchas citaciones. Después vino Augusto Pereyra, lo citan, no va y caen a buscarlo a la casa de una feligresa. Y tiene que ir. Decían que Chamical era un nido de guerrilleros. Ahora yo creo que Carlitos lo presentía.
–¿Por qué?
–Lo vimos en junio (en Córdoba) cuando murió papá. Le dijimos que se cuidara. “No creo que se animen con un obispo”, nos dijo. Cuando vuelve a Chamical, aparece De Tomasso (alguien cuyo nombre está en la causa, ligado a otra escena en la que un comodoro de apellido Bario aparece a comienzos de los ’70 como dueño de una extensión de 68 mil hectáreas en el oeste de Chamical. Carlos, Gabriel y Angelelli trabajaban con los campesinos ahí para intentar alguna organización contra los que querían embaucarlos. Aquel De Tomasso reapareció en Córdoba mientras se llevaban adelante esos trabajos). Un día nos dijo: “¡Díganle a su cuñado que se calle la boca!”. Esa noche fuimos al teléfono de mi mamá. Llamamos a Carlitos y nos dijo: “No vuelvan a llamar a la parroquia, ni me hablen desde lo de mami. No importa, nosotros ya sabemos”. ¡Cómo no iban a saber, si la Base estaba enfrente de la parroquia! O sea, no había que decirles a los militares qué hacían ellos.
–Un día antes del secuestro Carlos dio una misa.
–Cuentan las feligresas que va a dar misa en la parroquia de Santa Bárbara. Y cuando termina la misa dice: “Recen por este cura que está amenazada la vida”. Cuando (uno de los dos acusados del juicio, el ex comisario Domingo Benito) Vera las cita a declarar, le cambian lo que dicen. Vera siempre manejó la causa, desde el primer momento.
–¿Cómo vive este momento?
–Con una terrible ansiedad, con mucha angustia porque en esta provincia somos minoría y esperando que al final salga la verdad. Durante todos estos años he tratado de aportar todo. Pero estoy esperando, esperando que al final el bien triunfe sobre el mal.
–¿La angustia es por lo que usted llama blindaje político de los acusados?
–Yo veo que Vera, oriundo de Chamical y del que todo el mundo sabe que estuvo ahí, porque lo vieron, porque dejó de ir a la Iglesia, nunca estuvo preso en estos 36 años. Tiene parientes en la cámara de Chamical; su abogado los tiene en el superior tribunal, y así. Yo veo que tiene mucho respaldo político. Y la angustia es porque ya en una oportunidad la Justicia provincial hizo un juicio con sólo dos imputados (dos ex convictos); ningún juez encontró conexiones locales, fueron absueltos y terminamos prácticamente con nosotros imputados. Ahora me da miedo de que pase lo mismo, pero me alientan los abogados, la querella de la Secretaría de Derechos Humanos y el fiscal de Córdoba.
Cristina acaba de llegar de Córdoba con su hermana. Revuelve unas carpetas y desde adentro de una bolsa saca dos fotos chiquitas en blanco y negro. El cura Carlos bautiza a uno de sus hijos. Era enero de 1976. En la foto Carlos la abrazó: “A mí me dijeron que ese abrazo me iba a acompañar toda la vida –dice–, así, acá, me lo imagino en el juicio”.
Fuente: Pagina 12
 
 
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Las misas prohibidas de monseñor Angelelli

Las misas del Obispo Angelelli fueron prohibidas a fines de 1971 y hasta junio de 1973. Su palabra, transmitida en las homilías radiales fue silenciada. A 36 años de su asesinato, aún impune, Tiempo latinoamericano recupera esas prédicas paridas desde el compromiso y la acción junto a un pueblo que se organizaba en plena dictadura de Lanusse.
 
 
 
Por Luis Miguel Baronetto*


Son los dos años donde recrudecen los conflictos de los opositores a la pastoral diocesana a favor de los pobres. Las prédicas del Obispo que llegaban a todos los rincones riojanos por LV 14 radio Joaquín V. González, debían ser acalladas porque resultaban no sólo molestas a los oídos de los poderosos y cuestionadoras de las injusticias; sino alentadoras a la participación y a la organización en defensa de la vida, la justicia y la dignidad de los empobrecidos.
Esa palabra episcopal no era inocua, etérea, despegada de las problemáticas cotidianas.

 Arraigada en las necesidades concretas de las que el Obispo se hacía eco para que fueran asumidas por el conjunto de la comunidad en el compromiso de las soluciones, tanto de los ciudadanos como de los gobernantes.

La palabra fue suspendida cuando desembocó en acción organizada, que provocó la reacción violenta de hacendados, latifundistas y otros beneficiarios de aquel desorden establecido sobre las injusticias sociales.

En marzo de 1972 el párroco Aguedo Pucheta, en Famatina, y dos laicos fueron interceptados en su vehículo por una patota del latifundio Huiracocha, que les propinó una feroz paliza. En esa zona y en la casa parroquial de Olta, con el P. Ruiz, se organizaba entonces AOMA, el sindicato de los mineros.

Angelelli dijo: “Abramos los ojos y no nos prestemos a esta indiferencia ni a la explotación de nuestro pueblo. Para comprender mejor el hecho de Famatina, hay que pensar, entre otras cosas, en la ‘carestía de la vida’, en los ‘presos’ que no lo son por ‘delito común, en los torturados, en los perseguidos por ejercer la justicia según las enseñanzas de Jesucristo…Quieren hacernos callar como pastores de nuestro pueblo.” (12 de marzo/1972).

En junio el obispo denunció en la prensa a los servicios de inteligencia con sede en Córdoba que presionaban a los campesinos de Sierra de los Quinteros y Merced la Chimenea para comprarles el ganado a bajo precio y quedarse con sus tierras.

En el norte, el Movimiento Rural Diocesano organizó la cooperativa CODETRAL, que reclamaba la expropiación del latifundio Azzalini, entre Aminga y Anillaco. Los terratenientes de la zona, apoyados por el diario el Sol, que abrió sus páginas ese mismo año, orquestaron difamaciones injuriosas al Obispo Angelelli.

Lo acusaron de comunista y de pretender instalar “granjas rusas como en Cuba”. Cuando la movilización de los campesinos llegó con sus reclamos a la capital riojana, la respuesta del gobierno militar de entonces fue la detención de dos sacerdotes, Enrri Praolini y Antonio Gill, acusados de subversivos. Ante semejante agresión a la pastoral diocesana, el Obispo se instaló otra vez en la Catedral para convocar a un Tinkunaco, que también fue prohibido.
San Nicolás y el Niño Alcalde quedaron cada uno en la puerta de su templo hasta que tuvieran autorización de los dictadores de turno para juntarse con su pueblo, en el tradicional Encuentro, como lo denunció públicamente Mons. Angelelli.

En noviembre un grupo de padres del tradicionalismo católico impidió al obispo presidir las celebraciones del centenario del Colegio regenteado por las religiosas Esclavas del Corazón de Jesús, en disidencia con las orientaciones pastorales diocesanas que estaban inspiradas en la renovación conciliar (1962-1965) y las transformaciones sociales alentadas por los obispos latinoamericanos en Medellín (1968).

1973 fue el año de la lucha por la tierra y las expectativas de liberación. Los campesinos de CODETRAL esperaron que se cumplieran las promesas electorales. Carlos Menem había levantado la consigna por la liberación nacional y social; y “la tierra para quien la trabaja”.
El Obispo acompañó las aspiraciones populares, advirtiendo también que “la verdadera liberación de un pueblo” exige tener un corazón recto, porque no se le puede poner “vestidos nuevos a lo que ya es viejo” (15/julio/1973).

Era un llamado de atención a las autoridades votadas por el pueblo para no traicionar las expectativas populares. Más aún cuando eran evidentes las presiones de los señores feudales acostumbrados a la impunidad, también cubierta por el manto de una religión que prometía el cielo del más allá con el sufrimiento de los pobres en el más acá. Se llegó al extremo cuando los terratenientes de Anillaco y Aminga expulsaron con violencia al Obispo Angelelli y sus acompañantes en las fiestas patronales de San Antonio, el trece de junio de 1973.

Pocos días después destruyeron la casa de las religiosas y la sede de CODETRAL. Fue la violencia que necesitaban implantar para infundir el terror y conseguir que la legislatura rechazara la expropiación del latifundio de Azzalini para la cooperativa.

El conflicto socio económico y político como lo definió Angelelli, que quisieron disfrazar de religioso, con la complicidad del poder político – legislativo con la división del bloque del FREJULI en alianza con los radicales y el gobernador Menem - terminó negando el derecho de los pobres a tener su tierra para el cultivo, la cosecha y la vida. La palabra recuperada de la Misa Radial del Obispo – el 10 de junio de 1973 en la fiesta de Pentecostés - fue para denunciar a los responsables de la violencia y la negación al derecho de los pobres, ratificando la opción fundamental.

“La fidelidad al Señor y al proceso de una liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres de nuestro pueblo, nos seguirán señalando el camino y marcando los objetivos a toda nuestra misión pastoral y de toda la diócesis…Y si en el camino que deberemos seguir recorriendo, difícil y riesgoso pero lleno de esperanzas, se nos señala como Iglesia, con distintos “ismos”, esto no nos apartará del cumplimiento de la misión evangelizadora…” (Misa radial, 10 de junio de 1973).


Los conflictos padecidos que absorbieron las preocupaciones de la diócesis riojana, lejos de producir en el Obispo el efecto de una predicación licuada y descomprometida, afianzaron la reflexión sobre la opción por los pobres y la responsabilidad cristiana de comprometerse con su liberación. Vale la pena hacer esta reflexión cuando celebramos los 40 años de la teología de la liberación.

Porque estas palabras y estas acciones se multiplicaban en muchas otras comunidades de Latinoamérica, al calor del Mensaje de Medellín. Y fue la reflexión sobre Dios y la misión de los cristianos, que se conoció a partir de 1972, después de la publicación del Libro “Teología de la Liberación”, del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, considerado fundador de esta reflexión teológica.

La tierra, el agua y las riquezas profundas del suelo riojano como creaturas de Dios debían alimentar y favorecer la vida en abundancia para todos. Pero el egoísmo de los poderosos persiguió hasta el martirio a los que como Mons. Angelelli, Fray Carlos Murias, el P. Gabriel Longueville, el laico Wenceslao Pedernera y tantas y tantos otros que desde la fe lucharon hasta ofrendar su sangre por la vida, la libertad, la justicia y la fraternidad.

 “La fidelidad de esta Iglesia la defenderé hasta con la sangre”, había dicho el obispo Angelelli. Su martirio quedó sellado el 4 de agosto de 1976, cuando lo asesinaron mediante un atentado que judicialmente fue establecido como “accidente de tránsito provocado intencionalmente”.
Y sus autores mediatos (Jorge Videla, Albano Harguindeguy, Luciano Menéndez, Luis Estrella y Juan Carlos Romero) procesados por el delito de homicidio calificado, con ratificación reciente de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba. Falta el juicio y la condena de los asesinos.
 
 
*Director de la revista Tiempo Latinoamericano, Belgrano 715, Córdoba (TE 0351-4609769 )
 
El Libro “Misas Radiales de Mons. Angelelli” – Tomo III – Años 1972 y 1973, de Ediciones Tiempo Latinoamericano, Julio de 2012, será presentado el   lunes 6 de agosto, a las 20,30, en la Feria del Libro, en la ciudad de La Rioja. En tanto que el jueves 9 de agosto, a las 20, se hará lo propio en el Auditorio de la Universidad Católica, Obispo Trejo 323, ciudad de Córdoba.


 

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La Agencia de Noticias DH, es autonoma y es editada en la Capital Federal desde diciembre 2007




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