jueves, 9 de agosto de 2012


Por videoconferencia y en el marco de una investigación histórica en la provincia de Jujuy

Causa Ledesma: la justicia indagó por primera vez al empresario Carlos Blaquier

El dueño del Ingenio debió declarar por su responsabilidad en la desaparición del ex intendente Luis Arédez y los secuestros de La Noche del Apagón. Negó conocer a Martínez de Hoz y desvinculó a su empresa de la represión.

Apenas 40 minutos duró la declaración de Carlos Pedro Blaquier y, aunque breve, marcó un hito en los juicios contra el Terrorismo de Estado, al sentar por primera vez en el banquillo de los acusados al poderoso presidente del Ingenio Ledesma e indagarlo por su responsabilidad en la causa Arédez y en La Noche del Apagón. Organizaciones sociales y de Derechos Humanos se movilizaron para reclamar castigo a los responsables civiles de la represión. 
El empresario llegó temprano al Consejo de la Magistratura en su tercera citación a indagatoria para evitar a la prensa y a la movilización: cuando el personal de seguridad de Libertad 731 abrió el edificio, Blaquier ya esperaba para ingresar a la videoconferencia acompañado de sus hijos, su médico y su abogado, el ex juez Jorge Valerga Aráoz. Su salida, sin embargo, fue menos ordenada, cuando cerca de las 10:30 intentó esquivar a los fotógrafos cruzando un semáforo en rojo. 
La videoconferencia se inició cinco minutos después de la 9, cuando lo dispuso el juez subrogante Fernando Poviña, quien realizó la indagatoria desde el Juzgado Federal Nº 2 de Jujuy. Mientras que el fiscal ad hoc Pablo Pelazzo estuvo con el imputado en la sala dispuesta por la Unidad de Derechos Humanos del Consejo de la Magistratura. 
Arrancó con la lectura de la acusación, por privación ilegítima de la libertad y tormentos en la causa Arédez, que incluye el secuestro del intendente de Libertador San Martín, Luis Arédez, y el expediente "Burgos", por los 30 casos de secuestros y seis desapariciones de la Noche del Apagón.
A pesar de la gravedad de la acusación, el empresario se retiró en libertad ya que cuenta con una eximición de prisión que el juez aceptó antes de su primera citación a indagatoria. Luego de la declaración, Poviña debería decidir en los próximos diez días si lo procesa por estos hechos, una medida que puede demorarse por algunos pedidos de prueba pendientes de la defensa y la fiscalía.
Durante la audiencia, el empresario se remitió a un escrito que presentaron sus abogados y contestó con un "no" a casi todas las preguntas del fiscal Pelazzo, muchas ya probadas en la causa. Dijo no conocer al ex ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, a pesar de la carta de "profunda admiración" y las fotos que lo confirman. También negó, como afirman testigos, que haya transportado en los vehículos de la empresa a gendarmes o militares e incluso se enojó cuando el fiscal ad hoc le preguntó si el color de los camiones cambiaba según su función: "Cómo voy a recordar eso si yo era el presidente de la empresa, esa no era mi función", respondió ofuscado. 
"¿Recuerda haber hecho gestiones por los trabajadores de su empresa detenidos?", preguntó Pelazzo en relación a la desaparición durante la dictadura de casi todos los dirigentes gremiales de Ledesma. "No recuerdo ninguna", contestó Blaquier sin inmutarse.  
Al salir de la audiencia, su abogado Valerga Aráoz aportó otra negativa sobre su defendido y aseguró: "No hay circunstancias que vinculen a Blaquier con los hechos atroces y aberrantes que ocurrieron en Jujuy."  
Una de sus pocas respuestas positivas fue en relación a la contratación del ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Teodoro Adolfo Álvarez, como gerente de Relaciones Humanos. El entonces brigadier retirado fue reconocido por el testigo Hugo Condorí, único dirigente gremial que sobrevivió, como uno de los representantes en las reuniones con el sindicato y, como poseedor de las listas de empleados de Ledesma, se sospecha que podría haber participado en la señalización de quienes serían luego blanco de la represión.  
Ante muchas de las preguntas Blaquier se remitió a un escrito presentado por su defensa. Allí argumenta que el tránsito de camionetas de la empresa en la Noche del Apagón de Libertador San Martín y Calilegua (entre el 20 y el 23 de julio de 1976) era normal por la temprana actividad en el Ingenio, y consideró que la participación de Ledesma en la represión es parte de un "mito" creado a partir del documental Sol de Noche, producido por Eduardo Aliverti.  «


movilización contra la impunidad
Minutos después del inicio de la indagatoria, los primeros bombos comenzaron a escucharse en la sede del Consejo de la Magistratura. Desde las 9 empezaron a concentrarse sobre la calle Libertad familiares de las víctimas de Jujuy acompañados por la organización barrial Tupac Amaru, el Centro de Acción Popular Olga Márquez de Arédez (CAPOMA), ATE, el Comedor Los Pibes y el Partido Humanista. 
“Había un directorio con nombre y apellido y móviles de la empresa Ledesma que actuaron en consecuencia”, dijo en conferencia de prensa Ricardo Arédez, hijo del intendente desaparecido Luis Arédez, acompañado por Dina Cardozo, sobrina del dirigente minero desaparecido Avelino Bazán y las integrantes de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas y María Adela Antokoletz.
Desde Jujuy, la dirigente de la Tupac Amaru Milagro Sala señaló: "Jujuy dejó de ser capital de la impunidad como la definió el fiscal Jorge Auat. Lo dejó de ser en función de una permanente interpelación a los poderes públicos y en ese objetivo no se va a ceder, dado que la lucha continúa."
Fuente: Tiempo Argentino
 
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Denuncian la desaparición del cartel que ubicaron organismos de DDHH en el Ingenio Ledesma

El diputado Horacio Pietragalla condenó la desaparición del cartel "Ingenio Ledesma, acá se cometieron crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado", colocado el pasado 11 de julio.

El cartel estaba ubicado sobre la ruta nacional 34 en el ingreso al complejo industrial Ledesma, en Libertador San Martín, Jujuy.
"Que lo saquen, lo vamos a volver a colocar cada vez que lo hagan.
Será casualidad que lo quitan justo el día que declara Blaquier? No lo creo. Y la justicia está llegando a todos lados, incluso a aquellos lugares donde jamás lo hubiésemos imaginado" sostuvo el diputado en declaraciones a Télam.
Por su parte, el intendente de Libertador San Martín, Jorge Ale, confirmó que el cartel "fue arrancado. Esta mañana ya no estaba y no se sabe quién pudo haberlo hecho".
El diputado nacional relacionó la desaparición del cartel -de una superficie de 2 x 3 metros- que describe el funcionamiento de la represión ilegal en la zona y la participación de la empresa Ledesma, con la indagatoria a la que fue sometido hoy Carlos Pedro Blaquier, titular de la empresa.
"Hoy declaró Blaquier, y se lo vio bien lúcido, si bien negó todos los hechos, reconoció que un brigadier imputado en la causa trabajó en Ledesma. Así que están pataleando inútilmente" señaló Pietragalla al adelantar que "seguramente colocaremos los tres pilares de cemento, indestructibles, para marcar que Memoria, Verdad y Justicia llegaron para quedarse".
Libertador, como también se le dice a la localidad jujeña, sede del complejo industrial azucarero, está ubicada unos 100 kilómetros al norte de la capital jujeña.
Fuente: telam+
 
 
 
 
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EL DUEñO DEL INGENIO LEDESMA, PEDRO BLAQUIER, FUE INDAGADO AYER POR TORTURAS Y DESAPARICIONES

El zar del azúcar negó toda responsabilidad

Blaquier llegó temprano al edificio de los tribunales para que nadie lo viera, contestó las preguntas del juez y los fiscales, pero rechazó cualquier vinculación con la represión ilegal en Jujuy. Afuera, familiares de las víctimas lo abuchearon.
Pedro Blaquier fue indagado por tormentos a 35 víctimas y homicidio en el caso de seis desaparecidos.
 
Por Alejandra Dandan
“Es un hecho histórico que el poder económico, que fue cómplice de la dictadura, se siente a rendir cuentas ante la Justicia”, resopló como aliviado frente al Consejo de la Magistratura uno de los familiares de las víctimas de la dictadura de Jujuy. Todavía era temprano. La entrada del edificio estaba casi vacía. Pedro Blaquier había logrado esquivar las cámaras, estacionó el auto en la cochera del edificio y subió al tercer piso antes de las ocho de la mañana. Con una escolta abultada compuesta por dos de sus hijos, tres abogados, un jefe de prensa y un médico, el presidente del Ingenio Ledesma finalmente se sentó a ser indagado, conectado en videoconferencia con el despacho del juez federal Fernando Poviña en Jujuy. Después de dos intentos frustrados, exámenes médicos y muchos años de espera de las víctimas, el día llegó. Acaso ésa fue la noticia más importante: el dueño de Ledesma fue indagado por violación de domicilio, privación ilegal de la libertad, tormentos a 35 víctimas y homicidio en el caso de seis desaparecidos de la Noche del Apagón. Blaquier respondió al juez y a los fiscales, negó toda responsabilidad de su empresa con los hechos. Se enojó cuando le preguntaron por el color de las camionetas. Y dijo que no conoció a aquel José Alfredo Martínez de Hoz al que llamó “Querido Joe” en una carta de junio de 1978.
Cuando los bombos comenzaron a sonar y el repiqueteo subía hasta el tercer piso del edificio y se escuchaba en los pasillos, la audiencia iba empezando. En la calle, como pudieron, frenados por el paro de subte, caminando desde Constitución, se concentraron organismos de derechos humanos, la agrupación Capoma y los hombres y mujeres de la Tupac Amaru jujeña, que replicaron en Buenos Aires el escenario que Blaquier intentó evitar con las muchas presentaciones que hicieron sus abogados en el juzgado para pedir que el empresario declare fuera de la provincia.
Hubo vallado. Policías. La cita estaba prevista para las 8.30 de la mañana, pero Blaquier llegó antes. Los hombres del Consejo de la Magistratura dijeron que a las siete de la mañana ya estaba ahí, antes que muchos de ellos. Sus abogados dijeron 8.05. A esa hora entró, sin cámaras presentes ni banderas, metiéndose como un fantasma.
A las nueve se abrió la conexión con Jujuy. Adentro de la sala sólo estuvieron él, dos de sus abogados y el fiscal ad hoc Pablo Pelazzo, que llegó especialmente desde Jujuy. Del otro lado de la pantalla, se sentaron Poviña y el fiscal Domingo Batule. En el pasillo quedaron sus hijos, el médico, un abogado civil de la compañía y el jefe de prensa de Buenos Aires. Un hueco entre el pasillo y los ascensores sirvió de base para cámaras y fotógrafos que esperaron y esperaron para tomar las imágenes. Por ese mismo lugar, de pronto, pasó un changarín arrastrando un carrito cargado con una torre de metro y medio de miles de hojas de expedientes. Esas eran las pruebas. Según información del Consejo, viajaron desde Jujuy como parte del protocolo de la audiencia. Se suponía que iban a mostrárselas al imputado ante alguna de las preguntas, pero no. No hizo falta. Blaquier dijo que no quería ver nada, que de eso en todo caso se encargaban sus abogados.
“No hay ninguna circunstancia que vincule al doctor Blaquier con los hechos atroces y aberrantes que vivió la Argentina”, dijo a la salida su defensor Jorge Valerga Aráoz, a modo de síntesis, sobre un período que curiosamente los abogados mencionan como “aberrantes” y “atroces”, pero en aquella carta al “Querido Joe” Blaquier lo festejaba con aquello de mostrar “su profunda admiración” por la “recuperación de la Argentina”.

Lo que siguió

Dentro de la audiencia, sus respuestas tuvieron un tono parecido. Negó el uso de las camionetas del ingenio para el traslado de prisioneros. Se enojó cuando Pelazzo le preguntó de qué color son las camionetas de la empresa: “¡Cómo voy a saber yo de qué color son los vehículos!”, dicen que dijo. “¡De eso se encargan mis empleados!” Cuando la pregunta que le hicieron fue sobre el control de la luz del pueblo, sus abogados se opusieron. Los fiscales querían saber si, tal como sostiene el expediente, el lugar desde donde se opera la luz del pueblo está adentro del predio. No quién controla la luz ni quiénes eran los dueños de la energía, porque se sabe que no era el ingenio. Le preguntaron por la ubicación física de los controles, convencidos de que si el acceso está en el predio, más allá de quiénes eran los dueños, podían subir o bajar el interruptor. El juez Poviña habilitó la pregunta, dijo: “Responda”.
También le preguntaron por Martínez de Hoz, pero sostuvo que no lo conocía. Le preguntaron por el “señor Harry Steinbreder Jr.”, aquel hombre con el que él mismo dijo haberse reunido en la carta que le escribió al “Querido Joe” en 1978. Pero también dijo que no lo conocía. Sí, en cambio, admitió haber conocido al brigadier Teodoro Alvarez, un hombre de relaciones públicas de Ledesma que, según los testimonios de la causa, llevó adelante negociaciones con los delegados. Por el resto, se remitió al informe que presentaron sus abogados. Según pudo saber este diario, similar al que presentó parte de ese mismo equipo en la indagatoria de Alberto Lemos, el ex administrador del ingenio.
En ese escrito, los defensores discuten los testimonios más importantes de las causas, entre ellos el de Olga Arédez, aquella mujer que empezó con las marchas, esposa de Luis Arédez, que no sólo fue intendente de Ledesma, sino que formó parte del grupo fundador de la obra social del sindicato de obreros del ingenio, la mayoría de los cuales está desaparecido. Una parte de esos argumentos puede verse en estos días pululando en los comunicados que difunde la compañía. En la presentación también cuestionan testimonios de varios sobrevivientes. Dicen que el espíritu es –según una de las fuentes– intentar demostrar que las noches de los apagones no existieron, que las camionetas eran las que a esa hora de las seis de la mañana salían en los recorridos habituales, que todo es parte de un mito, que el mito creció, que se hizo más grande a partir de la difusión del documental Sol de Noche, producido por Eduardo Aliverti.
Cuarenta minutos después del comienzo, la declaración terminó. La secretaria del área de Derechos Humanos del Consejo leyó todo. Los abogados de Blaquier aportaron un informe para pedir la incorporación de nuevos testimonios. Lo mismo hicieron los fiscales: pidieron que se amplíe la prueba con el testimonio de 39 testigos que ya habían sido requeridos por la querella y de otros nuevos. La secretaria terminó con el protocolo. Blaquier firmó los papeles. La transmisión se cerró del otro lado. El empresario del azúcar, en algún momento, preguntó por sus documentos. Se los había pedido sólo para tomarle los datos.
De ahora en más, buena parte de lo que pase queda en manos del juez Poviña. Teóricamente, tiene diez días para decidir si lo procesa o no, pero los tiempos pueden postergarse si acepta las nuevas pruebas.
Un tema pendiente es el pedido de detención. Según Pelazzo, otra persona en su situación después de cumplidos todos los plazos podría quedar detenida. Sobre todo porque uno de los delitos que le imputan –el homicidio– no es excarcelable. Eso puede pasar, pero de momento no sucede. Los abogados de Blaquier pidieron la eximición de prisión para él y para Lemos antes de la primera indagatoria. El juez se las otorgó porque el pedido fue por el fiscal Domingo Batule, el único fiscal que intervenía hasta ese momento en la causa.
Blaquier bajó rapidísimo por uno de los ascensores del edificio. Se fue. Su jefe de prensa y abogado se quedó con las cámaras. Su auto salió por la cochera de Viamonte. Dicen que en la salida cruzó el semáforo de esa esquina en rojo. Alrededor ya estaban los bombos. Las banderas de la Tupac. Y los familiares. Arriba, los abogados declaraban ante las cámaras. Decían que no había “camiones” en la causa. Un periodista de Canal 7 logró preguntarles: ¿Entonces por qué los indagan?” Abajo, la calle cantó el “Como a los nazis...”. Una periodista le dijo a Ricardo Arédez –uno de los hijos de Luis, aquel que había dicho que finalmente llegó la justicia porque el poder económico se sentó a declarar– que los abogados de Blaquier “niegan toda la participación de la firma”. “Por alguna razón estamos nosotros”, dijo Ricardo. “Los hijos de los desaparecidos fuimos testigos y hemos sobrevivido a tantas cosas que nos hizo la empresa Ledesma y estamos aprovechando en este momento el lugar para denunciarlo y buscar la verdad y la justicia.” Las preguntas siguieron. Nora Cortiñas y María Adela Antokoletz, de Madres de Plaza de Mayo, estaban en la calle.
 
 
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Arrancaron el cartel de señalización

El cartel gigante con el que la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación señalizó el Ingenio Ledesma, en la localidad de Libertador General San Martín, como sitio donde se cometieron delitos vinculados con el genocidio, fue arrancado durante la madrugada de ayer. Los dueños de la empresa habían amenazado con iniciar acciones legales contra quienes lo habían colocado. En tanto, desde la secretaría declararon que lo volverán a colocar y agregarán los tres pilotes de cemento que simbolizan la Memoria, la Verdad y la Justicia. En el mismo sentido se pronunció el diputado nacional Horacio Pietragalla –nieto recuperado e impulsor de esta iniciativa de señalización– que había viajado a Jujuy para participar de la colocación del cartel y de la Marcha del Apagón. Este hecho sucedió a pocas horas de una nueva marcha de “apoyo” a la empresa Ledesma, de la que habrían participado intendentes de la zona. “Tarea vana, la atrocidades cometidas por los genocidas y sus cómplices están guardadas en la memoria de nuestro pueblo, y el reclamo de justicia es masivo”, dijo sobre la destrucción del cartel Luis Arédez, uno de los hijos de Luis Arédez, el desaparecido ex intendente de Libertador, y de Olga Márquez, que será homenajeada hoy en la ex ESMA. El cartel era un plotter de dos metros de alto por tres de ancho ubicado sobre la ruta 34 que describía el rol del Ingenio durante la dictadura. “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado”, rezaba. A pocos días de su colocación, había aparecido con agujeros, ataque que preludió lo sucedido ayer y se enmarca en diferentes acciones que denotan el poderío de la familia Blaquier sobre la vida de esa localidad jujeña. La señalización en esa zona había incluido placas en la comisaría 41ª de Calilegua, y en la comisaría 24ª y la sede de Gendarmería de Libertador.

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HUGO CONDORI, EX DIRIGENTE GREMIAL Y TESTIGO EN LA CAUSA AREDEZ

“Eramos un obstáculo”

Estuvo seis meses detenido en el penal de Gorriti. Dice que “los treinta mil habitantes de Libertador saben cuál fue el comportamiento de la empresa durante la última dictadura” y que “la apoyatura de transporte (para los militares) es sólo una parte”.
Hugo Condorí es dirigente del Partido Solidario en la provincia de Jujuy.

Por Adriana Meyer
Hugo Condorí es el único dirigente gremial de la empresa Ledesma que sobrevivió a la dictadura. Era el presidente de la obra social del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del ingenio cuando fue secuestrado, en 1975. Hace pocos días dio su testimonio durante cuatro horas en la causa que investiga la desaparición del ex intendente de Libertador General San Martín, Luis Arédez, con quien había trabajado cuando era asesor de salud del gremio. Junto al vicepresidente de la obra social, el desaparecido Jorge Weisz, ejercían el control del cumplimiento de la Ley de Salubridad, un asunto que considera clave para entender la impunidad con que se manejan los Blaquier desde hace décadas. Condorí –que aún no se jubiló, está casado, tiene seis hijos, 25 nietos y dos bisnietos– hoy lucha por conseguir una indemnización desde la Asociación de Ex Presos Políticos. Y planea impulsar candidaturas para las próximas elecciones desde el Partido Solidario, que preside a nivel provincial. “Hubo 30 mil desaparecidos que querían un país mejor, que soñaban con un proyecto de independencia económica; hoy está cambiando el país grande, que es América latina, por eso trato de ser un orientador y facilitador con los jóvenes”, dice.
El Colla, como lo llaman, vende productos argentinos en la zona de la frontera con Bolivia, pero ahora no puede viajar porque le pusieron custodia, luego del intento de secuestro de uno de sus nietos, el 16 de junio, cuando salía del colegio. “Se estaba escapando y él gritaba y pataleaba, pero Dios le hizo una zancadilla al secuestrador y cuando se cayó, la criatura salió corriendo”, describe. “Le costó superarlo, ahora sólo duerme si está con la madre”, agrega. Pidió una investigación profunda sobre este incidente, que sucedió apenas comenzaban a reactivarse las causas por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en Jujuy. Pero sólo se hizo una cámara Gesell que determinó que el niño no fabuló.
Tras su secuestro, Condorí estuvo seis meses detenido en el penal de Gorriti, donde también estaba alojado Arédez y otros sindicalistas y empleados del ingenio. Ante las preguntas de la querella y la defensa de Blaquier, recordó el relato que le había hecho el ex intendente de Ledesma sobre su primer secuestro, el 24 de marzo de 1976. “Habían ido a su casa a las 3 de la mañana, en un vehículo de Ledesma, y con un chofer, Juan de la Cruz Kairuz, que era policía y empleado de los Blaquier como director técnico del Club Atlético Ledesma”, dice.
“La Ley de Servicio Médico Asistencial obligaba a todas las empresas a cubrir a sus trabajadores, y otra ley les exigía otorgarles una vivienda. Teníamos que controlar el cumplimiento de las dos normas”, dice respecto del rol del sindicato. Arédez había sido cesanteado de Ledesma porque no lo autorizaban a ampliar un vademécum de sólo doce medicamentos. “Para los Blaquier no había que darles otros remedios, y menos si eran caros, porque entendían que los obreros se hacían los enfermos para no ir a trabajar, entonces lo acusaron de tener una actitud demagógica con el personal. Pero Arédez decía que había jurado preservar la vida de sus pacientes, decía que era hijo de obreros y conocía la ley que les daba derecho a la salud”, explica Condorí. “En esa época Ledesma tenía más de 18 mil trabajadores, entre zafreros, transitorios y permanentes, pero jamás hubo 18 mil casas.” Y vuelve a su propia historia. “En 1975 nos intervinieron el sindicato, y caímos unos 30. Sacaron del hospital a mi papá recién operado para exigirle que me entregara. Mi madre fue a la comisaría a rogarle al comisario que no me siguieran torturando. Me liberaron si prometía irme, y me fui a San Salvador, donde aún vivo.”
Sobre la campaña mediática de Ledesma en la que desmiente las acusaciones sobre su responsabilidad en los secuestros de la Noche del Apagón y de Arédez, Condorí responde que “esto no es un problema de los Arédez o los Condorí, los 30 mil habitantes de Libertador saben cuál fue el comportamiento de la empresa. La apoyatura de transporte es sólo una parte, es lo mismo que se dijo en la causa de El Aguilar, a gendarmes, militares y policías les daban comida y alojamiento en un hotel que era de su propiedad. Ahí también dormían los inspectores del Ministerio de Trabajo cuando venían por nuestras denuncias, se imagina qué iban a controlar después. Los sindicalistas, y personas como Arédez, éramos un obstáculo para la empresa. El incumplimiento de esas leyes que mencioné implicaba que se quedaban con el 12,5 por ciento del salario del trabajador, que formaba parte del precio primario del azúcar, que era uniforme y autorizado por el gobierno. Ellos daban algo de esos servicios, pero no gastaban más del 2 o 3 por ciento, el resto iba a sus bolsillos, un fangote de dinero”, dice. “Nuestra detención fue pagada con los mismos bonos que la empresa compra para pagar los impuestos o retenciones de IVA. No sólo nos amasijaron a palos, sino que hicieron negocio con nosotros, en la época de Menem. Por eso hoy pedimos un resarcimiento, hay un proyecto de ley para ampliar a todo el país el que se otorga en Buenos Aires. Fuimos perseguidos, nos tuvieron que mantener hijos y nietos porque cuando pudimos volver a trabajar ya estábamos viejos. Llevamos en el cuerpo las huellas de la tortura y los recuerdos espeluznantes de los padecimientos de tantos compañeros, podemos hablar sobre justicia y reparación”, resume.
–El incidente con su nieto, luego el del auto de Blaquier, ahora la campaña de miedo respecto de abandonar el pueblo, ¿es la forma en que Ledesma da batalla para impedir el cambio que empezó a darse?
–Son las mismas prácticas que antes, según los habitantes del lugar, se iría a Brasil porque nosotros la estamos atacando para destruirla, y con la desocupación que hay, la gente se desespera, ahí casi todos dependen de la empresa. Hoy el clima es de intranquilidad. Y el día que fue al juzgado yo estaba, lo de los golpes fue una cuestión armada, el juez vio con claridad lo que ocurrió. Esperamos 36 años, una lucha permanente de gente que se va muriendo con la esperanza de que les digan dónde está su hijo, su nieto o su marido. No vamos a ir ahora a apedrearle el auto, es carente de toda lógica. Pero alguien que guarda documentos que lo vinculan con terribles delitos se maneja con esta impunidad, pensó que nunca lo iban a tocar. El anterior juez pedía que le hicieran una cárcel para avanzar en estas causas, una tomada de pelo. Ahora con (el fiscal Jorge) Auat, y los organismos estamos en otra realidad. Pero para consolidarla necesitamos que toda la sociedad comprenda que ellos fueron parte de la destrucción del país, el apoyo político y garantías por parte del Estado nacional y provincial para que la gente vea que la Justicia funciona y nadie puede quedar excluido.
–¿Cuál cree que es el clima dentro de la fábrica ante la situación judicial que atraviesa el patrón?
–Hay un cambio, que incluso se refleja en la nueva conducción del sindicato. Hay expectativa y por supuesto que algún miedo deben tener. Pero si prevalece la justicia vamos a estar todos tranquilos.
Fuente: Pagina 12
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Milagro Sala: "Jujuy marca el camino de la justicia a los empresarios"

Milagro Sala, líder de la Tupac Amaru, sostuvo este miércoles que "Jujuy marca el camino de la justicia a los empresarios", tras la indagatoria al dueño del Ingenio Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, quien respondió sobre el involucramiento de la azucarera en crímenes de lesa humanidad en Calilegua y Libertador San Martín en julio de 1976.
A través de una videoconferencia entre el Consejo de la Magistratura porteña y el Juzgado Federal Número 2 donde se encontraba el juez Fernando Poviña, Blaquier finalmente y tras dos intentos fallidos, respondió este miércoles a la mañana sobre la acusación hacia la empresa Ledesma por su colaboración con el secuestro de personas en los mencionados pueblos del norte jujeño.

"Jujuy dejó de ser capital de la impunidad como la definió el fiscal general Jorge Auat. Lo dejó de ser en función de una permanente interpelación a los poderes públicos y en ese objetivo no se va a ceder, dado que la lucha continúa", dijo Sala, referente de la Tupac Amaru y de la Red de Organizaciones Sociales de la provincia de Jujuy.

Ambas organizaciones acompañaron a los organismos de derechos humanos en la lucha por la apertura de las causas por delitos de lesa humanidad en la provincia y este miércoles a la mañana, la Tupac se movilizó al Consejo de la Magistratura local.

Los abogados de Blaquier presentaron, previo a la indagatoria, un pedido de eximición de prisión y, según fuentes de las querellas "negó prácticamente todas las imputaciones aunque reconoció que un integrante de lo que fueron las fuerzas represivas del Estado, el brigadier Teodoro Alvarez, fue nombrado por Arrieta en la empresa como gerente de Recursos Humanos y que él lo conocía".

Ricardo Arédez, hijo del intendente detenido y desaparecido Luis Aredez, rechazó el argumento del abogado defensor de Blaquier, Jorge Valerga Aráoz, quien insistió que "no hay ningún elemento que ponga al empresario como sospechoso o imputado en la desaparición de personas" durante la indagatoria y en posicionamientos públicos.

"Acá estamos nosotros, los que sobrevivimos, los que vinimos a dar testimonio" dijo Arédez en diálogo con Télam y remarcó que el momento actual, en el que un empresario de la importancia de Blaquier está sentado en el banquillo de los acusados es algo que "nunca imaginamos que podía pasar".

"Hay frases en la vida que quedan grabadas, una de esas es la que dijo Néstor Kirchner a mi madre Olga Márquez de Aredez el 10 de diciembre del 2004 cuando le entregó en el Salon Blanco de la Casa Rosada un premio nacional por los derechos humanos `la justicia va llegando, sin odios ni rencores y por la constitución´", recordó.

Añadió emocionado "esas palabras me quedaron muy adentro. Parece que así está siendo, que llega la justicia y la verdad que es lo que queremos".

Los familiares de Arédez piden además que la justicia cite a declarar al actual vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Federico Nicholson, a Oscar Henry Peverilli, ambos integrantes del directorio de Ledesma durante la dictadura y a  Nelly Arreita de Blaquier como dueña del ingenio.
Fuente: Telam
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