Salta: En los libros del Hospital Militar "existía la presunción de que podría haber información sobre nacimientos producidos en la dictadura" por eso no lo querian preservar reveló militar

Testigo describió la persistencia de la mentalidad represora en el Ejército 

Por Elena Corvalan

El capitán Silvio Manino Leal explicó ayer que tuvo que romper la cadena de comando para salvar los libros de guardia del Hospital Militar Salta porque “quienes estaban arriba no tenían ningún interés en preservarlos, y existía la presunción de que en esos libros podría haber información” sobre nacimientos producidos durante los años del terrorismo de Estado.

 Manino Leal fue el último en declarar en el juicio en contra del ex teniente coronel Juan Manuel Gestoso Presas, ex jefe de la Compañía Inteligencia 5, y el ex coronel y ex director del Hospital, Carlos Fernando Tozzeto Arias, quienes están acusados, respectivamente, por tentativa de destrucción de documentos destinados a servir como prueba e incumplimiento de los deberes.

 En mayo de 2008 Manino Leal revistaba en la Compañía de Inteligencia 5 en esta ciudad. El día 15 su jefe le ordenó destruir dos libros del Hospital Militar con registros de las salas de Maternidad y de Suboficiales desde principios de 1975 hasta mediados de 1990. Pero el capitán decidió preservarlos y los escondió hasta que pudo entregarlos al Ministerio de Defensa de la Nación y se inició este proceso. “¿Por qué no siguió la cadena de comando?”, lo interrogó el defensor oficial Oscar Tomás del Campo, que asiste a Gestoso Presas. El testigo amplió: “Gestoso Presas evidentemente pensaba que lo que se hizo en la dictadura estaba bien, y lo decía asiduamente. (…) Yo no pienso así y lo manifesté ante otros militares”, sostuvo. Añadió, entregando copias, que el jefe, que comentaba que visitaba a un represor condenado, solía mandar correos electrónicos con mensajes injuriantes sobre la ministra de Defensa, Nilda Garré, y enviaba también las notas que publicaba Vicente Massot, director del diario La Nueva Provincia que está acusado de haber participado de delitos de lesa humanidad. Al Tozzeto Arias casi no lo conocía pero sabía que era buen amigo de Gestoso Presas y ambos cultivaban la amistad del ex jefe de Inteligencia, el general César Adolfo Montero, investigado por una tentativa de fraude millonaria contra el Estado Nacional y separado de su cargo en 2008 luego de que se supiera que había hackeado cuentas de correos-e y había realizado escuchas ilegales.

 El segundo comandante de la V Brigada de Montaña, en Salta, era el coronel Gustavo Trimarco, que reivindicaba el terrorismo estatal y cuyo padre, Juan Carlos Ricardo Trimarco, fue acusado por crímenes cometidos en la jurisdicción del Segundo Cuerpo del Ejército y es considerado el máximo responsable de violaciones a los derechos humanos en Entre Ríos. El jefe de la V Brigada era el general Horacio Piazza, “sumamente despectivo” en su trato con los subordinados, propio “de un Ejército que queremos olvidar” y no era precisamente un crítico de las acciones de la dictadura. “Cuando decidí preservar los libros, imaginé todo lo que podía pasar, con mi familia, con el Ejército”, contó Manino Leal. Igual, al principio pensaba entregar los libros y permanecer en el anonimato, para preservar su carrera, hasta que se dio cuenta de que eso era imposible. Y entonces optó por el retiro. Días después viajó a Buenos Aires: había decidido ir directamente al Estado Mayor, aun sabiendo que una vez ahí, era solo cuestión de tiempo que Gestoso Presas se enterara de que estaba salteando la línea de mando. Sus previsiones se cumplieron y cuando todavía esperaba ser atendido, comenzó a recibir llamadas y mensajes de su jefe. Finalmente, por otra vía, pudo llegar a la ministra Garré, entregó los libros y se le otorgó una custodia para su familia.El debate continuará el 25 de marzo, con los últimos testimonios. 

Fuente: Agencia de Noticias DDHH.

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