martes, 16 de julio de 2013

Denunció amenazas Alberto Calvo, sobreviviente del circuito represivo de Zarate-Campana. "Fue para intimidar"





Alberto calvo es sobreviviente del circuito represivo de zárate-campana
Testigo de un juicio de lesa humanidad denunció amenazas

 "Fue para intimidar", aseguró. Dos hombres ingresaron a su casa, lo golpearon y no le robaron. Acusó a personal de fuerzas de seguridad.

Por: 
G. A.

 Alberto Calvo, sobreviviente del circuito represivo de Zárate Campana en la última dictadura, denunciará hoy por la mañana el ataque que sufrió el jueves pasado en su casa de Zárate y que vincula con su participación como testigo y querellante en el juicio oral por la megacausa Campo de Mayo.
"Todo lo que hicieron fue para intimidar. No robaron, no me golpearon mucho, sólo me intimidaron. El mensaje que me dieron, sin decirlo, es que mejor que me quede callado porque pueden estar dentro de mi casa a cualquier hora y hacer conmigo lo que quieran", describió Calvo en diálogo con Tiempo Argentino.
Calvo es testigo y querellante en el juicio por los crímenes de lesa humanidad en el circuito represivo Zárate-Campana, en el marco de la megacausa Campo de Mayo, donde es juzgado el ex jefe del Instituto Militar, Santiago Omar Riveros.
El jueves pasado, a las 12:30, dos personas desconocidas con armas largas entraron a su casa y a la de su madre, los redujeron, destrozaron la vivienda y los mantuvieron cautivos durante media hora sin robarles el dinero que descubrieron allí. Calvo no dudó en identificar que se trató de personas de la Marina o Prefectura, dos fuerzas con mucha presencia en la zona portuaria de Zárate, y que intentan intimidarlo.
"Estaba almorzando, me tomó de sorpresa y de atrás. No alcancé a verlo. Abrió la puerta y entró de forma rápida. Me tomó del cuello, me puso de boca al piso y me redujo de una manera digna de un tipo muy experto. Era un hombre de 33 años, medía 1,85 metros, de cabello rubio corto. Después veo que eran dos, iban bien vestidos, con zapatos de cuero negro, como los que usan la Marina o Prefectura en Zárate", detalló.
Mientras una de las personas ingresaba a su domicilio, la otra hizo lo mismo en la casa de su madre, ubicada frente a la suya en el mismo terreno, y la maniataba para luego unirse a su compañero en casa de Calvo.
"Se colocaron guantes de látex para no dejar huellas y me gritaron '¿Adonde está el dinero?' A los pocos segundos me di cuenta que no era un robo porque les dije tenía plata en el bolsillo, unos 500 pesos, uno de ellos me tanteó pero no me lo sacó. En la casa de mi madre también encontraron dinero y no lo robaron", contó. "Me exigían que me quedara quieto –relató– y cuando intentaba levantarme uno me apoyaba el pie o me daba una patada no muy fuerte."
Cuando se dio cuenta que no se trataba de un robo, Calvo comenzó a hacerles preguntas para obtener alguna información. "Le dije que era enfermo cardíaco y que necesitaba una pastilla sino me iba a infartar. Era mentira, pero me alcanzó el pastillero y le pedí agua. El tipo tiró la media copa de vino sobre la mesa, la enjuagó y me la alcanzó con agua", manifestó.
Las dos personas se fueron cuando su madre logró desatarse, encerrarse en una habitación y llamar a la policía. Al día siguiente, fue a la Fiscalía Nº 1 de Zárate con sus abogados y el director de Derechos Humanos de la localidad, Juan Manuel Aolita, para realizar la denuncia.
Hoy por la mañana hará lo mismo en el juzgado de Instrucción 5 de San Martín para además reclamar el ingreso al sistema de protección de testigos y pedir que se dejen de demorar y fragmentar las causas por los crímenes en Campo de Mayo, ya que eso pone en peligro la seguridad de testigos y sobrevivientes.
"Era muy fácil comprender el mensaje. No tengo la menor duda que fue un acto de intimidación, amedrentamiento y demostración de poder e impunidad", aseguró Calvo. «


Fuente: Tiempo Argentino


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